Christina Perri usó su carisma y su estilo vocal, selectivo con el vibrato y otros adornos, para apresar a los espectadores de su concierto la noche del sábado ante un lleno Centro de Bellas Artes de San Juan, y así convertir la Sala de Festivales Antonio Paolli en un tarro donde seguramente coleccionó, simbólicamente, sus corazones, como dice su canción emblemática.

La cantante estadounidense no sólo cautivó por traer en vivo ese éxito radial, titulado “Jar of Hearts”, y el tema “A Thousand Years”, que es parte de la banda sonora del filme “Twilight”. La vocalista aprovechó el ánimo alegre de los asistentes para entregarles sin reservas su cariño.

A pesar de su melancolía, números como ésos, “My Eyes” y “Sad Song” fueron acompañados con palmadas y coros palabra por palabra. Desde el inicio del espectáculo a las 10:14 –con más de una hora y media de retraso–, Christina fue interrumpida por olas de gritos y aplausos mientras sostenía su guitarra acústica o cantaba desde un piano decorado con flores blancas que luego regaló a la audiencia.

“No puedo creer que estamos aquí ahora. Ustedes son tan hermosos. Quiero agradecerles por esperar tanto y ser tan pacientes. Realmente les quiero agradecer”, saludó la solista. “Muchos gracias”, dijo más tarde sin poder hacer la concordancia de género del español.


La intérprete brincaba de emoción y  respondía cada vez que le gritaban “I love you” desde los asientos, hacía temblar sus mejillas cuando entonaba partes emotivas de sus números y en casi todo momento movía las manos hacia el frente como si dirigiera una orquesta imaginaria. De hecho, su banda de cinco músicos, incluida ella, tenía una potencia parecida, pero a menor escala.

Al notar una “pompeaera” igual de intensa entre sus fanáticos, la cantante los invitó a hacer música con sus manos y pies dándose en los muslos y contra el piso, como sucedió al presentar “Crazy” y “Be My Baby”; o brincar, como con “Mine”. Esta atmósfera le dio pie para confesar su nerviosismo al interpretar “Run” por primera vez ante un público masivo, y sugerir que el miedo escénico pudo haber sido una de las razones para su retraso.

“Estoy temblando!”, exclamó al terminar esa canción y sentarse en el borde de la tarima para acercar hacia sí a un grupo de fanáticas, cual narradora de una historia de amor propia en un “pajama party”.

Con momentos de ternura similares, Christina Perri continuó fundiéndose con el público hasta que se despidió a las 11:30 luego de 15 temas cantados en grupo, no sólo gracias a la unión de voces, sino también a la que ocurrió, aparentemente, con las almas.

Hace “magia”

Antes de comenzar el concierto, las filas en la boletería del CBA llegaban hasta las escalinatas debido a que parte del público había comprado los boletos originales, fechados para el viernes 27 de abril en el Coliseo de Puerto Rico, en Hato Rey, de manera que tuvieron que cambiarlos.

La congestión se diluyó minutos antes de comenzar el show de apertura que ofreció el nuevo artista boricua JC Rosary, a las 8:55, en parte gracias a la presencia de la cantante y animadora infantil Lady Mágica, esposa del productor del evento, César Sainz.

Repertorio:

Bang Bang Bang

Black + Blue

Distance

My Eyes

Bluebird

Crazy

Be My Baby

A Thousand Years

Run

Sad Song

The Lonely

Mine

Jar of Hearts

Tragedy

Arms