Phil Collins encontró en Puerto Rico un buen lugar para culminar anoche el recorrido de su gira por Latinoamérica.

El público boricua le ofreció una contundente bienvenida con gritos y aplausos cuando caminando lentamente, asistido por un bastón, llegó hasta la silla en la que permaneció sentado durante toda la noche interpretando éxitos de su larga trayectoria.

Desde ese instante el Coliseo de Puerto Rico José Miguel Agrelot se convirtió en una especie de cápsula musical donde alrededor de 17,000 almas quedaron cómodamente atrapadas cantando y sintiendo la energía de cada canción que formó parte del repertorio de “The Legendary Phil Collins Live!"

El artista británico- ícono musical especialmente para la generación de los 80- no empezó a cantar sin antes dejarle saber al público que había estado muy pendiente a las noticias acerca la situación que atraviesa la isla tras el huracán María.

“He escuchado que este es el primer gran concierto que tienen desde el huracán. Y quiero decir lo encantados y felices que estamos de presentarnos aquí esta noche”, expresó.

La velada se llevó a cabo en casa llena. Comenzó con la suavidad de "Against All Odds (Take a look at Me Now) y poco a poco continuó subiendo de tono con “Another Day in Paradise”, “I Missed Again” y “Hang in Long Enough”.

Collins, quien regresó a los escenarios tras haberse retirado en 2011, realizó luego un recorrido visual y sonoro de su gloriosa época como vocalista de Genesis al cantar los temas “Throwing it All Away” y “Follow You Follow Me”.

La espectacular escenografía de colores brillantes y luces dinámicas se transformó a la sobriedad del blanco y el negro cuando el artista retomó la nota romántica con “Separate Lives”, otro de los temas que el público cantó con mucha entrega mientras levantaba sus teléfonos para grabar el instante.

Cuando llegó el momento de presentar a la banda el músico demostró su humor al asegurar que “están envejeciendo rápidamente” algunos que llevan con él hasta cuatro o cinco décadas. Luego, el trompetista se acercó a Collins y él le colocó un billete en la campana de su instrumento. Al acercarse el saxofonista, Luis Bonilla, el público pudo anticipar que ocurriría lo mismo pero en su lugar fue él quien sorprendió a todos al sacar del instrumento un pedazo de tela que le entregó a Collins y resultó ser la bandera de Puerto Rico.

“Luis está casado con una puertorriqueña”, explicó el cantante, mientras el público aplaudía eufórico.

Un preludio musical de algunos segundos creó el ambiente para “In the Air Tonight”, tema en el cual Collins solía realizar una poderosa descarga en la batería que ahora, incapaz de hacer debido a una operación en la espalda, deja en manos de Nicholas, su hijo de 16 años.La complicidad entre padre e hijo fue evidente y resultó en otro momento muy especial de la velada cuando ambos jugaron a alternar voz y sonido de tambores, provocando el entusiasmo de la multitud.

Sin moverse de su silla, el intérprete, compositor, pianista y baterista que asumió el riesgo de volver a los escenarios a los 66 años y en medio de quebrantos de salud, mantuvo cautiva a la audiencia durante la interpretación de un total de 17 temas entre los que estuvieron “Invisible Touch”, “Easy Lover” y “Sussudio”.

La velada contó con una antesala a cargo de la legendaria banda  The Pretenders. Durante una hora y mientras el público iba ocupando cada silla vacía en el auditorio el grupo cantó los temas “Hymn to Her” (dedicado a Puerto Rico), “Back on the Chain Gang” (dedicado a Phil Collins) y otros. Pero fue “I’ll Stand by You” el éxito que logró  hacer que el público conectara con la banda cantando el pegajoso y meloso coro.

Una pantalla que leía “Grácias Puerto Rico (con acento)” dio por terminada la presentación de Collins en suelo boricua pero tras una sonora ovación el cantante regreso a cantar “Take me Home”.