En su faceta como actriz, Jazmín Caratini puede encarnar un sinnúmero de personajes, pero fuera de las tablas, la histrión se desarrolla con entusiasmo en otros tres escenarios: el de madre, empresaria y aficionada al kickboxing. 

Más que sentir que tiene que dividirse para cumplir con cada una de sus responsabilidades, la artista de 35 años entiende que esa es su manera de satisfacer todos sus intereses y cumplir con sus aspiraciones. 

“Yo creo que eso es parte de ser actor, que uno quiere ser muchas cosas. Ahí es que uno descubre que tú quieres ser criminóloga o quieres ser abogada o quieres ser cantante, que quieres ser tantas cosas a la vez”, indicó Caratini, en el interior de su boutique Lavanda, ubicada en Santurce.

De esta manera, la actriz de “Risas en combo” (Wapa TV), optó por ser todas al mismo tiempo en lugar por conformarse con ejecutar una a la vez. 

La también criminóloga de profesión manifestó que con el concepto que integra su boutique Lavanda, con espacios diseñados para el entrenamiento en kickboxing y yoga, un spa, un salón para clases de actuación, un café, un espacio de intercambio de libros y para la lectura, y paredes para la exposición de obras, contribuye de alguna manera a la economía de Puerto Rico y la apertura de talleres de empleo.

Todos esos proyectos tienen su hogar en los bajos de una estructura de dos pisos en la mencionada comunidad de San Juan. 

“Yo siento que estoy aportando mi granito de arena a la economía de Puerto Rico aunque sea un poquito y estoy abriendo un taller para los maestros de actuación, el de yoga, la entrenadora de kickboxing, la esteticista”, recalcó. 

Como una visita a su clóset

“Yo sé que la economía está mala. También entiendo que en Puerto Rico no hay una cultura de usar cosas usadas y yo creo que no debemos avergonzarnos ni abochornarnos de usar algo usado. Pienso que debemos crear una cultura, y más como está viviendo Puerto Rico hoy día, donde podamos utilizar cosas usadas y poder tener un estilo propio. De ahí surge Lavanda”, comentó.

“Cuando la gente entra a Lavanda es como si realmente estuviera entrando en mi clóset, pero también quería hacer algo que fuera accesible al bolsillo de las personas”, agregó quien tiene un estilo desenfadado y con preferencia por las botas, mahones, chalecos y bufandas. 

Indicó que vender a precios accesibles para ella es una prioridad. 

“Busco piezas que me gusten, que yo me pondría y les pongo precios que yo pagaría por esa pieza”, recalcó. 

“Van a encontrar piezas usadas ‘vintage’, piezas nuevas que también se vayan por la línea ‘vintage’, cosas clásicas, pero también muy urbanas como las botas, los mahones. Hay accesorios que son bien llamativos. Hay de todo un poquito y de todos los precios”, sostuvo.  

Retoma el boxeo

Indicó que además de la condición física que le brinda, las destrezas que ha ganado a través del kickboxing la hacen sentir capaz de defenderse, en el caso de que fuera necesario. 

“Yo guanteaba y llegué a boxear cuando tenía 17 años. Empecé a hacerlo para canalizar muchas emociones y sentimientos, y después se convirtió en un estilo de vida. Cuando quedé embarazada tuve que parar y no volví hasta este año que decidí regresar a boxear, pero esta entrenadora lo que hace es kickboxing, así que para mí esto es una técnica nueva. Hay que integrar las piernas y esto ha sido nuevo para mí. Yo entiendo que es bueno porque te da como un ‘empowerment’ ”, manifestó. 

Sobre todos los roles que desempeña en la actualidad se impone el de madre. Para garantizar que puede pasar el mayor tiempo posible junto a su hijo, Otto Luna Caratini, de 10 años, la artista lo lleva a su negocio. Incluso, llegó a estar a cargo de su educación mediante “homeschooling”, hasta que decidió completar su grado de maestría en criminología.  

Asimismo, sentenció que su tiempo juntos es intocable y que cualquier compromiso con el que tenga que cumplir debe agendarse en semana fuera del periodo de 2:30 p.m. a 6:30 p.m., en el que comparte con él y revisan tareas escolares.

“Yo pensaba abrir los domingos y tomé la decisión de que ‘Performing Lab’ y Lavanda van a estar cerrados los domingos, porque los domingos son de mi niño. De 2:30 p.m. a por lo menos 6:30 p.m., eso es de él. Y cuando hay ensayos digo, o ensayo antes de las 2:30 p.m. o después de las 6:30 p.m. Ese tiempo es de Otto y yo lo busco a la escuela; me siento con él y hago las asignaciones y estudio con él. Esa es mi responsabilidad y es mi tiempo con mi hijo”, enfatizó.