El rostro de Ingrid Marie Rivera aún refleja algo de tristeza. Se nota serena, pero triste. Minutos después de comenzar a hablar, soltó la razón, aunque con cautela. Todavía le queda algo de dolor por la poca solidaridad que sintió de parte de muchos mientras competía por conquistar el título Miss Universe 2008 en Vietnam.

La reina nacional tuvo una fugaz conversación con la prensa a su llegada el sábado a la Isla. Se había tomado una semana de descanso entre las ciudades de Miami y Nueva York y pudo, además, compartir con algunos familiares que no veía hacía algún tiempo.

Llegó sonriente y tranquila. Dijo que “por supuesto” había concluido su ciclo en los certámenes de belleza y que ahora esperaba poder reclamar uno de sus premios del concurso local: una beca para audicionar en México y comenzar su carrera como actriz.

“Hay muchos planes que han surgido y propuestas de trabajo… pero iré poco a poco y estudiaré cuáles son las prioridades… Me gustaría mucho tener mi programa, pero también me gustaría convertirme en el spoke person de alguna compañía de tienda de ropa y también quiero desarrollar mi propia empresa porque tengo mi bachillerato. Pero eso se desarrolla poco a poco, veré las prioridades y veré cuáles tengo que tomar ahora”, compartió.

La emoción con la que habló de sus planes futuros evidencian que pretende dejar atrás todo lo que ha conllevado su reinado, y que precisamente no fue el de una vida de princesa.

Ingrid Marie Rivera cierra este periodo después de haber acaparado la atención mediática tras haber sido presuntamente atacada con gas pimienta días antes de su coronación en la Isla. Una vez superado este episodio, y ya en Vietnam, su promotor Miguel Curbelo falleció en la Isla y aunque sus familiares preferían no darle la noticia para no afectarla, la directora nacional, Magali Febles, optó por decirle, “para que no se enterara repentinamente por otros medios”. Luego quedó excluida del cuadro de las semifinalistas de la competencia Miss Universe 2008, a pesar de ser una de las favoritas del público, y tras la competencia final trascendió que pudo deberse a una presunta deuda de $100 mil que Febles tenía con la organización local.

“Ustedes estuvieron allí y han seguido también todo mi trabajo y saben todo el esfuerzo que he dado y toda la dedicación y por todo lo que he tenido que pasar, y aun así he seguido ahí con más sacrificio y más energía. Y me ponían una piedra, y seguía para adelante. Una de las cosas que se me hizo difícil fue la noticia del fallecimento de Curbelo, y aun así dije: ‘No, él está a mi lado, esto es por él y seguiré hacia adelante’”, compartió.

¿Qué lamentas de esta experiencia?

–De mi parte no lamento absolutamente nada (segundos de silencio)… lo que se ve no se pregunta. Eso lo dijo alguien en otro contexto. Me río porque la frase famosa de Curbelo era “Qué pena contigo” y cuando me dieron la noticia me puse triste y me dije: “Qué pena contigo”. Él me decía que yo era su reina y todo el mundo sabe que me he fajado por esto y por eso siempre seguía hacia adelante. Y me dolió (no haber llegado al final) pero me dije: “Esto es lo mío y lo sigo disfrutando”.

¿Qué consejo le das a tu sucesora?

–(Breve silencio) Eso lo escucharán en el mensaje de la noche final (su entrega de corona).

¿Qué ha sido lo más difícil?

–Uno darse cuenta de cómo los mismos puertorriqueños nos hacemos daño… Eso no hace falta explicarlo.

En ese momento Magali Febles, interrumpió las preguntas y se la llevó.

La reina se marchó con sus padres John Rivera y Elba Santos, y su hermano Luis Humberto a toda prisa, pues asistiría a la boda de su mejor amiga y sería una de las damas de honor.