La cita con Rubén Blades siguió a su encuentro con la prensa boricua para ponerle sus puntos sobre las íes en torno al caso que interpuso Willie Colón en su contra.

Era mediodía y, contrario a la mala costumbre de las superestrellas, no hubo que esperar. El vocalista de Plástico, Pedro Navaja y Maestra vida estaba sentado con un grupo cuando Primera Hora entró al vestíbulo del hotel Sheraton, donde horas después se desató un motín entre estudiantes y policías, secuela de la huelga de la Universidad de Puerto Rico.

Resguardado por el nombre de Panamá en una gorra, el ex ministro de Turismo de ese país centroamericano se desahogó de inmediato.

“El punto más de tranquilidad para mí ahora mismo es el poder decir a todo el mundo que no hay ninguna demanda en mi contra”, dijo.

Seguido y fiel a su condición de impaciente, preguntó: “¿Qué vamos a hacer?”, “Vamos”, “Okay”. Así tradujo en palabras lo que quiere hacer a sus 61 años de vida; el balance de su fama; sus deseos políticos y, sobre todo, abrió un espacio para conocer al Rubén Blades que se levanta todos los días a hacer café, mientras su esposa Luba Mason duerme, y se sienta en su computadora a leer los periódicos de Panamá.

No son los únicos diarios que lee este fanático del dominó. También da lectura a The New York Times, a Los Angeles Times, el Washington Post y a veces al Le Monde y El País.

Informado, sale a hacerle burla al colesterol con una caminata por el congestionado Manhattan, donde vive.

En lo personal, en lo artístico, ¿dónde está situado?

Ahora mismo siento que tengo más pasado que futuro y eso te hace ser más sobrio en el análisis de cuánto tiempo tienes y qué proyectos vas a desarrollar. Yo no lamento nada porque formó parte de un proceso. Todo el mundo desde que nace sabe que se va a morir, eso no es una gran sorpresa. Me acuerdo que cuando tenía siete años, le pregunté a mi abuela Ema: '¿Usted se va a morir algún día?', y se me quedó mirando y me dice: 'Sí, y tú también'.

¿La muerte le da miedo?

No, no puedo, porque entonces no vives, si te empiezas a preocupar por eso, no vives.

¿Cuáles son esos proyectos que quiere hacer?

Uff, tengo muchas cosas que me gustaría terminar. Quiero escribir, quiero hacer un libro, quiero hacer varias publicaciones. Quisiera dejar la experiencia que tengo plasmada para ayudar a otra gente a no cometer lo errores que yo cometí o a que no pasen las mismas vicisitudes que yo pasé.

El hambre que tiene por estudiar es tan urgente que para esta fecha, en 2011, la voz del clásico Siembra ya debe ser parte de la matrícula de la Universidad de Columbia. Hasta allí aspira llegar en el subway neoyorquino para completar su “ciclo” académico con un doctorado en sociología. Es graduado de ciencias políticas y leyes.

“Tengo que volver ahora a tocar la matemática, yo odio la matemática, chuleta, pero, ¿por qué matemática?”, se lamenta.

¿Va a hacer una pausa mientras estudia?

Lo que aprovecho es que mientras estoy estudiando y escribiendo, también estoy haciendo las otras cosas, y lo que planeo es que en algún momento del año, pueda quizás rentar un teatro y en vez de estar viajando, voy a tocar dos meses en un teatro y ahí le doy una oportunidad a la gente que quiera vernos, a mi espíritu, y económicamente tengo eso.

¿Está buscando bajar un poco el ritmo?

Lo estoy haciendo ahora y agradezco el apoyo que hemos tenido con los conciertos y lo agradezco mucho porque me ayudaron a recobrar mi propia confianza de que puedo seguir haciéndolo después de cinco años de servicio público, que yo no estaba muy seguro de eso, de si la voz se iba a portar bien conmigo.

¿Tuvo ese temor?

Sí, y la banda también, porque esto es un músculo y si usted no lo usa por cinco años y nosotros tocamos fuerte, son dos horas y pico que estamos haciendo, y ya yo tenía cinco años más, no había cantado por cinco años; yo pasé el primer ensayo y todo el mundo hizo: '¡Wow, estamos vivos!'. Agradezco mucho a Dios que pude hacerlo, pero, sí quiero hacer una cosa menos enredada.

¿Qué sacrificios le ha costado esta carrera?

No tener familia, el haber tenido un divorcio, el no tener hijos, el haber perdido contacto con familia y amigos, el establecer cierto nivel de soledad para poder tener acceso a mí mismo, porque uno siempre se la pasa con gente en sitios públicos y siempre fui una persona que me gustaba la introspección; yo necesito estar solo, no puedo estar todo el día enredado. Pero más que todo, el aspecto de la familia; yo perdí contacto con mi hermano, mi hermana, mi propio papá, mi mamá, que en paz descanse, mis amigos...

¿Resiente no haber tenido hijos?

Yo diría en general la oportunidad de hacer otras cosas que tienen que ver con familia, con amigos, con una vida más normal, más sedentaria, porque el ser sedentario es lo que te permite todas esas cosas.

Pero, por otro lado, ¿ha logrado lo que ha querido?

Básicamente todo, no todo, pero muy, muy cerca, no me quejo. Conocí mucha gente que admiraba, trabajé con mucha gente que admiraba, conocí mucha gente nueva que hoy admiro y aprendí mucho de mucha gente, sentí el afecto de pueblos enteros, que agradezco, y espiritualmente me hicieron muy fuerte.

En lo político, ¿ya cumplió?

No, creo que me falta y una de las cosas que me falta es plantear un argumento de administración pública que pueda servirle a todo el mundo. Tiene que ser un argumento que para ser aplicado requiera una reforma de lo que existe y eso no solamente es lo obvio, que son las estructuras administrativas públicas, sino la gente.

¿La preservación ambiental es un tema que le preocupa?

A mí me preocupa por un sentido de defensa propia, es decir, si nosotros dañamos esto, vamos a perder nuestra condición espiritual también.

En Panamá, ¿qué le resta por hacer?

A mí lo que me gustaría es ver cómo puedo transmitir lo que sé al país, sobre todo a la gente joven, a los niños. Yo siento una gran admiración y respeto por los maestros, siempre la he sentido.

Ahora que ve a Panamá desde afuera, ¿es el país al que aspira?

En Panamá apenas somos un país que tiene 107 años de haber sido fundado y dentro de eso hay que entender que fue un país que tuvo una presencia extranjera determinante en muchos casos, así que es un país que está en desarrollo personal y espiritual todavía.

Si tira una línea entre Panamá y Puerto Rico, ¿de qué manera nos relaciona?

En muchos casos Panamá y Puerto Rico son idénticos, o sea, la gente, la manera como vemos las cosas, lo que comemos, el clima, las actitudes, la presencia extranjera que en Panamá fue determinante durante tanto tiempo y que aquí todavía existe; también creo que en el aspecto optimista; aquí en Puerto Rico hay un espíritu noble, una cuestión interna muy noble, yo la siento cada vez que vengo aquí; a veces el que viene de afuera la identifica más rápido, porque adentro estamos todos enredados en peleas internas, a veces somos más lo que somos con el extranjero que con nosotros mismos; en Panamá pasa lo mismo.

En los años que tiene de visitar Puerto Rico, ha visto alguna transfromación a nivel sociopolítico?

En realidad no puedo decir que he visto una transformación que me impacte y yo creo que eso se debe a un argumento básico: una cosa es administrar un país y otra cosa es reformarlo, y mientras usted simplemente administre un país, no está alterando las condiciones de desigualdad o problemas que el país tiene, las está simplemente administrando en una forma en que no se te explote el país, pero no estás resolviendo nada.

¿Volvería a aspirar a un puesto político?

No salí desencantado del proceso político, salí pensando que puede funcionar. Si hubiera creído durante el tiempo en que participé en el gobierno en Panamá que no hubiera podido hacer nada, me hubiera ido para mi casa, hubiera continuado haciéndolo de otra forma, pero estoy convencido de que sí se puede.

Entonces, ¿es una posibilidad real?

Estaría otra vez por la vía pública si creo que puedo ser efectivo y si creo que las condiciones que se dan sean correctas, pero no es correr por vanidad, no es correr por dizque ego, no, porque vas a perder tu tiempo.

¿Es religioso?

Creo en el espíritu. Soy católico, pero más allá del argumento de religión organizada, está el argumento espiritual que es innegable. Yo creo que hay bien y hay mal, ésa es una lucha que espero que gane el bien y yo quiero contribuir a eso. Desde ese punto de vista soy muy espiritual.

Usted es cantante, escritor, político, actor, abogado, ¿cómo mejor se define?

He sido una persona que ha tenido mucha suerte. Yo me defino como un suertudo que trató, porque viniendo de donde yo vengo, he hecho cosas que no pensé necesariamente iban a convertirse en realidad, pero he disfrutado mucho haciéndolo y doy gracias por eso, porque hay mucha otra gente, mi madre entre ellas, que también tuvieron sus esperanzas de hacer ciertas cosas y no las pudieron hacer porque se sacrificaron, así que yo tuve la suerte esa.