Esta vez, se intercambiaron los papeles. 

La periodista Myraida Chaves está sentada en la silla de la persona entrevistada. Sus uñas suenan en la silla de madera, aunque asegura que no está nerviosa. No está acostumbrada a que la bombardeen con preguntas y, además, suele ser muy celosa con detalles de su cotidianidad.

Este formato de preguntas y respuestas es muy familiar para la comunicadora, quien es la conductora del programa Uno a uno que se emite los miércoles, a las 9:00 de la noche, por Puerto Rico TV,  el que, sin ella tener una explicación, se ha convertido en un espacio donde los invitados hacen confesiones. 

Quizás, dijo, la informalidad de su conversación con el entrevistado crea el ambiente propicio, pues  aseguró que no se prepara con anterioridad ni mucho menos carga con una libreta con preguntas y anotaciones. 

¿Qué se siente estar del otro lado?

Terrible. 

¿Tienes nervios?

Ya no. Uno llega a una etapa en la vida que piensa que es pertinente que la gente sepa de dónde uno viene y hacia dónde uno va. Ya no es esa cosa de qué va a pensar la gente. Ya pasé esa etapa. 

¿Te preocupaba qué la gente decía  de ti?

Digamos que con el tiempo eso se va quitando y uno tiene la madurez para decir lo que verdaderamente uno piensa.

La presentadora de televisión estuvo parada en una línea vulnerable, donde tuvo que enfrentar  la crítica de la gente, justo en el momento que “tocó fondo”. Comentarios de la gente sobre su figura delgada la hirieron mucho. Incluso, tuvo que encarar especulaciones sobre si estaba enferma o si padecía de algún desorden alimenticio. 

¿Qué representó ese momento?

Lo detesté, lo detesto, lo detesto, porque creo que la gente no se debe inmiscuir en esas cosas porque nadie sabe lo que estás pasando y uno, antes de abrir la boca para juzgar a una persona, tiene que tener compasión. En aquel momento, me puse bien flaquita. Mi mamá llevaba enferma mucho tiempo, me divorcié, después de más de 20 años, me quedé sin trabajo. Pasaron mil cosas en mi vida en cuestión de dos años. ¿No me iba a poner flaquita, no? Me deprimí y busqué ayuda.

¿Te dolió?

Uf, no hay nada más malo que entrar a ver los comentarios de los artículos de las revistas y los periódicos. La gente es bien cruel y atrevida, decían cosas como: ‘Como es que la familia no se ocupa de ella’ y ‘Sabrá Dios lo que está haciendo con su vida’. Eso es horrible. Si no estás bien preparada para recibir esos comentarios, tú te hundes. 

¿Cuál ha sido el momento más difícil? 

Mis momentos de salud. En estos días, cumplo 30 años de ser sobreviviente de cáncer cervical. Fue un momento difícil. Era jovencita y fue bastante agresivo, pero lo combatí. Hace 30 años, la tecnología no era la misma. 

El cáncer le robó la posibilidad de tener un hijo biológico, pero no de ser madre. Chaves tiene una hija adoptiva, Myriana Ortiz, de 21 años, quien estudia contabilidad. “Siempre entendí que mi plan era ese, hacer feliz a una niña y ella me hace más feliz a mí”, dijo. 

¿Cómo eres como madre? 

Igual que ella (ríe al verse reflejada en su madre, la comediante Awilda Carbia). Conversamos mucho. Soy mamá primero y amiga después, porque tiene que haber una disciplina, pero por otro lado dejar la libertad de dejarla ser. 

¿Qué te quita la risa?

Las faltas de respeto, la gente que no tiene compasión, la mediocridad, la hipocresía, la mentira. No puedo bregar con la mentira. 

¿Qué te da miedo?

Me daría mucho miedo no estar para ver a mi hija desarrollada completamente. Me gustaría verla encaminada. 

¿Qué disfrutas hacer?

Llenar la casa de mis amigos. 

¿Rehiciste tu vida sentimental? 

Nena, no, no se pega ni el chikungunya, pero no tengo prisa ni problema. Si llega, llega. 

¿No se te da o es que los espantas?

Yo no espanto a nadie, no me invitan ni al cine. Sería chévere. No lo estoy buscando, pero tampoco lo descarto. 

Conversar con Myraida Chaves es mencionar el nombre de su mamá Awilda Carbia (1938-2009). La presentadora, de 55 años, admitió que detrás de ser la hija de la creadora de personajes como “Rabito” y “Flor Rosa” había mucha “responsabilidad” por lo que querida que era y es su madre.

¿Cómo es tu vida sin ella?

Muy difícil. Me hubiera encantado que tanto ella como mi papá hubieran visto esto. Se sentirían muy orgullosos de lo que estoy haciendo. 

¿Por qué difícil? 

Era mi amiga, mi socia, todo. Éramos muy unidas. 

¿Había presión de ser hija de la Dama de la Comedia?

No, porque no seguí la misma línea. La gente piensa que se me hizo fácil por ser hija de ella, pero no. No se me hizo fácil y ella nunca me consiguió trabajo. Ella sí me enseñó la responsabilidad de todo. 

¿Qué necesitas para ser feliz?

A la nena, la gata y el perro. Eso para mí es el paraíso. Yo hago un hogar de cualquier esquina.