La cantautora española Rosario Flores cautivó una vez más con su alma gitana a cientos de puertorriqueños que se dieron cita este sábado en la noche, en el concierto que ofreció en el Centro de Bellas Artes de San Juan. Luego de casi una década de ausencia, la hija de “La Faraona”, demostró que su voz continúa intacta y que Puerto Rico sigue latiendo en su corazón.

Rosario no necesitó de grandes elementos escenográficos ni de bailarines ni invitados para llevar a cabo un espectáculo en el que se mostró sencilla, alegre, agradecida, entregándose con pasión en cada una de las melodías que interpretó durante la hora y media que duró el concierto.

El evento arrancó a las 8:30 de la noche, cuando la artista salió al escenario energética y sensual, acompañada de una banda de siete músicos, y ataviada con un corto vestido, chaqueta y unas botas largas. Los aplausos llegaron tan pronto tomó el micrófono para cantar “Yo no me niego”, que forma parte de su nueva producción discográfica. La artista se movió por el escenario con fuerza, mientras jugaba con su melena rizada, que tanto la caracteriza.

“Puerto Ricooo, por Dios, señores cuánto tiempo si visitaros. Vengo super ilusionada porque hay mucha gente que siempre me espera y sabe mis canciones. Después de tantos años, gracias”, dijo la intérprete, quien aprovechó para presentar algunas canciones de su nuevo disco, “Rosario”.

“Mañana es el Día del Amor, así que vamos a llamar a los amores para que no nos hagan sufrir por favor”, señaló para dar paso al segundo tema de la noche “Me duele el corazón”, una balada con la que dio algunos pasos flamencos, mostrando su corazón gitano.

Luego de este tema, la cantante entró en calor con el público, vocalizando esas canciones que la audiencia ha convertido en éxitos. “Ahora ya vienen todas las canciones que nos sabéis así que por favor no me dejen solita. Vámonos señores”.

Fue entonces cuando apareció la Rosario que Puerto Rico conoce, cantando la rumba flamenca “Al son del tambor”, para la se quitó su chaqueta y dio paso a su característico juego de piernas. Ese movimiento bastó para que se escucharan los aplausos y vítores de la audiencia, que llenó casi en su totalidad la Sala de Festivales.

“Algo contigo”, “Te quiero mi vida”, que fue la primera que el público coreó, así como “Agua y sal”, “Estoy aquí” y “Cómo quieres que te quiera”, siguieron la velada, en la que Rosario no dejó de agradecerle al público puertorriqueño por no olvidarla y quererla.  Ese agradecimiento se extendió hasta el tema “Qué bonito”,  en el que recordó a su fenecido hermano Antonio, al que dijo recuerda y siente en su caminar.

“Esta fue la primera canción que escribí solita y se la dediqué a mi hermano Antonio cuando murió. Fue algo de aire, de magia, que me envió para que no estuviera sola y siguiera siendo Rosario”, compartió en  uno de los momentos más emotivos de la noche.

Tras ese momento de intimidad, llegaron algunos de las melodías más movidas y enérgicas, como “Los Tangos de mi Abuela”, en la que Rosario habló de su madre, la gran Lola Flores, a quien el público regaló un fuerte aplauso.  

La capacidad interpretativa de la vocalista quedaría evidenciada con la canción “Blues”, así como con “No dudaría”, en la que pidió por un mundo mejor, sin guerras y sin hambre.

Este tema fue la falsa despedida de la artista, quien regresaría al escenario luego de que el público la solicitara con el típico oe, oe, oe, oe. Tras varios minutos de espera, Rosario volvió para cantar “De mil colores”, seguido de “Marcha”.

“Ay señores, yo sé lo que ustedes quieren, es que ustedes son unos marchosos”, manifestó para darle paso a la pegajosa melodía, que el público recibió de pie, bailando y aplaudiendo. Rosario se paseó por el escenario dando pasos aflamencados y dándose palmaditas en su trasero, provocando las risas y los aplausos de la audiencia, que estaba embelesada con la capacidad interpretativa y el carisma de la española.

Con ese ánimo, la cantautora cantó su versión de “Meneíto” que puso cierre a una velada musical en la que el talento de Rosario bastó para conquistar.

“Muchísimas gracias, Puerto Rico, volveré pronto, lo prometo. Gracias, muchísimas gracias por sentirme y por hacerme grande esta noche. No me olviden, volveré pronto”, concluyó, lanzando besos y agradeciendo el calor y el abrazo de la audiencia, que bailó, cantó y celebró la entrega de una artista que lo que ha hecho desde que comenzó su carrera ha sido regalar flores, muchas flores.