La banda británica de rock Duran Duran consiguió este viernes llevar a sus fanáticos boricuas en un divertido viaje retrospectivo por sus diferentes etapas en la música, sin dejar de lado algunos de los temas de su producción más reciente “Paper Gods”.

El grupo que se hizo popular a principios de la década de 1980 en subgéneros como el “synth pop” y el “new wave” regresó al Coliseo de Puerto Rico José Miguel Agrelot, en San Juan, después de 11 años, donde aunque se quedó corto en llenar la modalidad pequeña de este recinto, logró mantener animados a los miles que se dieron cita. 

Un sonido similar al de los truenos y un reflejo sincronizado en las luces, parecido al de los relámpagos, marcó el inicio del espectáculo. De inmediato, aparecieron en tarima el vocalista Simon Le Bon, el tecladista Nick Rhodes, el bajista Nigel John Taylor, el baterista Roger Taylor y el guitarrista Dominic Brown para presentar el tema que dio nombre a su nuevo álbum y a esta gira de conciertos. 

Después de un sonoro “Puerto Ricoooooooo”, por parte del cantante, comenzó la travesía al pasado con éxitos como “Wild Boys”, “Hungry Like the Wolf” y “A View to a Kill”, unas de las canciones más memorables de la saga “James Bond”.

“Buenas tardes (noches) San Juan”, indicó un ronco Le Bon en español para luego continuar su saludo en inglés. A pesar de su afección vocal, el intérprete no deslució, sino todo lo contrario, cantó sin recurrir al “playback” y se mantuvo enérgico durante todo el concierto, logrando contagiar a los presentes con su carisma y buen ánimo. 

“Cómo se sienten esta noche? ¿Están listos para más? Porque tenemos una canción para ustedes. Esto va a ser lo más cercano al sexo que vamos a llegar”, comentó como preámbulo a “Come Undone”.

De su nuevo material discográfico entonaron “Last Night in the City”, “Danceophobia”, “Pressure Off” y “What are the Chances”, cuya interpretación resaltó a través de imágenes proyectadas de fondo en la tarima e iluminación en combinación, la belleza y los colores de los diferentes momentos del día, desde que amanece hasta que anochece, en diversos escenarios naturales.

Mientras, en su nostálgico recorrido Duran Duran llevó a sus fanáticos más fieles al frenesí con éxitos como “Notorious”, “Rio”, “Ordinary World”, “I Dont’ Want Your Love” y “Planet Earth”, en la que casi todo el público presente en el recinto se puso de pie, aplaudiendo sobre sus cabezas o moviendo sus manos alzadas de la lado a lado y cantado con fuerza. Tras un aguacero de confeti blanco, apareció en la patalla una imagen del astro británico David Bowie, a quien le rindieron tributo póstumo con su tema “Space Oddity”. 

También fue recordada durante el concierto la estrella estadounidense Prince, quien falleció el pasado 21 de abril. Al intérprete de “She’s Always in my Hair” le dedicaron “Save a Prayer” en un escenario que se vistió de violeta, en alusión a su álbum “Purple Rain”. Antes de comenzar a cantar, Le Bon le solicitó a los presentes que iluminaran el recinto con la luz de sus teléfonos móviles. 

En total, tocaron 21 canciones, entre las que se incluyeron “Sunrise” y “New Moon on Monday” y “Danceophobia”,  “TMI” y “Girls on Film” en interpretaciones tipo popurrí con transiciones tan sutiles que parecían estar una entretejida con la otra. 

Equivocaciones en la ejecución de dos temas fueron tomadas con simpatía por el vocalista y reiniciadas sin problema, ante un público que disfrutó tanto el show, que tomo dichos traspiés como una pequeñez. Una de ellas se produjo al final del concierto cuando, ante la insistencia y el reclamo de la ferviente audiencia, complacieron con el éxito “The Reflex”. 

“Vamos a intentarlo otra vez, si se equivocan otra vez los vamos a multar”, expresó  en tono de broma al interrumpir la melodía que no han tocado en sus recientes presentaciones y con la que la banda dejó a los fans satisfechos y con la energía en su nivel más alto.