Muchos apostaban que se quedaría con el premio a mejor actriz de reparto por su gran trabajo en Fences, y no hubo demasiada sorpresa. Muy feliz, Viola Davis subió al escenario y recibió su Oscar de manos de Mark Rylance.

Pero la alegría abrió rápidamente lugar a la emoción: entre lágrimas, Davis agradeció el premio, recordó a todos los que la ayudaron a abrazar el arte de la actuación, agradeció especialmente a su compañero de elenco, Denzel Washington -a quien llamó "mi capitán"- y a sus padres, Dan y Mary Alice. "Ellos fueron y son el centro de mi universo, la gente que enseñó a distinguir lo bueno de lo malo, a cómo se debe fallar, cómo amar y cómo sostener un premio y como perderlo", dijo.