Para Héctor Delgado, el boom del baile Harlem Shake es parte del “plan que Dios está obrando” en él desde que le entregó su vida hace ya cinco años.

¿Y qué significa “ofrendar la vida al Señor”? El ex reguetonero, conocido antes como “el Father”, explica que en su caso ha implicado, por lo menos, tres cambios drásticos. En primer lugar, mucho trabajo y poco dinero. Segundo, más viajes que le satisfagan la necesidad que siente de “llevar la Palabra”. Y tercero, el fortalecimiento de la convicción de que jamás utilizará el nombre de Dios para sacarle dinero como artista.

“Esto yo lo veo como una plataforma mundial para que la gente sepa que el hombre que canta en esa canción ahora le sirve al Señor”, expresa refiriéndose a la frase “¡Con los terroristas!” que aparece al principio de la mezcla de Dj Baauer.

Una prueba de que el timing del Señor es perfecto, comenta, es que la fiebre de ese remix en Internet ocurre justo cuando él comienza la cruzada de evangelización que tenía programada desde el año pasado para este mes, y que inició anoche en el complejo de apartamentos Luis Llorens Torres, en San Juan. Se trata de visitar 31 residenciales cada día de marzo “para que Dios toque corazones” a través de su testimonio, bajo el título La hora cero.

Así las cosas, la posibilidad de radicar una demanda por la utilización de ese fragmento de verso en el Harlem Shake es algo que lo deja en manos de la compañía discográfica BMI, responsable de la grabación Los terroristas (2000).

“Estoy demasiado enfocado en llevar a cabo esta cruzada que Dios puso en nuestros corazones. El mensaje central es que Dios te da la vida y voy a comenzar con mi testimonio, el de un hombre que lo tenía todo y en realidad no tenía nada y se sentía vacío. Si lo hizo conmigo, lo pueden hacer con ellos. Algo está ocurriendo y necitamos una solución, y la solución estriba en Jesús, y hay que vivir lo más parecido a Él”, diserta el miembro de la iglesia de Cristo Misionera, en Canóvanas, con el pastor Carlos W. Angulo.

Arrepentido de sus líricas

Esta jornada es la primera que tiene en Puerto Rico desde hace meses, pues el año pasado estuvo haciendo lo propio en Colombia, Nicaragua, República Dominicana y Estados Unidos, precisamente los lugares que más visitaba cuando era reguetonero.

“Hoy día no me mencionan en los Premios Juventud, en los Grammy Latino, pero yo sé que mi nombre está sonando en el cielo; allá arriba lo están mencionando”, expresa al reconocer que se siente arrepentido de las letras de sus temas.

“Ya no estoy enviando jóvenes a la perdición, sino que los estoy rescatando. En mi ignorancia, yo no sabía que lo que estaba sembrando eso a la larga lo iba a cosechar. Cuando en una canción decía: ‘Te voy a matar’, no sabía que mi hijo era el que podían matar o el que podía matar. Cuando en otra yo invitaba a una mujer a una ‘noche de travesura’, no sabía que mi hija, en una noche de travesura, podía adquirir una enfermedad mortal”, añade hablando hipotéticamente sobre sus tres hijos de entre tres y 12 años de edad, cuyos nombres prefiere proteger, al igual que el de su esposa.

De hecho, la manera en que se relaciona con su familia ha cambiado del cielo a la tierra, cuenta. “Cuando yo estaba ciego (simbólicamente), no honré a mi familia como me debía honrarla. Les compraba carros de lujo, muchas tonterías, y no les daba amor. Les brindaba la riqueza de cosas y no la de mi alma. Ahora hemos aprendido lo que dice en Filipenses 3:8: ‘Y aún más, yo estimo como pérdida todas las cosas en vista del incomparable valor de conocer a Jesús, mi Señor, por quien lo he perdido todo, y las considero como basura a fin de ganar a Cristo ’”, describe citando la Biblia, algo que hizo en varias ocasiones durante esta entrevista con Primera Hora.

En la actualidad, el poco tiempo libre que le queda dentro de su agenda de testificación se lo dedica a su esposa e hijos mientras pasa “ratos de intimidad” con Dios. “Si no lo hago, ¿cómo voy a hablar de lo que no conozco?”, retoriza.

Triste por “los mercaderes de Dios”

Ese núcleo familiar, compuesto por papá, mamá e hijos, lo defiende con ahínco. “Tenemos que dejar de estar buscando las opiniones de los hombres. Tenemos que dejar de buscar qué opina Pedro Julio (Serrano, activista de derechos humanos), qué opina tal legislador, qué opina el gobernador. Lo que tenemos que buscar es lo que opina Dios, y el matrimonio entre personas del mismo sexo es condenado por Dios”, afirma.

Sin embargo, Héctor Delgado menciona dos matices de este asunto. “Hay muchas otras conductas que Dios condena y que quienes llevan la Palabra se están olvidando de ellas por estar concentrándose solamente en eso”, observa. Asimismo, alerta que las congregaciones enfrascadas en atacar a los homosexuales a veces son las mismas que obtienen ganancias monetarias a cambio de ministerio.

“La misma condenación que ellos están acarreando por la Biblia es la misma condenación que acarreaba Héctor ‘el Father’ y es la misma que voy a acarrear si yo empiezo a coger el Evangelio para diluirlo y hacer de la Palabra un negocio, como lo han hecho muchos”, dice al acotar que esta situación lo entristece.

“Una libra de plomo pesa lo mismo que una de algodón: no hay pecados grandes ni pecados pequeños. Los idólatras, los mentirosos, los ladrones... hay mucha gente que va para el mismo lugar que los homosexuales si no se arrepienten. Y entre esa gente están los pastores que han cogido el Evangelio y lo han convertido en un negocio”, sentencia.

Por eso, el “ex Father” es cuidadoso con regresar a la música, aunque sea en el género cristiano. De todos modos, en sus actividades suele cantar “alabanzas que Dios nos ha regalado”.

Si no cobras por tu trabajo como predicador y ya no haces espectáculos ni discos, ¿entonces de qué viven tú y tu familia?

A mí el que me suple es Dios. Si a mí me llaman de una iglesia a predicar, y digo que son $400, eso es abusar. Cuando Dios pone en los corazones de la gente el deseo de darme una ofrenda, yo la acepto y de eso vivo. No es como vivía antes, pero vivo feliz. Ni cobramos ni vamos a eventos cristianos que estén cobrando. Si un adicto va a un evento cristiano y para entrar hay una taquilla que vale $30, ¿cómo la va a pagar? Si un deambulante se quiere convertir, ¿cómo va a ir a ese evento? ¿Cuándo Jesús cobró? Él aceptaba las ofrendas.

Tras asegurar que “todavía queda una iglesia sin manchas y sin arrugas”, Héctor Delgado se retira a prepararse para el testimonio que ofrecería anoche en Llorens Torres, convencido de que la sacudida que Dios hará “en las almas de los habitantes de este mundo” será “infinitamente mayor” que la causada por el Harlem Shake.