Reconciliado ya con su esposa Yara Lasanta, el actor Éktor Rivera habló esta mañana de lo ocurrido aquella noche en la que las cámaras lo captaron con gestos afectuosos hacia su compañera de escena en el musical “On Your Feet!”.

El artista reconoció que fue “un error de juicio”, que estaba consciente de la presencia de cámaras, porque el juego de baloncesto de la NBA donde fueron tomadas las fotos era un evento de prensa, no obstante se dejó llevar por un “viaje de ego” y el ambiente festivo que se estaba desarrollando. Por encima de todo eso, dijo, “no voy a buscar excusas”.

“Después de 15 o 20 años (de trayectoria)… Cuando se me da la oportunidad de estar en Broadway, es una cosa que te pompea para bien o para mal, porque te puedes llenar de orgullo y de satisfacción por el trabajo, pero a la vez te puedes ir en un viaje mental de que estás a un nivel extraordinario”, expresó entrevista con el programa de radio “El Circo” (Mega).

Comentó que quiso dar su explicación hoy por respeto al público local y a los seres queridos de ambos.

“Las fotos son la obra, son lo mismo. Estaba consciente y plenamente consciente”, continuó declarando por vía telefónica desde Nueva York, ciudad de donde se muda nuevamente para regresar a Los Ángeles, California, donde mantiene su hogar matrimonial.

“No quiero ni jamás ni nunca voy a excusar las acciones porque aunque estuviera la combinación de todo eso lo que sentía era que eran  totalmente triviales y sin importancia. Yo vengo besando a Ana Villafañe todas las noches, haciendo la historia y quien ha visto la obra sabe que es más fuerte de lo que sale en las fotos”, expuso.

“Yo sentí que esas acciones no tenían ninguna trascendencia sentimental, porque yo ni siquiera jangueaba con Ana. Yo, entre el alcohol y todo, dije ‘vamos a tomar esta acción, vamos a buscar pauta’”.

Rivera indicó que enseguida salió del juego de baloncesto, se comunicó con su esposa. Ella, comoquiera, poco después reaccionó en las redes sociales con indignación y llegó a iniciar el proceso de divorcio.

En febrero pasado, Rivera perdió la voz y tomó ese espacio de reposo de la obra -en la que sobrepasó las 500 funciones- para viajar a Los Ángeles, conversar con su pareja y ambos decidieron darse una segunda oportunidad. Como parte del proceso de reconciliación, tomaron terapias de pareja.