Sin proponérselo, Zuleyka Rivera ha iniciado un debate público acerca de la importancia de la acción rápida de la Policía al atender casos de violencia de género y crímenes de odio en su natal Puerto Rico, una isla acuciada por esos males sociales.

La presencia de cinco agentes estatales en una actividad de la actriz puertorriqueña el pasado domingo provocó que los activistas de los derechos humanos Adriana Alonso Calderón y Pedro Julio Serrano reaccionaran haciendo un llamado al superintendente de la Policía, Héctor Pesquera, para que recuerde las prioridades de ese cuerpo.

El correcorre propio de la Noche de San Juan fue el motivo que ofreció Pesquera para justificar el despliegue de los agentes en Montehiedra Town Center, en Río Piedras, durante el desfile final del Fashion Icons Camp, dirigido por la Miss Universe 2006 boricua y su colega Uma Blasini a jóvenes de cuatro a 27 años.

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A través de su oficial de prensa, Michelle Franco, el súper indicó que la movilización de cuatro agentes y un supervisor al área del food court, donde ocurrió la actividad, se debió a una “movilización especial que se hace normalmente como parte de los preparativos para esa fecha”.

De esa manera, Pesquera negó que se le haya ofrecido una escolta particular a Zuleyka, a pesar de que en el evento se pudo observar a los cinco policías unirse a los dos guardias privados de ese centro comercial para, entre los siete, formar un cerco alrededor de esta modelo y empresaria y así impedir que los reporteros le hicieran preguntas o le tomaran fotos de cerca. La actriz también fue sostenida del brazo en todo momento por la investigadora privada Miriam Polo.

Esta dinámica se dio luego que los periodistas fueran invitados formalmente a la graduación de las 150 alumnas del campamento. De hecho, los guardias le permitieron a Zuleyka tomarse fotos y compartir con sus alumnas solamente, mientras que a Uma Blasini la dejaron responder sin problemas a los llamados de los reporteros.

“Estaban asignados al centro comercial como parte de la Noche de San Juan. Es algo normal. Aquí se hizo un plan de trabajo por la Noche de San Juan y se asignó personas a trabajar al centro comercial. No se le dio fuerza a nadie ni se asignó una escolta. Se hizo un plan para el centro comercial”, enfatizó Michelle Franco a preguntas de Primera Hora.

Cuando este diario le inquirió por qué los agentes se concentraron en el área del food court –y específicamente cerca de Zuleyka–, Franco dijo que esa determinación le toca al supervisor y que, si ocurrió de esa manera, sus razones tendría “ante la cantidad de gente en el lugar”. Sin embargo, no pudo precisar el nombre de la persona a cargo del operativo e insistió en que este no estaría autorizado para ofrecer declaraciones oficiales.

“Estaban haciendo su trabajo normal. Qué específicamente estaban haciendo, esa información no la puedo dar”, determinó al confirmar que, en efecto, la cantidad que se asigna a Montehiedra todos los 23 de junio de cada año es de “cuatro agentes y un supervisor”.

Leysa Vega, directora de mercadeo del centro comercial, señaló que tanto los trabajadores de seguridad como los de la administración no se expresarían sobre el protocolo que siguieron ayer.

“No ofrecemos declaraciones a la prensa de ningún tipo con respecto a ningún asunto. Esa es nuestra política”, sostuvo Vega.

Para Adriana Alonso Calderón, coordinadora educativa de la organización Paz para la Mujer, esta es una oportunidad para “recordarle al superintendente las prioridades de la Policía”.

“Considerando los casos de violencia de género que han ido en aumento en las últimas semanas, creemos pertinente hacerle un recordatorio a la Policía del deber que tiene en ley de proveer ayuda y seguridad a todas las personas que la soliciten, sobre todo, a las víctimas de violencia doméstica, que tanto lo necesitan”, expresó Alonso Calderón.

“La Policía tiene que hacer las diligencias necesarias para que las víctimas reciban los servicios y la vigilancia que necesitan”, añadió.

La activista contrastó la disposición de los agentes al rodear a Zuleyka con la inacción de ese cuerpo para atender la orden de protección que cobijaba a Madeline Torres Soto, de 39 años, cuando fue ultimada por su ex pareja, Víctor Vázquez Guzmán, precisamente en la tarde del domingo en el residencial Manuel A. Pérez, en San Juan.

Por su parte, Pedro Julio Serrano manifestó indignación porque a él se le ha denegado una escolta policiaca mientras se investigan varias amenazas de muerte en su contra.

“En múltiples ocasiones me comuniqué con la Superintendencia y con el mismo superintendente para pedirle una escolta. Yo tenía razones válidas porque soy una figura pública haciendo una función pública, que no es para fines privados, sino para educar a un pueblo”, estableció el portavoz de la entidad Puerto Rico para Tod@s.

“Me parece insólito que a una persona que está claramente en una actividad privada, que no tiene un fin público, se le brinde esta protección cuando a mí se me negó”, agregó Serrano.

El activista no se cree las razones que ofreció Pesquera para explicar el porqué de la presencia de los cinco agentes. “¿La Noche de San Juan? Por favor, no somos ilusos. Es preocupante que tengamos agentes para esto, conociendo el nivel de criminalidad y hostilidad que hay en Puerto Rico, sobre todo, hacia la comunidad lésbica, gay, bisexual, transexual y transgénero (LGBTT)”, sentenció Pedro Julio.