En sus inicios se disfrutó el sitial que obtuvo como uno de los pioneros del reguetón underground. Hoy día, lo toma más relax.

Ese desespero por la fama y por hacer dinero, que inició en su adolescencia, es cosa del pasado.

En la actualidad, Don Chezina se apoya en su trayectoria de 23 años y en todas las puertas que le ha abierto a nivel internacional.

Países como Italia, Francia, Berlín y España, así como otros de Latinoamérica todavía bailan con su ritmo, la música que fue tan criticada en sus comienzos.

“Nunca me he quitado. La gente puede pensar eso en cuanto a lo que son los medios, lo que es sonar en emisoras en Puerto Rico, estar en los programas. Sigo haciendo temas, pero no estoy ni por fama ni por nada. Ya realmente estoy porque el público y la tarima me llaman, porque la música me gusta y siempre me ha gustado”, manifestó Ricardo García Ortiz, su nombre verdadero, en entrevista con Primera Hora. “Aparte de eso no estoy firmado con ninguna disquera”.

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De hecho, uno de sus sueños hace tiempo se convirtió en realidad. “Tengo mi propio estudio. Gracias a Dios por fin soy el dueño cien por ciento de todo lo mío. Me mantengo viajando y ya estoy establecido, gracias a Dios. No es que tengo que estar llamando a los promotores, ‘voy aquí, voy para allá’, para que consigan shows. Ya gracias a Dios tengo la bendición de que ya todo se mueve automáticamente”.

Esto no quita que se anime a dar apoyo a su gente. “El que me llama para una colaboración, sigo siendo el mismo de cuando estuve en el top de todos los cantantes del género, sin tampoco echarmélas, como ‘qué guille’”.

Ahora bien, el intérprete de Bien guillao de gangster y Seala insiste en que “ya cuando tú logras y llegas a un nivel tan y tan alto, ya realmente la competencia no es con nadie, sino contigo. Ya depende de ti si tú quieres volver a llegar ahí o sobrepasarla. Yo realmente me mantengo como decimos nosotros, en baja, tranquilo, viajando”.

El artista, quien ha trabajado con numerosos exponentes del género, incluyendo a Daddy Yankee y Nicky Jam, comparte que en esta etapa de su vida disfruta mucho de la vida hogareña en su Puerto Rico. “A veces despido el año en otros países. Hago mucha gira a Europa, a Suramérica. Lo que es Perú, voy mucho, además de Estados Unidos”. Pero “lo más que amo es mi isla. Donde más me gusta estar es en mi isla”.

En la agenda de Don Chezina también figura separar tiempo para estar en su vivienda en North Carolina, estado donde reside su pequeña de 5 años. “Para mí es importantísimo estar y formar parte de la vida de mi hija”, asegura con su pasivo temple, el que dista del estilo agitado de su lírica.

Del alcance de su música en Europa, la voz de Quiere Ruff observa que se debe en gran medida a la cantidad de hispanos que residen allá. “Pero incluso a las italianas les encanta (la música urbana), y también en Francia he ido a discotecas y el 80, 90 por ciento son franceses, pero les gusta. Y tengo muchas canciones que son de ritmo movido, ritmos que son como moombahton, que es reguetón con música electrónica, y todos esos ritmos gustan. Me he dado cuenta de que la gente, no es que entiendan el lenguaje, sino que ya el ritmo los activa”.

El reguetonero, quien forma parte de la comedia “Don Chezina Haunted Mansion”, que inicia hoy en el teatro Israel Shorty Castro (antiguo El Josco), celebra que el tema Capta la diferencia, que interpreta con el dúo colombiano Los Viajeros, esté pegado en el país suramericano. Además, adelantó que le está dando los toques finales a su próxima producción discográfica, que llevará por nombre Chezina the Don.

Todavía le choca

Para la década de los noventa, cuando el género del underground auguraba que su entrada a la música no era pasajera, Don Chezina fue uno de los que tuvo que enfrentar el rechazo por esta expresión artística, criticada por su lírica explícita sobre temas de sexo y maleanteo.

El artista hubiera anhelado mayor apoyo de la clase musical. “Cuando nuestro género no era aceptado como es hoy día internacionalmente, no se le hacía caso a los reguetoneros. Y ahora incluso están haciendo música prácticamente con nuestro ritmo, nuestro estilo y hasta sin colaborar con ninguno de los artistas del género. Y ahí pues,  no es que los critique, pero, ¿por qué no lo hicieron cuando nosotros empezamos? ¿Por qué no nos apoyaron ni dieron la mano a nuestra música cuando realmente lo necesitamos?”, reflexionó.

 “Fue duro, especialmente al principio. Lo más que me incomodó fue cuando sacaron todos los cedes de las tiendas y prohibieron las ventas de nuestra música. Ahí fue que el género se vio apretado. Y pues, empezaron a hacer en los canales de televisión que ponían vídeos, que te daban un tiempo de 4 a 7 minutos para que tú hablaras de tu canción. No había de otra. Y todavía no existían las redes sociales. Así que fue un poco fuerte para el género, pero lo pudimos sobrepasar, sobresalir esa etapa, y mira hoy día”.