El músico español Gunsal Moreno, mejor conocido en el ambiente artístico como BeGun, fue arrestado el pasado miércoles junto a un acompañante en el aeropuerto Internacional Luis Muñoz Marín por aparentes problemas con su visado.

Moreno, quien viajó a Puerto Rico con la intención de tocar en una actividad en Ponce, contó la pesadilla que pasó durante los tres días de su detención por el supuesto mal trato que le dieron mientras se resolvía la situación.

“Este es mi recuerdo de Estados Unidos, el país de la libertad”, dijo irónicamente mediante un vídeo en su página de Facebook mientras mostraba su ficha de detención.

 “Fuimos declarados automáticamente poco más que terroristas. Nos metieron en una sala sin comunicación alguna con el exterior. Estuvimos 24 horas en un zulo (hoyo) en el suelo como si fuéramos ratas”, explicó el productor.

Mostrando su molestia, narró que fueron maniatados y trasladados a una prisión federal en la que solo tuvieron derecho a "una sola llamada" (que utilizó para contactar a una amiga pidiéndole que grabara la conversación) y que la embajada no les hizo "ni caso", al tiempo que asegura que "pasará mucho tiempo antes de que vuelva a pisar ese país".

Según publicó el diario español El País, “su sospecha no es ni por una supuesta irregularidad cometida ni porque el propio promotor del evento en el que iba a participar admitiese ante los agentes que pretendía pagar 'en negro' y eso les haya costado a él y su compañero estar casi cuatro días encerrados”.

Su queja es por "el mal trato constante y la desproporción de los acontecimientos, acusándonos a mí y a Marcel de haber ido a robarles el trabajo, sin permitirnos ni hablar con un abogado -que nos lo negaron tal cual porque decían que no nos iba a servir de nada- ni dejarnos hacer valer nuestros derechos".

Narró que estuvieron encadenado de pies y manos, y que vivió lo que cataloga como una "sobreactuación patriota para demostrar que son más norteamericanos que en cualquier gran ciudad norteamericana".

Dijo que apenas comió un pedazo de pollo durante toda su detención porque "el resto que nos ofrecieron eran potajes guarros, vasos de plástico con garbanzos raros y zumos como de jarabe". Añadió que tuvo que defecar a la vista del resto de presos de su celda.

 "Son muy peliculeros y cuándo te duchas entran después para asegurarse de que no has hecho nada raro, tiraron nuestra ropa interior a la basura, nos quitaron los cordones para que no nos ahorcáramos con ellos y nos pusieron un pijama como los de Guantánamo pero azul".

Moreno entiende que, "daba la sensación de que pensaban que pretendíamos robarles el arma...". El momento en el que más miedo pasó fue cuando una funcionaria le dijo que no les iban a hacer daño. "No imaginé que existiera esa posibilidad hasta que ella la mencionó".

“De verdad que era todo como estar en Prison Break".

Comentó al diario español como, en un momento, le dijeron que iban a facturar su mochila de mano con la computadora (que es parte de su labor) y los discos duros dentro y tuvo que "suplicar" que no lo hicieran o arruinarían todo el trabajo que contenían esos dispositivos.

Gunsal cree que todo responde a un castigo de los agentes por el hecho de haber denunciado ante ellos abiertamente las condiciones en las que le custodiaron, "ya que, incluso en el momento en que recibo la noticia de que me liberan, sigo siendo tratado en todo momento como alguien peligroso, maniatado, trasladado solo de espaldas en un furgón blindado y retenido hasta 20 minutos antes de embarcar que fue cuándo me escoltaron ya no hasta el finger sino ¡hasta el propio avión! ¡Ni siquiera pude entregar yo mi pasaporte a la azafata!"

Se informó que "el consulado general en Puerto Rico ha estado pendiente del caso", al tiempo que "sabían que se había negado la entrada por información por parte de la aerolínea y la policía federal". Según el organismo, "el consulado mantuvo contacto con el interesado y con la familia pero finalmente las autoridades le negaron la entrada al país", reseñó el País.