Juan Carlos Avilés, primer finalista de Idol Puerto Rico 2012, hizo un recorrido por su pueblo, Coamo, con Primera Hora y no pudo evitar que se le hinchara el pecho de orgullo, pues reconoce que sus raíces le provocan un sentido de pertenencia.

“Ser coameño es un orgullo de poder entregarlo todo al mundo, a todo Puerto Rico y representar a los jóvenes coameños, y llegar al corazón de la gente a través de la música”, dice el joven desde la hermosa vista que tiene el restaurante El Mirador, donde tuvo sus primeras presentaciones hace varios años, curiosamente con su colega Juan Vélez, ganador de Objetivo fama (Univisión).

La parada más importante del trayecto por el municipio fue en su residencia, donde lo esperaba su madre, Ana Torres Ramírez, quien padece de esclerosis múltiple, condición que lo ha sensibilizado y lo ha convertido en un gran apoyo para ella y su padre, John Avilés.

Ana Torres describió con ternura a su hijo, y aseguró que de niño fue “tranquilo, a cambio de otros niños, que les gustaba brincar, porque él era tranquilo. Se pasaba en su cuarto, estudioso y muy cariñoso”.

Reveló que cuando lo vio en la televisión por vez primera, fue un gran orgullo para ella. Y la emoción fue tan grande que no sabía cómo reaccionar cuando él estuvo en Minuto de Fama (América Tevé) porque “quedé sorda y ciega y tenía mucha ansiedad”. Luego, lo apoyó para que participara en Idol Puerto Rico (Wapa).

Las emociones traicionaron a Ana al describir a su nene como “bien bueno y vela mucho por mí, porque tengo una condición y él es el que siempre está detrás de mí... (ahogada en llanto)”.

Juan Carlos –un tanto pasmado al ver a su mamá llorar–, con amor confesó que, cuando supo de la enfermedad, la noticia le afectó mucho al punto de que se puso rebelde, pero sumergirse en su fe y en la Iglesia lo ayudó a comprender todo.