La novela de la vida real que protagoniza Kate del Castillo, basada en su relación con el narcotraficante Joaquín “El Chapo” Guzmán, está muy lejos de llegar a su final. La actriz mexicana dio su versión del escandaloso suceso, que también involucra al productor y actor norteamericano Sean Penn, en una entrevista exclusiva a la revista The New Yorker. 

La extensa entrevista inicia con el relato del mensaje de Twitter que escribió Castillo en 2012 y que propició el primer contacto entre los abogados de Joaquín “El Chapo” Guzmán y ella en México, donde le informaron que el líder del cartel de Sinaloa le daría los derechos para que hiciera una película sobre su vida.

“¿Por qué yo?”, recordó Castillo que le preguntó a los licenciados Andrés Granados Flores y Oscar Manuel Gómez. “Porque eres valiente, porque siempre dices la verdad, incluso cuando se trata del gobierno, porque vienes de una gran familia. Y porque él es fanático tuyo por ‘La reina del sur’”, narró que le respondieron los abogados de Guzmán. 

Del Castillo agregó que en enero de 2015 obtuvo los derechos de la historia del narcotraficante y que su interés era coproducir un proyecto con el productor argentino Fernando Sulichin. Y que fue éste quien sugirió incluir a Sean Penn en el equipo de producción película porque “tendría una mejor opción de ser tomada por un estudio grande si una figura relevante de las películas estadounidenses, estaba vinculado al proyecto”.

La actriz, de 43 años, afirmó que cuando asistió a una cena con el narcotraficante, acompañada por Sean Penn, no tenía idea de que éste quería escribir una entrevista, refiriéndose al artículo publicado por el también actor en la revista Rolling Stone que desató el escándalo. Dijo que se enteró de su intención durante el encuentro en México y que se quedó “helada”, y describió como una “total y absoluta mentira” las declaraciones de Sean Penn en el sentido de que él le había adelantado su idea de escribir un artículo.

Del Castillo también calificó el interés del gobierno mexicano en saber sobre sus contactos con El Chapo como una “cacería de brujas”.