La fuerza que transmite el toque del tambor se siente en el pecho. Y ese golpecito, cadencioso y profundo, enamora. 

Por eso, a pesar de la distancia que lo separa de Puerto Rico hace cinco años, Sergio Rosario no ha podido desligarse de ésta, su música querida, su raíz sonora. En Washington, D.C. fundó Proyecto Piquete, una escuela de bomba donde tiene la satisfacción de mantenerse unido a la cultura puertorriqueña mientras comparte el gusto por el baile, el canto y el toque de bomba.

“El mayor atractivo de la bomba son las faldas, los colores, la personalidad que tiene y que hace que la gente se quiera conectar”, explicó el músico, quien enseña a varones y mujeres.

Ayer, “con una nostalgia increíble”, Rosario se unió a un grupo de músicos que al igual que él promueven la bomba puertorriqueña en la diáspora. Todos participaron del 8vo Encuentro de Tambores celebrado en el Malecón de Cataño, donde más de 200 barriles de siete regiones repicaron, primero por separado y luego a la vez, para el disfrute del público formado por personas de todas las edades.

La actividad, establecida en 2009 por la folclorista y profesora Norma Salazar, fue una gran fiesta musical que reunió a personas entregadas a mantener viva la música desde donde pueden y como pueden. Ellos formaron los distintos grupos organizados divididos en seis áreas del país incluyendo el sur, el este, Carolina, Mayagüez, Santurce y Loíza. Esta fue la primera vez que representantes de la comunidad puertorriqueña en EE.UU. fueron invitados al evento, dedicado este año Don Miguel Flores.

El bailador contó que cuando tenía 15 años dio sus primeros pasos de bomba. Y aunque al principio “no entendía nada”, se dejó llevar.

“Me gustó tanto que dije: ahora voy a sacar a bailar a todas. Aquello era desde las 9:00 de la noche hasta el amanecer”, recordó el hombre que hoy tiene 93 años y resume el significado de la bomba en su vida como “una bendición”.

El compromiso por continuar el legado musical está muy vivo en la isla. Martín López, líder de la delegación de bomba del este, lleva 16 años ofreciendo clases. Le satisface compartir con los jóvenes y ver el cambio que ocurre una vez experimentan con la bomba.

“Se salen de lo que es la música de todos los días. Con el tambor se desahogan”, precisó.

Si se considera la acogida que tienen estas actividades no es difícil mantener la agenda cultural de los municipios bien cargada de actividades, aseguró el alcalde de Cataño, Félix Delgado Montalvo. 

El primer ejecutivo dijo que desea posicionar a su municipio como parte esencial del desarrollo económico del país. Y aseguró que la celebración de eventos, en especial en la zona de la bahía, está logrando buenos resultados en esa dirección.

“Se ve el cambio en las finanzas”, indicó al exhortar a todos los alcaldes a promover la actividad cultural.