Hace un poco más de una década que el rapero Rubén DJ salió de la escena musical. Pero ahora, gracias a su amigo Lito –del dúo Lito & Polaco–, marca su regreso en el disco El cañonazo boricua, para el cual grabó el sencillo La voz del pobre.

El artista, de 46 años, confiesa que este comeback lo soñó, pero de primera instancia no le hizo caso a su instinto.

“Antes de eso, yo me veía cantando de nuevo en los sueños y no me interesaba volver a cantar por mi etapa profesional, y porque la industria es otra cosa. Pero uno se da cuenta de la misión en la vida”, admite.

“Yo entré en una reflexión, porque en la calle me para mucho la gente y me dice: ‘Gracias a tu canción tal, yo pude coger cabeza’”, detalla la voz de temas como La escuela, Si te gusta el hueso, El alcohol, Solo te pido –una versión urbana de Feliz Navidad–, y La pesadilla, junto con Jelly D.

Esa introspección tuvo que ver con el ámbito discográfico y la labor del artista, explica el rapero, quien fue criado parte de su vida en el residencial Luis Llorens Torres, en San Juan, por su abuela de crianza, Gregoria Andino Álvarez, siendo así un ejemplo de superación.

“Me desanimó lo que pasa en la parte discográfica, que todo el mundo se beneficia y el artista es el que sufre. Pero también me di cuenta de que eso no se trata de dinero solamente, sino de lo que puedas también aportar en la vida de otros con tus letras, porque en el mañana tendrás las bendiciones del Cielo”, puntualiza.

Cuenta que tan pronto compuso el tema La voz del pobre, le dijo a Lito: “Por tu culpa no estoy tranquilo, porque yo tenía al cantante y compositor dormido, y ya no es así”.

Rubén Urrutia, su nombre real, se destacó en el género urbano por sus letras en los 90 y porque fue el pionero en tener un segmento en la televisión nacional, en el desaparecido espacio El show de las 12, de Telemundo. Sembró una semilla positiva con sus letras por tener un contenido sano y con mensaje.

Además, su look fue emulado por muchos con el flat top en el cabello y un mechón dorado, vestuario urbano y una llamativa cadena de oro con una medalla, la cual confiesa vendió por $5,000 hace varios años.

“Los raperos somos los únicos que estamos levantando la voz de lo que está pasando en la vida social de nuestro pueblo. Y la ignorancia es la que provoca que te cataloguen como revolucionario. Lo que la gente no se atreve a decir el rapero lo dice”, sentencia.

Señala, además, que el corte La voz del pobre tiene el objetivo de destacar a la gente buena que vive en los residenciales, y resaltar que el hecho de que sigan viviendo allí no es porque cojan cupones, sino porque el ambiente es de familia y unión.

Añora su época dorada

De sus años de fama, dice recordar todo con emoción. Al estar frente a una tarima, se remonta a sus presentaciones, que contaban con dinámicas coreografías.

“Una cosa grande que llevo todavía en el alma, que la vivió Vico C y Brewly MC, es el show que hacíamos, cómo poníamos a brincar al público sin luces ni nada y ahora hay todo un montaje”, expone.

Para el intérprete, “la satisfacción más grande es que yo estaba cambiando vidas. Sin darme cuenta, yo era ese predicador que estaba en las esquinas cantando y dándole consejos a la gente”.

La cosa está mala

Como es consciente de la evolución del género que lo cobijó, puede afirmar que “el artista tiene que trabajar y no puede vivir de la música (a excepción de los que gozan de fama y dinero) porque ya no se venden discos. Los artistas prefieren regalártelo y cobrarte mejor la taquilla en una presentación. Por eso, muchos hacen tenis, perfumes y ropa. La pirtaería ha hecho mucho daño”.

“Aunque esté viejito, yo voy a seguir cantando porque lo que yo le doy a la vida con mis canciones, la vida me lo va a devolver. Si mi arte Dios me lo dio, fue para eso y lo voy a aprovechar y llevar un mensaje positivo. El propósito de la vida es la honestidad y que volvamos a ser un solo pueblo, lo que somos: una familia, y si hay que darte cocotazos por medio de las canciones, yo voy a darte cocotazos”, manifiesta.

Importante el hip hop

El cañonazo boricua es un álbum que reúne a varios exponentes del patio y la vieja escuela del hip hop, como Cabaluchi y Lito & Polaco, quienes, según Rubén DJ, “siempre han promovido la escena del hip hop, dejando a un lado el reguetón”.

“Esto es para que el mundo recuerde que el hip hop fue tan grande como lo es el reguetón. Es retomar esa fuerza para no estar separados y unirnos”, sostiene el exponente.

Con emoción, indica que “Lito sabe que yo fui la semilla principal del género y Lito se siente orgulloso de eso. Yo estoy agradecido por la evolución boricua y me siento orgulloso de los cantantes de hip hop y reguetón, como Don Omar, Tego Calderón, (Daddy) Yankee, Tito ‘el Bambino’, y Wisin & Yandel, que están representando la Isla; y Calle 13, que me encanta tanto”.

Su meta es “ seguir en la parte de la buena música y del buen consejo”.