Seguir a Ricky Martin en Twitter provoca la sensación de que se le conoce, que es un amigo cercano. Leer sus tuits te deja saber qué le preocupa o le emociona. Escribe en la red social casi todos los días, en ocasiones dos y tres mensajes, en los que revela detalles de su carrera, puntos de vista sobre algún tema de actualidad o comparte una foto disfrutando en alguna playa, de esas imágenes que provocan envidia. 

Las redes sociales son útiles y Ricky lo sabe. Las usa a su gusto y conveniencia. Sus fanáticos lo celebran, pues dicha herramienta tecnológica acorta las distancias físicas, de modo que se sienten cerca de su ídolo. Y los medios de información también saben que tienen en la red social una manera de rastrear lo que hace el cantante, de encontrar contenido noticioso.

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“Qué bueno que la gente me escucha y los medios se interesan en lo que tenga que decir”, expresa el cantante al inicio de una plática centrada en su nuevo disco, que sale a la venta hoy, pero durante la cual nos habló de mucho más.

“Es una responsabilidad bien grande, por eso mis tuits y mis fotos no son actos compulsivos. Son premeditados. Veo los pro y los contra de lo que puede suceder si escribo o no escribo. No me levanto a media noche desvelado a escribir. Las redes sociales son una herramienta maravillosa para compartir información. Lo que comparto no siempre es del agrado de todo el mundo. Acepto que no soy una monedita de oro para que todo lo que  diga, que todo lo que haga, todo el mundo lo acepte”, agrega.

El pasado 6 de enero, justo dos días después de utilizar las redes sociales para desmentir su propia muerte, Ricky presentó en Twitter la carátula de su nueva producción discográfica. Se trata de "A quien quiera escuchar", que llega cuatro años después del álbum anterior. El cancionero que ahora estrena consta de diez temas que se pasean entre lo rítmico y lo romántico, entre lo bailable y lo pausado, entre la celebración de la vida misma y los asuntos del corazón.

“Habrá quien diga que la fusión que he creado es complicada, pero eso es lo que  he estado haciendo, es como mi espacio, mi comfort zone, crear esa fusión. Traer lo latino y unirlo con lo anglosajón. Es inevitable verme influenciado por varios estilos musicales. Son letras bien honestas, bien transparentes, letras que describen lo vivido. Letras que hablan del amor, del desencanto, de las inseguridades, de cuando hay que decir perdón. Pero están también los ritmos coquetos que son parte de mi música”, plantea.

"A quien quiera escuchar", su décimo álbum de estudio, viene a ser como la vida misma, que apunta hacia emociones específicas. Y los asuntos que trata en sus letras salen a relucir, según él, sin miedo al qué dirán.

Es que Ricky Martin se traduce sobre el escenario en una mezcla explosiva de ritmos que invitan al baile y a la diversión, pero también ha trazado una ruta romántica capaz de retratar los diferentes estados del corazón. Sabe estar en los dos extremos. Se mueve con facilidad de un punto al otro y este nuevo álbum no es la excepción. Así quedará evidenciado en el repertorio que está preparando para su próxima gira internacional de conciertos.

“En la pasada gira de cuatro meses que hice por México cree un popurrí de baladas que provocarán que haya sangre en mis conciertos. Pondré a todo el público a cantar baladas. Habrá pachanga, como decimos nosotros,  con La copa (de la vida), La bomba, Por arriba, por abajo, pero correrá la sangre con  baladas como Vuelve, Te olvido te amo, Tal vez y Asignatura pendiente”.

Sucede que Ricky le dará una nueva vuelta al mundo. La gira comenzará  en abril en Nueva Zelandia, seguirá por Asia y el verano lo pasará en Europa.

“¿A quién no le gusta un verano en el Mediterráneo?”, comenta con una sonrisa.

A finales de este año se presentará en el Coliseo de Puerto Rico. En fin, que en Estados Unidos ofrecerá 32 conciertos. En Australia son 12.  En Nueva Zelanda son 7. No hay gira tan extensa desde Life, que en 2008  fue un concepto más teatral.

Mientras todo esto se planifica Ricky respira hondo y contempla su calendario, preguntándose cómo hace para dividir su tiempo entre tantos proyectos tan diversos. Una de las iniciativas que más le ilusiona en estos días es Piccolo Universe (Pequeño universo), un portal informativo que opera en la web desde octubre de 2013.

Es un lugar donde padres y cuidadores pueden descubrir, compartir, aprender y conectarse unos con otros. Promueven la variedad de voces, opiniones y puntos de vista, de modo que los padres pueden informarse, por ejemplo, de porqué un niño habla solo cuando está jugando o encontrar instrucciones para realizar una sesión de manualidades. Hay espacio también para que Ricky, de vez en cuando, publique columnas informativas en las que da testimonio sobre las experiencias que vive con sus hijos.

“Hay tanta información y tantas posibilidades que no puedo quedarme con las manos cruzadas”, expresa. “Piccolo Universe es una herramienta para esos padres que tienen muchos cuestionamientos. Como papá yo digo, tiene que haber alguien más pasando por lo mismo que yo. Inseguridades, incertidumbre. Hemos creado una comunidad cibernética con padres de todas partes del mundo. Entre todos damos respuestas a las preguntas que tenemos”, destaca el artista, quien tiene planes de lanzar cinco libros de literatura infantil.

Cada día Ricky sigue acumulando vivencias como padre y cierto es que su familia seguirá creciendo, aunque todavía falta un poco para que llegue la que, sin duda, será la reina de la casa.

“Si llega a ser por los fanáticos ya tuviese como 12 hijos”, comenta entre risas.

“Todos los años nace la nena. En un año como este sería irresponsable traer una nena al mundo porque soy padre soltero y cuando me adentro en asuntos de la paternidad me gusta que todo pare para pasar, por lo menos, el primer año con la nena. Y digo la nena porque puedo elegir el sexo, entonces sé que va a ser una nena. Pienso que a finales de este año empezaremos el proceso para que nazca el año que viene”, explica.

Más allá de su carrera artística y los proyectos de su fundación, el trabajo a tiempo completo que más satisface a Ricky tiene dos nombres: Matteo y Valentino. Su objetivo, según dice, es que lejos de la vida tan acelerada que vive, ambos niños lleven una vida normal en cada etapa.

“Mis hijos nacieron en el mundo artístico. Yo no elegí a mis hijos. De una manera espiritual ellos me eligen a mí. Según mis creencias, necesitamos pasar por un proceso karmiko en esto de las diferentes vidas y mis hijos en esta vida necesitaban un padre como yo. Ellos son pequeñas celebridades y es algo que no lo quiero evitar porque es nuestra realidad. Mi equipo de trabajo  protege mucho a mis hijos. Mis hijos provocan mucho amor, pero no sabemos con quien se encuentren por ahí. Uno nunca sabe. Los protegemos lo más posible, pero también quiero que tengan una vida normal, que vayan al centro comercial, que vayan al parque”.

Ricky agrega que para los hermanitos su tiempo con el abuelo es sagrado. Eso no se lo quita nadie. 

“En verano mi padre llega a casa a las 9 de la mañana y llegan las 11 de la noche y mis hijos no han vuelto. Dentro de la locura de lo que mi vida representa, mis hijos tienen una vida bastante común. Tienen sus primitos. Mi papá tiene más nietos. Y hacemos lo que se pueda para que vayan a la playa o se coman un helado”, continúa.

Con todo esto en el panorama y consciente de que cada minuto cuenta, Ricky deja la puerta abierta para más oportunidades.

Recientemente circuló en más de un medio informativo que el cineasta español Pedro Almodóvar le había hecho un acercamiento al boricua, quien supuestamente se tomaba tiempo para pensar si aceptaba o no la invitación para unirse al elenco de una de sus películas.

“Wow. Qué tontería. A mi se me presenta una oportunidad para trabajar con un artista como Almodóvar y no tengo que pensarlo”, acota en tono firme.

“Sería un sueño llegar a ser un chico Almodovar, pero no es algo que se ha planteado. A quien comenzó el rumor, me gusta mucho la idea”, concluye.