Después de reconocer que las vidas de los hijos de Charlie Sheen podrían estar en peligro al lado de su madre y de la negativa de los Servicios Infantiles para que los niños pasen tiempo con el actor, un nuevo problema pone a los niños en el ojo público.

Y es que Bob y Max, de cuatro años, serán sometidos a pruebas para determinar si padecen de Síndrome Alcohólico Fetal.

Esta enfermedad, que podrían haber generado gracias a las adicciones de su madre Brooke Mueller, pone en riesgo la vida de los pequeños.

De acuerdo con Radar Online, Mueller accedió a que los pequeños sean monitoreados y sometidos a pruebas y que sean monitoreados por el servicio infantil.

El riesgo de que los pequeños sufran del síndrome es alto, pues Mueller estuvo dos veces en rehabilitación durante su embarazo debido a su adicción a la mentanfetamina cristal, uno de los estimulantes más adictivos, según Radar.

Hace unos días Denise Richards, ex esposa de Sheen y quien tenía la custodia de Bob y Max, escribió una carta en la que comentaba que ya no podía hacerse cargo de ellos debido a la conducta violenta de los niños.