En la terraza de la casa de Charlie Aponte hay una guirnalda navideña que se ha convertido en un elemento decorativo permanente pues alberga la historia de fe más grande en la vida del ex integrante de El Gran Combo de Puerto Rico. 

Cuando Paulino Aponte -papá de Charlie- falleció en agosto de 2010, el artista y sus hermanos le hicieron un novenario e instalaron un altar en esa terraza. Justo el noveno día, cuando concluyó el servicio, todos entraron a la casa. Sin embargo, Puppy, la perra labrador del artista, no quiso entrar y se quedó mirando hacia el altar y la guirnalda. Parecía asustada; ladraba, pero nadie entendía a qué o a quién. Días después, un ruiseñor hizo un nido en esa guirnalda. 

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Han pasado seis años desde entonces, y el adorno navideño –con el nido- continúa en el mismo sitio. Incluso, otros ruiseñores han utilizado ese lugar de refugio para procrear y criar a su descendencia. 

De alguna forma Charlie ha relacionado esta experiencia con la presencia de su papá, a quien siente cerca todo el tiempo. Con los años, ha aprendido a abrir su mente a un mejor entendimiento del mundo espiritual. Ello lo ha hecho convertirse en un hombre más reflexivo, susceptible y perceptivo, que contrasta con  la personalidad vivaracha que usualmente proyecta en tarima. Esa es tan solo una de las características que lo definen como persona fuera de los escenarios. 

Otro aspecto que lo distingue es su familia, principal razón por la cual abandonó El Gran Combo de Puerto Rico, con quienes estuvo 41 años. El haberse visto tan limitado de tiempo para compartir con su esposa, sus hijos y nietos, lo hizo replantearse cuáles eran sus prioridades y darse cuenta la clase de esposo, padre y abuelo que quería ser.

Así que, luego de haberle dedicado gran parte de su vida a la Universidad de la Salsa como una de sus voces principales, el artista se acogió a un ritmo de vida más sereno y familiar, pero sin abandonar la música. 

Precisamente, en ese entorno familiar, el artista abrió las puertas de su hogar a Primera Hora para mostrar al otro Charlie Aponte. 

Hace 14 años que el cantante reside en Caguas junto con su esposa Jeannette Santiago, el hijo de ambos, Carlos Paolo -de 17 años-  y la perrita Puppy, quien tiene el mismo tiempo que ellos llevan viviendo en el lugar. 

Aquí hay mucho más que una exquisita decoración moderna, con pinturas y serigrafías del pintor gurabeño Pablo Marcano en cada pared. Está llena del ruido de los nietos de Charlie y de las voces de sus hijas y yernos.

Todos visten de crema o blanco, coordinado por Jeannette –quien también maneja la carrera artística de su esposo- para esta ocasión especial.   

“He podido estar más con mi familia. Definitivo. Fíjate, y ahora también  puedo tomar vacaciones con más frecuencia, que antes no podía”, menciona el salsero con la mirada fija en su obra de arte predilecta de Pablo Marcano: un retrato suyo con su papá.

Precisamente, en octubre irá a Las Vegas a ver un concierto de Lionel Richie, de quien es fanático, un regalo de su esposa cuando cumplió 65 años el pasado 2 de febrero. “Esas son las cosas que antes se me hacían más difícil de hacer”, enfatiza.

También en mayo habrá un día que no trabajará. Será  la graduación de su único varón, Carlos Paolo. “Esas son las cosas que puedo controlar ahora. Puedo controlar lo que pase de jueves a domingo, que son los días de mayor trabajo. Mi director de orquesta, Sammy García, también tiene un hijo que se le gradúa en mayo y ya le dije que no se preocupara que ese día no íbamos a poner nada en agenda”, comparte.

Un día normal en la vida de Charlie comienza entre 9:00 a 10:00 de la mañana. A esa hora se levanta, desayuna casi siempre cereal y granos, se toma sus vitaminas y un café. 

“No puedo dejar de estar haciendo cosas. Soy una hormiguita trabajadora. Me gusta inventar, cojo pal’ jardín… Mi esposa casi siempre me deja una lista de cosas que ella quiere que yo haga durante el día. Ella trabaja en la industria de la banca y llega tarde. Casi siempre cocino para nosotros”, especifica el cantante, quien también ha aprovechado que tiene más tiempo ahora para compartir con sus amistades “de toda la vida”, dice.

A esto se le suma darse una escapadita a Fajardo o a Salinas, donde tiene sus botes. Le encanta irse de paseo por el mar, pero sobre todo le fascina pescar. 

“Uno de mis pasatiempos favoritos también es la cocina, que yo digo que es mi terapia”, asegura mientras da a probar a todos en la casa  un pescado en escabeche que había preparado ese día.

“Cuando estoy un poco tenso, me meto en la cocina”, revela el intérprete, quien también puede disfrutar “de una buena lectura o de una buena película como Titanic”.

De su buena sazón da fe su esposa. “Charlie cocina de todo, lo más que hace es habichuelas, él las ablanda aquí, pescados y arroces guisados”. También lo asegura el resto de la familia que  no duda en exclamar que lo más rico que le queda “¡es su arroz con habichuelas y patitas!”.

Con papi en casa

 Además del varón, Charlie tiene tres hijas -Cassandra, Soraya y Shari- y once nietos: Irami, Shamari, Carlos David, Sofía Victoria, Alejandro David, Alondra Samir, Frederick Enrique, Miguel, Camila, Daniela y Victoria.  Cuando hablan del cantante se les ilumina la mirada.

“Papi me enseñó a ser humilde, a no fingir”, menciona Cassandra. “Él me inculcó valores, me enseñó a ser mejor ser humano. Él ha sido mi mentor de vida”, expresa por otro lado Carlos Paolo. “Papi nos dio las herramientas para ser personas de bien, a ser responsables, luchadores y sobre todo a respetar a todo el mundo por igual y ser empáticos”, añade Soraya.

“Mis nietos… Ellos me exigen bastante y me celan. Una vez alguien me reconoció en la playa y me pidió fotos, y en un momento empezaron: ‘¡Abuelo ya!’”, narra muerto de la risa el intérprete.

“Yo adoro a mis nietos. Cuando estoy con ellos en el patio, las nenas empiezan a modelar, entonces otros empiezan a cantar, particularmente Camila y Alejandro, y uno se pone a tocar el bongó y el otro la conga… Un talent show… Siempre me tienen de aquí pa’llá, del tingo al tango”, comparte el salsero, el menor de ocho hermanos.

De cuna humilde

 Para Charlie lo más importante es inculcarle a sus hijos y nietos la humildad, la honradez y el sentido de lucha y unidad que aprendió de sus padres, don Paulino  y doña Cristina Cruz.

“Éramos ocho hermanos, dos nacieron en Aguas Buenas y el resto en Caguas y nunca nos faltó nada. Mi mamá era ama de casa y mi papá panadero, trabajador, humilde, honrado… En casa la parte religiosa era importante. Celebrábamos todas las fechas importantes de la iglesia católica. Mis hermanas formaban parte de la organización Hermanas de la Esperanza en el catedral de Caguas y mi hermano Paco cantaba en el coro de la iglesia”, revela el cantante, quien dice sentirse muy orgulloso de sus hermanos Catalina, Francisco, José, Felícita, Filomena, Carmen Delia y María de Lourdes.

En este momento de su vida lo que más anhela Charlie es continuar disfrutando cada segundo familiar y profesional.  “Siempre que la salud me lo permita”, aclara el artista, quien se presentará este próximo domingo en el Día Nacional de la Zalsa de Z-93, en el estadio Hiram Bithorn, en San Juan.

Luego irá a Washington, Nueva York y Orlando. El  26 de marzo estará de regreso a la Isla para presentarse en un bailable de Sábado de Gloria en el Hotel Intercontinental, en Isla Verde.