Mientras Alexandra Fuentes le acomoda el tambor a su primogénito Adrián, David Bernier ayuda a la pequeña Miranda a cambiarle el pañal a “Lula”, una muñeca que ya es parte de la familia.

Al unísono la animadora cuida por que “marido”, como comúnmente llama a su esposo, sus hijos y los espacios de su hogar estén impecables para las fotos. El designado secretario de Estado no pierde oportunidad de echarle un ojo a su teléfono celular y comentar sobre la apretada agenda que tiene ante sí.

Todo transcurre en un ambiente espontáneo, genuino, sin el formalismo que sugiere ser la “segunda” familia del país, luego que David Bernier aceptara ser el secretario de Estado del nuevo gobierno de Puerto Rico.

Saben que este reto conllevará hacer ajustes en su cotidianidad, pero eso parece que no los asusta demasiado. Llevan tiempo entrenándose.

“En el caso mío, que entro tan temprano a trabajar, el apoyo de él ha sido fundamental para poder hacer el trabajo de radio que hago con Raymond (Arrieta) en Fidelity (95.7 FM). Y pues, David se adiestró excelente: aprendió a hacer cremas, a hacer sandwichitos, a hacer huevos fritos, hace pancakes...”, comparte la cidreña, quien ha tenido mucho que ver en ese entrenamiento.

Cuenta el ex presidente del Comité Olímpico que su esposa le prepara “una receta” todas las noches con todo lo que necesitan los niños hasta llevarlos al cuido. Eso incluye amarrarle en uno de sus brazos los moños que le pondrá a Miranda. “Una de las resoluciones de año nuevo es aprender a hacerle los moñitos”, anticipa el dentista, oriundo de Patillas.

“A mí me gustan muchas cosas de Alexandra, pero tengo que distinguir su rol de madre. Es una madre espectacular y es mamá primero y luego lo que sobra, tanto como esposa y como profesional, y eso a mí me encanta porque lo más importante para mí son mis hijos. Ese rol de madre lo ejerce de forma cabal y, de igual forma, la solidaridad incluida es fundamental, porque tan importante como que ella disfrute su trabajo, ejerza a cabalidad las cosas que le apasionan, es que yo lo haga y en ese sentido soy solidario con ella, porque me gusta que sea feliz y ella lo es conmigo. Eso requiere sacrificios de los dos sin descuidar ni por un segundo lo medular en nuestro hogar, que son nuestros hijos”, establece David mientras Miranda se duerme en los brazos de la madre.

Adrián, a sus cuatro años, presenta el físico de su madre y el carácter del padre. Miranda –de dos años–, por su parte, es una copia de su papá con la intensidad de la personalidad de su madre, quien en algún momento soñó con tener tres hijos. “Siempre tuve la idea de tener tres niños, pero cuando tuve a Adrián bajó a dos, y cuando tuve a Miranda confirmé que eran dos; si es por David, tendríamos cuatro”, dice la presentadora, a lo que él remata: “La puerta está abierta”.

Café de estado

Cuando el gobernador electo, Alejandro García Padilla, le ofreció la Secretaría de Estado, David tuvo un diálogo, entre muchos cafés, con quien es su esposa desde hace cinco años.

“Cuando era universitario y andaba con una mochila soñando, las decisiones eran más fáciles porque afectaban a uno nada más; ahora afectan a mi familia y es natural que el rigor con que uno evalúa las decisiones sea mayor, pero las oportunidades surgen y no hay mucho tiempo”, afirma el ejecutivo.

“Estoy seguro de que mis hijos, más adelante, si es que se van afectar algo –que voy a tratar que sea lo mínimo– puedan sentirse orgullosos de que su papá, de una forma u otra, ayudó a que el país fuera mejor y eso es lo que le da la fuerza a uno, porque de otra forma uno no quisiera nunca despegarse de sus hijos”, sostiene.

Para Alexandra, la estabilidad de su familia es también su prioridad, aunque no por ello tenga que renunciar a su carrera. “Siempre voy a estar disponible para que mi familia no se afecte en nada. Lo primero en mi vida es mi familia y estoy clara con eso. Lo que sí es que voy tratar de llevar mi vida lo más normal posible, como lo he hecho hasta ahora. Si en algún momento veo que hay que hacer algún ajuste, son cosas que se considerarían en su momento, pero si mi familia me necesita en un 100 por ciento, allí voy a estar. Y para mí es bien importante ahora que David decidió dedicarse al país desde el Departamento de Estado, que sepa que tiene el apoyo de su esposa, de su familia, para que él pueda hacer su trabajo”, apunta la conductora de Dando candela (Telemundo).

La sencillez de los Bernier Fuentes aflora hasta en la manera que disfrutan la Navidad. Ambos se gozan las fiestas en la zona metropolitana, y quizás ahora más, cuando en Adrián comienza la ilusión. Pero no siempre es así, especialmente por los pasteles de la mamá de David.

“Con el respeto a las Navidades metropolitanas, ninguno como las Navidades del campo, así que a la mínima provocación estamos en Cidra o en Patillas, porque allá todavía el trovador se escucha sin que haya que organizar una fiesta y en ese sentido, los que crecimos en esas Navidades, nos disfrutamos las metropolitanas, pero a la mínima provocación, arrancamos para allá”, revela el amante del café negro.

Para el 2013 las resoluciones de esta simpática familia se concentran en ser felices.

“Afortunadamente, esto ha sido una familia que amo, que adoro, que estamos bien de salud, que nos complementamos David y yo excelentemente, que tenemos dos hijos por los que nos levantamos todos los días y luchar por ser mejores seres humanos, mejores padres, y yo seguir siendo la buena esposa que David dice que soy”, concluye Alexandra.

Ella es “fashion” y él no

Si hay un punto en el que Alexandra Fuentes y David Bernier no se cruzan es en sus gustos por la ropa. Ella lo quisiera un poco más fashion sin rayar en lo metrosexual, pero él prefiere las guayaberas que lució durante su mandato en el Comité Olímpico.

Estas diferencias, lejos de un conflicto, son un relajo para ellos. “Él es un hombre de 35 años con un clóset de uno de 60”, bromeó la animadora.

Una anécdota que comparte el nuevo secretario de Estado involucra al gobernador electo Alejandro García Padilla.

Contó que le comunicó a García  Padilla  un martes que aceptaría la posición que le ofrecía, entonces el nuevo gobernador quiso anunciarlo de inmediato, al día siguiente. Pero Bernier lo detuvo, pues no tenía un gabán planchado en su clóset. Así vacilaron con que García Padilla le prestaría el gabán sobre el que se le posó una mosca en una conferencia de prensa.

En fin, Bernier tiene otro reto: llenar su armario de chaquetas tipo hombre de Estado.