En esta ocasión fueron más los que disfrutaron del Día Nacional de la Zalsa adentro del estadio Hiram Bithorn, en San Juan, que afuera del mismo.

El evento fue muy exitoso en términos de asistencia. Temprano en la noche, se habían registrado ya sobre 31,000 personas en el estadio y se esperaba que llegara más público que permanece hasta lo último para disfrutar del cierre del festival.

Varios factores contribuyeron a que esta edición gozara del respaldo del público. Los precios de los boletos para el evento fueron módicos (unos $20.00), no hubo inclemencias del clima y la oferta musical simplemente era irresistible.

En esta edición número 30 del Día Nacional de la Zalsa –evento cumbre de la cadena Z-93 de la compañía Spanish Broadcasting Puerto Rico (SBS-PR)– se avistaron más asientos llenos en horas tempranas de la tarde en comparación con la edición del año pasado. Mientras que en el área de arena se observó a un nutrido grupo de personas dando sus pasitos de salsa.

Claro, siempre hubo quien optó por llevar su caldero de arroz con pollo, sus cervecitas frías, y sus dominós para jugar mientras escuchaba la música en vivo desde las inmediaciones del estadio. Ese fue el caso de un grupo de Trujillo Alto, que llegó al lugar a las 10:30 de la mañana.

“Solo hemos entrado una vez al evento. El resto de los años nos hemos quedado en el parking porque tenemos más libertad para movernos y, más importante, sopla el viento”, observó José Díaz, quien formaba parte de ese corillo. Pero no todo fue deleite para ese grupo, que se encontraba ubicado en la parte posterior del estadio.

“La policía tiene favoritismo a la hora de dejar pasar a la gente. Había un viejito con ID de impedido y le dijeron que no podía pasar. Sin embargo, dejaban pasar a otras personas que no venían ni con artistas ni estaban trabajando aquí”, señaló evidentemente molesta María Delgado mientras el resto de sus familiares validaban su observación. Entre ellos estaban Wanda Torres, Ernesto Marín, y Bárbara Resto.

Dedicado al creador del evento y veterano programador de Z-93, Pedro Arroyo, fallecido en abril de 2012.

Otro grupo que llegó tempranito y rápido se instaló en el estacionamiento del estadio Hiram Bithorn venía de Orocovis.

“Este es siempre nuestro punto de encuentro. Puede pasar el año completo, pero siempre nos vemos en el Día Nacional (de la Zalsa). Esta es nuestra esquina. Llevamos 10 años haciéndolo. Es una tradición. En total, siempre somos alrededor de 22 personas, pero a veces llegan más que son invitadas por gente de nuestro mismo grupo”, explicó Evelyn Arroyo.

En ese bonche que vino de Orocovis, curiosamente, se encontraba Ramón Rodríguez, quien tuvo a su cargo la composición del tema Gracias, Pedro, en honor al artífice del Día Nacional de la Zalsa, Pedro Arroyo, quien falleció súbitamente el año pasado.

La esposa de Rodríguez, Rosita Maldonado, compartió que su compañero se sentía muy complacido con el resultado final de la canción.

“La letra es de Ramón, y el arreglo de Louis García”, especificó Maldonado al ser abordada por Primera Hora.

Como ya es costumbre, varios parroquianos se aparecieron ataviados con los colores de la monoestrellada. Otros se pintaron los rostros con la imagen de la misma. También abundaron las camisetas alusivas al género y a algunos reconocidos intérpretes, como Ismael Rivera y Héctor Lavoe.

Eso sí. El sol no perdonó. Tanto fue así que se reportaron varios casos de desmayos y caídas, según confirmó el agente Luis Torres, de la Policía Municipal de San Juan.

Uno de los casos de desmayo fue atendido en la carpa designada para la prensa. Una jovencita perdió el conocimiento, pero de inmediato fue auxiliada por los paramédicos.

Hubo otros reportes de personas que se cayeron al pavimento mientras hacían las filas para entrar, “pero nada grave”, aclaró, por otro lado, el agente Ángel Martínez, adscrito también a la Policía Municipal de San Juan.

En comparación con la edición del año pasado, la seguridad del evento fue mucho más estricta y adentro del estadio, en los concesionarios de comida, prohibieron a los dueños de los kioscos vender botellas de agua, refrescos o cervezas con las tapas puestas.

“Es para evitar que las tiren llenas porque puede ocurrir un accidente”, explicó Rogelio Méndez, dueño de uno de los kioscos de frituras.

Los agentes Torres y Martínez informaron a Primera Hora que, al menos hasta casi llegada la noche, no se había reportado ningún incidente violento. No obstante, no pudieron precisar si se confiscaron armas blancas y pitorro, como ocurrió el año pasado.

“No pudo haber pasado nada grande porque, si no, nos hubiesen informado”, comentó el agente Torres.

Horas antes de que abrieran los portones del estadio Hiram Bithorn, se tornó en una pesadilla tratar de entrar a ese recinto debido a que muchas de las calles aledañas a la avenida Roosevelt, en Hato Rey, fueron cerradas, al igual que un tramo de esa avenida.

Los kioscos del Clásico Mundial de Béisbol instalados en los alrededores del estadio también atrajeron más público del que normalmente acude al Día Nacional de la Zalsa.

A pesar de que había sistema de transporte para los ciudadanos que quisieran asistir al evento, todos los islotes y las aceras alrededor del estadio estaban atestados de automóviles, y el que no encontraba estacionamiento se lo inventaba.