La merenguera Gisselle Ortiz emitió hoy sus primeras declaraciones tras la desestimación ayer de la demanda que presentó por difamación y libelo contra Maripily y Roberto Alomar.

En una carta abierta, la cantante dijo que “ayer, 3 de diciembre del 2012, atravesé la etapa final de  un proceso que ha sido el más lacerante y humillante que me ha tocado vivir. Lo hice a sabiendas de lo que tendría que enfrentar y no me arrepiento. No pretendo con estas líneas asumir el rol de víctima, sino ejercer mi derecho de comunicar lo que siento. Yo que he leído y escuchado tantas historias de injusticias que a diario se cometen en los tribunales de este país,  jamás pensé que algún día también sería parte de ese enjambre aquejado de una impotencia que mata.”  

“En los más de 25 años que llevo trabajando en esta industria no había  tenido que defenderme de un ataque directo a mi moral, donde no faltó una sola palabra ofensiva e injuriosa. Me costó mucho. Y no estoy hablando de dinero. Me costó mucho dolor, lágrimas y soportar muchas opiniones basadas en especulaciones y desconocimiento, cosa que puedo entender ampliamente porque, como ya dije, llevo muchos años en este negocio y sé que es parte del oficio”, agregó.

También dijo que “al no asistir ayer martes al tribunal para estipular un acuerdo (acuerdo que no puedo divulgar) discutido entre las partes la noche del lunes, el juez advirtió que podía solicitar mi arresto. Lo cierto es que no me encontraba en condiciones óptimas de salud, pero también debo decir que esto me sorprendió y me pareció totalmente injusto pues se me explicó que mi presencia no sería necesaria porque los abogados eran más que suficientes para firmar el acuerdo ante el juez. Me retiré con dignidad porque hasta un ciego podía ver que no prevalecería. Y lo acepté con la frente en alto porque desde un principio sabía que esa era una posibilidad.”

“Aclaro además  que mi esposo jamás y lo reafirmo, jamás me ha agredido. Sí tuvimos una discusión acalorada así como muchísimos otros problemas a raíz de esas expresiones, que finalmente resultaron en mi hospitalización. El informe se trae al tribunal y no tuve oportunidad de aclarar.  La realidad es que se atravesó tratando de impedir mi deseo de no continuar con la discusión. No sé si fue una interpretación o un mal entendido debido al estado emocional en el cual llegué.  Además yo jamás permitiría ni perdonaría una agresión física de nadie”, expuso.  

De otro lado, la merenguera dijo que “entiendo muy bien la industria en la que trabajo. Estoy sumamente clara en que me expongo a diario a críticas hacia mi físico, mi voz, mi desempeño en un escenario, mi vestuario..., en fin, desde los detalles más insignificantes hasta los que se convierten en un issue de proporciones gigantes. Eso lo entiendo. Lo entiendo y lo acepto. Sin embargo, el resultado de estos cuatro años de lucha judicial para defender mi dignidad me informa, me anuncia y me afirma que también puedo ser – incluso mi familia – objeto de comentarios que trascienden la crítica y caen en un vil insulto a la moral.”

Continuó diciendo que “ no, no soy una paloma blanca y créanme que no me interesa serlo. Soy como soy y punto. No vivo de apariencias. Pero no me he mantenido activa en esta industria durante tantos años por andar pisoteando y difamando a compañeros. He cosechado grandes amigos, una fanaticada maravillosa y gracias a Dios, enemigos tengo muy pocos. De hecho, estoy segura de que los que me consideran una enemiga no podrían contestar qué les hice para que me vean como tal.” 

Añadió que “en la suma y en la resta hice lo que tenía que hacer. Me arriesgué a ser juzgada por la opinión pública, que en ocasiones ha sido muy dura pero la verdad me ha servido de armadura para poder seguir adelante. Estoy satisfecha de no haberme quedado callada ante semejantes insultos. Tengo mi conciencia tranquila a pesar de que me quedo con una duda: ¿entonces cualquiera puede insultar la moral de un artista en un incidente que se convierte en una noticia que no solo Puerto Rico se enteró, la escuchó, la leyó, la vió y tiene uno que resignarse a no tener defensa? Ese es el terrible mensaje que surge como resultado de este desenlace.”

Culminó su carta diciendo que “agradezco a todos los que se han solidarizado con mi causa que, aunque justa, fue perdida y tal vez en vano.  Pero así es la vida y sabemos que Dios obra por caminos misteriosos. A él le agradezco la tranquilidad del la cual hoy gozo al dar por terminado este capítulo en mi vida y de tener lo que otros carecen y aparentan tener; salud, amor y felicidad. Aún en medio de todo esto, yo sí puedo contar mis bendiciones.”