Ponce. “No pude despedirme”. Muy triste por su inesperado fallecimiento, pero  riendo al recordar todas las vivencias que tuvo con su amigo Luis Raúl, se expresó Aidse Maldonado Norat, amiga y compañera de estudios de este comediante ponceño.

“Desde que me levanté estuve viendo los vídeos de sus espectáculos y he reído y llorado a la vez”, comentó la compañera de escuela superior y universidad de Luis Raúl.

Luisra, como muchos conocían al actor, era un buen amigo que llegaba a convertirse en hermano por su forma de ser, no tan solo por su alegría, sino porque siempre encontraba las palabras perfectas para dar ánimos a todos los que lo necesitaran, narró Maldonado a Primera Hora. “En la escuela superior Dr. Pila éramos compañeros de travesuras”, añadió.

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Recordó que viajaban juntos diariamente durante su primer año en el recinto universitario de Mayagüez y que esos viajes eran todo un chiste.

“Siempre me hacía reír; les gritaba a todos en la calle”, comentó entre risas.

Una de las anécdotas que aún recuerda fue un día que ella estaba muy enferma y llegó Luis Raúl a su apartamento con su compañera Amelia Cintrón, y juntos, con guitarra en mano, le cantaron hasta que  se quedó dormida.

“Cuando yo lo necesitaba, allí estaba él”, sostuvo Maldonado.

Rememoró que la última vez que compartió con su gran amigo fue hace poco más de un año durante los actos fúnebres de otra compañera de clases. “Nadie sabe que la muerte está tan cerca”, dijo.

“Esta noticia ha sido como un golpe que me noqueó; él no me dejó despedirme y decirle que lo quiero”, expresó triste.

Maldonado manifestó que Luis Raúl era el mejor cuentista, que todo lo que hablaba hacía reír. Señaló que siempre fue un excelente hijo, pues amaba a sus padres.

“Mis pensamientos están con su familia; sé que están pasando por un duro momento”, reiteró la amiga, quien agradece a Dios haberlo conocido.

Un sentir colectivo

Ese también fue el sentir de varios ponceños entrevistados por Primera Hora ayer.

Ya no verán sus ojones, ni escucharán sus jocosas ocurrencias, pero de lo que sí están seguros en la Ciudad Señorial es que siempre lo recordarán como un ponceño de corazón que  puso el nombre de su pueblo muy en alto.

Aunque era conocida  la condición crítica en la que se encontraba el artista, sus compueblanos siempre mantuvieron la esperanza de que se recuperaría y volverían a verlo en un escenario haciendo reír.

El ambiente en la Plaza Las Delicias, muy concurrida por locales y visitantes, no tenía su acostumbrada alegría. El tema de conversación de todos los que paseaban por allí era la muerte de Luis Raúl, no tan solo del comediante, sino de aquel muchacho que se crió en las comunidades humildes.

Tras el decreto de tres días de duelo de la alcaldesa María Meléndez Altieri, las banderas ondearon a media asta y en todas las dependencias municipales fueron colocados crespones negros en señal de luto.

Igualmente, el municipio de Ponce puso a disposición de la familia todas las instalaciones municipales por si tomaran la decisión de realizar un acto póstumo.

En la urbanización San José, lugar donde residen sus padres, algunos vecinos lamentaron el deceso del actor, de quien  tienen buenos recuerdos. Del mismo modo, en la Parroquia San José, iglesia que era frecuentada por Luis Raúl, le dedicaron todas sus misas, además de pedir oración por su alma y fortaleza para su familia.

Los ponceños entrevistados coincidieron en que Luis Raúl siempre dejó claro de dónde había salido y que, sin importar en qué lugar estuviera –dentro o fuera de Puerto Rico–, decía con orgullo y sin titubear: “Yo soy de Ponce”. 

Recordamos al comediante ponceño a 10 años de su fallecimiento.
A través de diversos personajes, el comediante ponceño, generó carcajadas en la televisión local y en espectáculos de stand up comedy.