La respuesta no la sabe con exactitud. Pero desde que se convirtió en padre de la simpática Olivia Gabriela, el actor Jorge Castro se cuestiona -y posiblemente- rechazaría personajes que lo lleven a adentrarse en la vida de un abusador de menores.

“Yo no me quiero meter en esa piel”, dijo.

Ese tipo de personaje lo vio hace un tiempo, sin haber experimentado la paternidad, a través del trabajo del colega René Monclova, y lo llevó a cuestionarse si sería capaz de lograr ese tipo de interpretación.

El ejercicio de enfrentarse a sus propios prejuicios, miedos, creencias o ideologías es una constante en su carrera profesional, porque nunca un personaje es un reflejo exacto del actor, aunque una gran parte del público lo ve en la calle y cree que se encuentra con el sagaz “Berenjeno” o con el donjuán “Sammy”, de la comedia Men and the City.

“A través de los personajes que interpretas, sin juzgarlos, al revés, tratando de comprender las cosas que hacen para poder interpretarlos, terminas aprendiendo muchísimo de ti, y aplicando muchas cosas”, expuso el santurcino, de 53 años.

“Por ahí dicen que uno no aprende por cabeza ajena, y eso es verdad, menos con los actores, porque los actores tenemos el privilegio de estar dos, tres meses adentrándonos en la vida de alguien que es completamente distinto a uno, que si uno lo conociera ni quisiera estar al lado de él, pero te toca interpretarlo y a través de ese personaje puedes exorcizar muchos demonios, porque no es tu vida”.

Castro comenzó a actuar, primero obligado por Raymond Arrieta en el teatro escolar, y segundo por el maestro Dean Zayas, quien lo llevó a convencerse de que tenía el don para ganarse la vida encarnando otras vidas.

“Tengo que decir que me siento privilegiado por la carrera que he tenido y ser actor es una de las aventuras más grandes que cualquier persona pueda tener en su vida, porque un día estás haciendo una cosa y al otro día puedes estar haciendo otra”, resaltó del camino que lo escogió a él hace 30 años.

¿Se juzga igual a un actor de drama que a uno de comedia?

No, no se ve desde la misma perspectiva, ni el público ni la crítica ni los medios. Antes de que hiciera Philadelphia (1993), Tom Hanks lo más que hacía eran comedias, pero una vez hace Philadelphia, él gana el Oscar y al otro año le ofrecen Forrest Gump y vuelve a ganar el Oscar, y se convierte en el niño mimado de Hollywood, y si uno se fija casi no ha hecho una comedia desde entonces. El 90% de las cosas que hace es drama, o dramedy, y es que el medio ve el drama o el dramedy de una manera más seria, y como lo ve de una manera más seria, porque lo es, ven a los actores que lo interpretan con más respeto. Yo he hecho las dos cosas en Puerto Rico, porque sigo haciendo dramas en teatro; hice melodramas, pero hace muchos años para acá he vivido más de la comedia. Lo notas hasta en la gente en la calle; hay gente que hasta me pega, ‘Es que yo te veo todas las semanas y para mí tú eres como familia nuestra’, y es que nos ven con esa familiaridad.

Hay personajes como “Berenjeno” y “Sammy”, que son muy distintos entre ellos, pero da la impresión que son los que te permiten jugar. ¿Es así?

René dice y es cierto, y lo mismo puede aplicar a “Berenjeno”, que cuando él hace “Lolo”, él se siente como “James Bond”, con licencia para matar, y es cierto. A veces uno a través de los personajes dice cosas que uno quisiera decir pero no puede, pero en el personaje uno puede. Me pasa más con “Berenjeno”, porque “Sammy” es un enfermito y con él me pasa a veces lo contrario. A veces estoy con Alfonsina (Molinari, esposa) y con mi hija empujando un coche y llegan estas cuatro personas y viene esta muchacha y me dice: ‘Este es como tú, le gustan todas las mujeres, le tira a todas’, y yo le digo, ‘Como ves, él es así, yo no’. Pero con “Berenjeno” pues uno puede decir cosas sociales, políticas y es “Berenjeno” el que las está diciendo.

¿Está llegando el momento en que las oportunidades de trabajo para los artistas puertorriqueños van a ser más fuera que aquí?

Es lo que yo estoy viendo. Nosotros hemos hecho unas cuantas giras. Hemos ido a ciudades de Texas dos y tres veces, hemos ido como a cuatro ciudades de Florida par de veces, he ido a Hartford, Connecticut par de veces, y es que hay más puertorriqueños fuera que en Puerto Rico. Pero más que eso, el puertorriqueño que está fuera, tiene un mayor poder adquisitivo.

¿Irte es una opción?

Para mí irme ahora mismo no es una opción. Alguien se tiene que quedar a echar esto pa’lante, y no digo que lo voy a hacer toda la vida, no lo sé. Pero tengo una nena y viene la otra en camino, y a mí se me caería la cara de vergüenza, siendo lo afortunado que he sido, o sea mi carrera se la debo a la gente en Puerto Rico. No estoy juzgando al que se haya ido, no estoy diciendo que es una opción fácil, pero en mí es más difícil, porque le debo mi carrera a la gente que está aquí, pues yo tengo que dar un poquito más antes de tirar la toalla.

¿Cuál sería un próximo escalón en tu carrera?

Me encantaría que la gente me viera en algo un poco más serio, más trabajado y tener esa oportunidad y que de eso se abra la puerta para uno poder hacer lo mismo allá.

Será papá de otra niña

Sin preguntarle directamente, Jorge Castro hizo una revelación: espera la llegada de otra niña.

Su segunda criatura en su matrimonio con Molinari es completamente deseada. Aunque en principio tuvo sus reservas, mayormente por su edad, luego se convenció que dejarle más raíces familiares a su primogénita sería su mejor regalo.

Y no puede estar más feliz. Tanto él como su esposa coincidieron en que querían otra niña y la prueba genética Harmony se lo confirmó.

“Me emocioné. La vida es buena conmigo”, contó secándose las lágrimas del momento en que se enteró de la buena noticia.

Al escuchar el nombre Olivia, ¿qué viene a tu mente?

Olivia para mí es alegría, felicidad, ternura, espontaneidad. Nunca había sido padre, esta es la primera vez, y una de las cosas que me han dicho muchas amistades que han tenido la fortuna de ser padres es que uno se olvida cuando es chiquito y casi siempre las memorias más lejanas que uno tiene son de los cuatro o cinco años, y anteriormente a eso uno no recuerda nada y es realmente cuando un ser humano se comienza a formar. Y ver eso de primera mano, todos los días, es sobrecogedor.

¿Qué ha traído la paternidad a tu vida?

Lo más importante que ha traído la paternidad a mi vida es el darme la oportunidad de darme cuenta de lo que realmente es importante. En nuestra rutina de trabajo de día a día le damos tanta importancia a tantas cosas que no tienen ninguna importancia, y con hijos uno se enfoca y uno puede entender qué cosas realmente son prioridad.

A este momento en la vida de Olivia, ¿cómo defines la relación que han desarrollado entre ustedes?

Es de complicidad, un poco de chantaje… No sé qué otra cosa decirte que no sea que a través de los ojos de ella es descubrirse un poco uno.