Con la muerte de Velda González, Shorty Castro se siente viudo por segunda vez.

El actor fue el compañero más frecuente de la artista, quien falleció anoche en su residencia por causas naturales.

“Yo era el novio de Azucena. Velda y yo hicimos televisión, teatro y cine. Yo he enviudado dos veces, porque se me acaba de morir Velda, mi novia, y anteriormente se me había muerto Carmen Belén Richardson que fue la otra novia”, afirmó.

Cuando su hija Vicky Castro, le notificó la noticia esta mañana, Shorty no podía creerlo porque había visto a su colega y amiga hace unos cuatro días.

“Casualmente la vi hace unos días en la Universidad del Sagrado Corazón y estaba muy bien, como siempre. Nos invitaron a una actividad sobre el futuro de la televisión y yo les dije ¿qué futuro? Si eso ya pasó. Velda murió igualito que (José Miguel) Agrelot, durmiendo. Esa es la muerte que todo el mundo pide”, indicó.

El artista destaca la alegría que siempre tenía Velda, sin importar las largas horas de trabajo que tuvieran que afrontar.

Son miles las anécdotas que vivieron. Su primer trabajo juntos fue en el programa La criada Malcriada, en la que él hacía el papel de Medio metro, el novio de Azucena, la criada que interpretaba Velda.

Shorty recuerda el éxito que tuvo la película de La criada Malcriada, que incluso llegó a superar en taquilla a El padrecito de Cantinflas. Esa acogida propició a que ambos hicieran su propio espectáculo en el Teatro Puertorriqueño de Nueva York.

“Nos invitaron a Nueva York, para que hiciéramos el Show de Velda y Shorty dos semanas y como yo le tenía miedo a los aviones una semana antes de irnos le dije a Velda, `yo no voy na’ a eso y ella muchacho no digas eso que lo están promocionando y ya la gente nos está esperando’. Entonces, el día que nos íbamos ella me llevó donde un amigo doctor suyo en Santurce, que me puso una inyección que me quitó todo el nerviosismo que tenía. Hasta le dije vámonos ya al aeropuerto”, recordó.

Y a pesar de que los artistas llegaron a hacer tres shows diarios durante esa visita a la Gran Manzana, pasando el tiempo entre escenarios y carros que los llevaban al próximo sitio donde debían presentarse,  siempre tenían razones para reírse y pasarla bien.

“Me acuerdo que en una de las funciones estábamos en el escenario en medio de la obra y cuando miré para abajo vi que la base del micrófono era de aluminio, así que era como un espejo. Entonces le dije, `Velda mira para abajo” y cuando ella miró se dio cuenta que se le veía todo, así que nos echamos a reír”, recordó el cómico, quien también acompañó a su compañera cuando la honraron recientemente en Hatillo, colocando una placa en la casa en que nació.