A sus 82 años de edad, el mayor anhelo de Axel Anderson es mantenerse lúcido para seguir haciendo lo que lo mantiene vivo: actuar.

“La pasión la tengo desde los 16 (años) cuando tuve mi primer trabajo en el teatro, en Argentina. Hago lo que amo y estoy seguro de que nunca lo dejaré de amar. Lo que no está en mis manos es el funcionamiento de la mente. Sólo deseo que nunca me falle”, expresa a este diario el actor nacido en Alemania y radicado en Puerto Rico desde la década de los 50.

El también director, productor y cantante interpreta al “Abuelo” en la película puertorriqueña Riding 79, de Karola Hawk. La filmación está en progreso en distintas partes de la Isla.

Aunque en esta etapa de su vida pudo haber optado por descansar, Axel Anderson aceptó este personaje porque es incapaz de abandonar su hobby (pasatiempo), que a la vez es su trabajo. Es que son pocas las oportunidades para disfrutarlo, acota.

“Poco a poco se siguen haciendo producciones fílmicas meritorias. Piedrita a piedrita se hace esta lucha, que es difícil, muy difícil”, comenta al evaluar el estatus actual del cine hecho en el país.

¿Y por qué es tan cuesta arriba? La ceguera parcial de sus ojos contrasta con una aguda sagacidad mental al establecer que, cuando un problema parece imposible de resolver, no necesariamente es porque sea complejo.

Deseoso de dar el mejor perfil en las fotografías que se le van tomando mientras se le hace esta entrevista, el eterno galán opina que la filmación de cine puertorriqueño es limitada porque este país carece de suficiente población como para costearla.

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Asimismo, atribuye el decaimiento de la producción de telenovelas y programas televisivos al auge de los aparatos videograbadores en la década de los 80, e identifica para el teatro un enemigo igual de poderoso: la Ley 108, que exige descuentos para las personas de edad avanzada en eventos que se realicen en las salas públicas.

Pero el pesimismo carece de espacio en su análisis, pues cada día le sorprende más atestiguar el advenimiento de “una generación que se dedica actuar solamente por amor, apenas sobreviviendo, y unos productores que le apuestan a su trabajo sabiendo que van a perder dinero con salas llenas (de envejecientes)”.

“La distribución de películas es casi imposible debido a una ley natural: la población de Puerto Rico no la puede costear. Sólo con megaproducciones de excelencia, que sorprendan, lograremos romper barreras”, sentencia en la sala de una casa con decoración del año 1979, en el que transcurre la trama de Riding 79.

“Los países de Latinoamérica que tienen grandes industrias de cine son los que tienen mayor población capaz de apoyarlo: México, Brasil, Argentina...”, añade el histrión, quien ya no puede leer debido a la pérdida de visión.

De esa manera, Axel Anderson descarta que la política tenga que ver con el desarrollo del cine local y que la inexistencia de telenovelas boricuas se deba a una crisis de creatividad.

“Desde que la grabación y el enlatado se convirtió en un proceso rápido, esos países (México, Brasil, Argentina) comenzaron a producir telenovelas en masa y exportarlas. Los que se quedaron atrás en ese mercado ya no tienen manera de competir en condiciones iguales”, indica Axel Levy, su nombre real, con atisbos de acento rioplatense.

La Ley 108 es otro cantar

“Es demasiado injusta y debe haber acción al respecto. Es como si yo te invitara a comer a la casa del vecino. El Gobierno obliga a dar boletos gratis, pero no compensa, y sigue exigiendo los impuestos”, apunta.

“Me alegro de que existan jóvenes que saben todas estas cosas e insistan. Yo los entiendo, porque siento que todavía tengo esa pasión de los 16 años. El reto de todos nosotros es seguir lúcidos, mentalmente competentes, para seguir divirtiéndonos con trabajo de calidad y seguir divirtiendo a la gente”, reitera al afirmar que está bien de salud y augura un 2012 lleno de personajes para interpretar.