Lucecita Benítez, como luz del firmamento artístico puertorriqueño, supo iluminar a los grandes compositores caribeños en su concierto “Lucecita es Lucecita”.

Tanto “El Jíbarito”, Rafael Hernández; como Silvio Rodríguez y el “El Topo”, Antonio Cabán Vale, recibieron los destellos de luz que desprenden de su fuerza vocal y capacidad interpretativa. 

La intérprete de 73 años, oriunda de Bayamón, apareció en el escenario de la Sala de Festivales, Antonio Paoli, en el Centro de Bellas Artes de Santurce, decidida a reafirmar que no carga el título de “Voz nacional de Puerto Rico” en vano. De principio a fin rindió tributo a composiciones latinoamericanas. 

Justo a las 8:45 p.m. apareció en tarima ataviada de pantalón y chaqueta brillosa. Al instante la audiencia que llenó a cabalidad el recinto santurcino, la recibió aplaudiendo de pie. Junto a diez músicos y tres coristas, y dejando claro que como dijo hace una semana a El Nuevo Día, su “voz sigue intacta”, abrió el espectáculo con “Raza pura” y “Amanecer borincano”, del cantautor Alberto Carrión. De fondo una cortina se iluminó de rojo mientras ella hacía sus tradicionales gestos llenos de fuerza. 

Fue en el próximo tema, “Mañanita campera”, donde comenzó a mover su cuerpo al ritmo de la música caribeña. Afinada de principio a fin interpretó la canción añadiendo “Es Lucecita, quien le canta a su pueblo mis señores”.

“Gracias, después de cantar las tres primeras canciones, que son siempre las más complicadas -no porque sean difícil, sino porque está llegando la gente y sentándose, es su entrada- les digo que la entrada mía empieza ahora. Esta noche para mí es emblemática. Quiero dejarlos con esta frase de Federico García Lorca y cito: ‘en este momento dramático del mundo el artista debe llorar y reír con su público, aquí estoy para ustedes’”, fueron sus primeras palabras en la noche que vio su regreso a los escenarios luego de un descanso por problemas de salud. 

Con “Verde Luz”, interpretación donde se proyectó la imagen de la bandera boricua nacionalista; “Alma mía”, “Unicornio azul”; “Alfonsina y el mar”; “Te llegará una rosa” y “Gracias a la vida”, prosiguió el espectáculo que no tuvo escenografía ostentosa, solo juegos de luces de tonos tropicales.

En medio de estas interpretaciones, un espectador le exclamó a la artista “¡Date el trago!”. Con compostura Lucecita respondió “no entiendo, pero más vale que estés diciendo algo bonito porque si no te sacan. Brindo con ustedes con agua por supuesto”.  

Luego de ello, la velada fluyó con normalidad, aunque en momentos le gritaban “te amo” y “estás bella”. Incluso, un joven le dijo “te amo desde niño”, comentario que conmovió a la intérprete, quien aseguró que volvió para quedarse y que este año y el que viene son suyos. 

Con la fogosidad de esa enunciación inició el canto de “Preciosa” donde la monoestrellada se proyectó en la cortina de fondo y luego un ejemplar en tela descendió del techo. En ese instante el público ovacionó de pie y cantó a viva voz. Al finalizar, hubo un receso de quince minutos para que Lucecita regresara con otro ajuar brillante de Carlota Alfaro y siguiera cantando temas, que al igual que en la primera parte del espectáculo, entrelazan el romance, el patriotismo y el entorno isleño.

A continuación Lucecita imploró la libertad para Oscar López y recalcó cómo su fe en Dios la ha mantenido en el trayecto musical. Tras interpretar “Si tan solo un instante”, “Júrame”, “¿Qué tal te va sin mí?”, “Frita verde”, “Como la marea”, “Callejero”, explicó cómo, aunque la radio del país “la odia”, ella persistió y el apoyo de la gente la llevó a la cima.

“Cuando las puertas se cierran uno está aquí para abrirlas. Yo me tiré a la calle con mi guagüita y mis discos. Yo lloraba y decía mis hermanos no me ayudan, pero Dios estaba allí y bregamos juntos. La gente me veía en la calle y me decían ‘Lucecita estamos contigo’. Desde ahí empecé a combatir todo el deseo de este país de destruir a Lucecita…esa es la historia, ya pronto saldrá un libro que estoy terminando. Allí está la verdad…levántate una y mil veces más hasta que el cordero se convierta en león”, manifestó. 

El libro es tan solo una muestra de los planes que tiene para el año entrante. Entre estos también se encuentra un concierto acompañada por la Orquesta Sinfónica de Puerto Rico que convertirá los poemas de Julia de Burgos en melodías musicales. Como ejemplo de lo que se avecina, la cantante vocalizó “Río Grande de Loíza”.

Con el tema que la llevó a ser reconocida internacionalmente, “Génesis”, escrito por Guillermo Venegas Lloveras, la cantante volvió a lograr que el público ovacionara en pie. Igual sucedió con la obra de Juan Antonio Corretjer,  “OubaoMoin”, donde la emoción de los presentes se reflejó en la intensidad con la que cantaban y levantaban sus manos. El telón cayó al concretarse el tema y los espectadores vitorearon “otra”.

Lucecita dio un giro distinto a la temática del concierto en el punto final. Interpretó “Plenas” al mismo tiempo que bailaba siendo alumbrada por luces navideñas en el tope del escenario. La gente rio, cantó y se emocionó en los 20 temas que conformaron el espectáculo.