Recuerdo que hace algún tiempo, cuando se viajaba a cualquier parte del mundo y decías que eras de Puerto Rico, la reacción inmediata era: “¡Ah!, el país de Ricky Martin”.

Hoy Ricky sigue siendo un boricua famoso a nivel mundial, pero la referencia de moda con la que se asocia la Isla es el tema Despacito de Luis Fonsi y Daddy Yankee. 

Jamás imaginé que en la lejana Noruega, en medio de un bosque, escuchara pasar un carro sonando Despacito. Mis oídos se pusieron en alerta, como los de un lobo, e inmediatamente pensé: ¿en serio, aquí también? Fue la primera pero no la última vez que escuché el pegajoso tema durante mi travesía por varios países nórdicos. Sin duda, suave, suavecito, esta canción ha conquistado el mundo.

Es una maravilla esto de la música que no conoce de fronteras; es un idioma universal, como el amor. En especial la música popular, que algunos subestiman, pero que es la más que nos une, porque no hay que ser un erudito para entenderla, porque nos hace bailar sin inhibiciones, cantar esgalillaos y liberar nuestras emociones, de tristeza o alegría, aunque no siempre entendamos lo que dice la letra.

Lamentablemente, en Puerto Rico no le sacamos partido a esa cantera de cantantes populares con los que contamos y que son idolatrados en otros países. Desde los exponentes de salsa, a los de pop y de reguetón, son muchas las figuras en cada género que podrían servir para atraer turistas al País.

En Suecia, tienen un museo al grupo Abba, que es uno de los más visitados. En Hamburgo, Alemania, vi una escultura a los Beatles porque en esa ciudad la famosa banda dio su primer concierto fuera de suelo británico. En los internacionalmente conocidos museos Madame Tussauds, colocan estatuas de nuestros Jennifer López y Ricky Martin. Quizás el gobierno de Puerto Rico no está en el momento ideal para desarrollar algún proyecto de este tipo, que exponga los valores artísticos de Puerto Rico -aunque pienso que sí podrían, si dejaran de botar chavos en politiquería y pensaran en invertir en el País- pero podría ser un proyecto de interés para la empresa privada. Soñar no cuesta nada...

De vuelta a la realidad, en Estocolmo, Suecia, me encontré otra grata sorpresa al ver el anuncio del concierto de Luis Fonsi por estos lares en agosto próximo. Seguro que Despacito será para su carrera el propulsor que en su día fue Livin la vida loca para Ricky Martin. 

Me alegro mucho por Fonsi, pues todo este éxito lo tiene bien ganado. El talento le sobra, ha trabajado duro por alcanzar esta posición y, además, es un excelente ser humano que no ha dejado que la fama se le suba a la cabeza. Espero que su carrera siga en ascenso, deleitando al mundo, haciendo a Puerto Rico brillar en el mapa y llenándonos de #orgulloboricua.