La música típica lo hacía moverse desde antes de nacer, pero cuando escuchaba el Villancico yaucano, Esteban Alberto Olivera bailaba de contentura en el vientre de su madre. 

Es por eso que no resulta extraño que a sus 8 años, el unigénito de la trovadora Victoria Sanabria ame tanto esa música como lo hace ella.

“Es loco con la música. Es bien musical. Ya lo tenemos en clases de piano, lo tenemos en clases de cuatro y a veces él mismo saca las canciones por el sonido en el piano. Ya está empezando a improvisar”, manifestó la cantante a Primera Hora al ser entrevistada sobre su nueva producción discográfica Música mía, en la que el pequeño entona junto a su madre el tema No se muere la cultura. 

La canción, según explicó, es un llamado de ella a su hijo a trabajar juntos para no dejar morir la música autóctona. 

“Es una letra bien especial; es una letra en que lo invito a cantar conmigo, una forma de decirle ven y canta para que me ayudes a mantener viva la cultura de Puerto Rico”, detalló. 

Relató que cuando lo oyó cantar la letra se le aguaron los ojos. 

“Es un niño que agarra las cosas bien rápido. Yo compuse la canción, se la canté dos veces y ya él se la sabía. Igualmente, cuando fue al estudio a grabar su parte se la sabía toda, de arriba hacia abajo sin error ninguno, y es una emoción grandísima. Canta con un ímpetu y una seguridad”, comentó.

“Fue bien bonito. Me dio mucha alegría porque estuve al lado de mi mamá cantando”, manifestó por su lado el niño.

¿Qué es lo más que te gusta cantar?, se le preguntó. “La música típica”, afirmó, mientras abrazaba a su mamá. 

En este nuevo trabajo, el primero compuesto en su totalidad por seises (décimas) y aguinaldos (decimillas), se ven representadas tres generaciones de la familia de Victoria, a través de ella, Esteban Alberto y doña Confe, de 85 años, como le llaman cariñosamente a su tía paterna. 

Esta última le hace coros en la melodía Qué Dios me lo bendiga, dedicada a las abuelas.

“Es una voz de abuelita dulce. Ella está encantada de la vida”, mencionó sobre la única hermana de su padre que está viva, que al parecer siempre tuvo la inquietud de cantar, pero nunca antes lo había manifestado. 

Contó que la idea de incluirla surgió luego de que el niño le tocara El zorzal con su cuatro y ella empezara a entonarla.

También colabora en el disco el salsero Bobby Cruz, en la melodía Con cuatro y con sinfonía, que aunque la grabaron por separado, señaló Victoria, fue una canción hecha a la medida de sus voces. 

“Ese seis mapeyé lo disfrutamos tanto porque como la canción se compuso específicamente para los dos, y es un tipo controversia de él me dice y yo le contesto, pues quedó todo a pedir de boca. Está bien contagiosa”, destacó.

No obstante, para aprovechar la temporada festiva que se avecina, el sencillo que promociona la artista es Las Navidades más largas del mundo, en la que plasma cómo se vive esa época en Puerto Rico, donde la misma celebra de noviembre a enero. 

De otro modo, explicó que como parte de la preparación del álbum, su esposo y manejador, Luis “Tito” Olivera, hizo una profunda investigación sobre los seises y aguinaldos que mejor se ajustaban a la voz de Victoria. Entonces ella compuso las ocho letras que fueron grabadas con una orquesta de 12 músicos. 

Afirmó que para ella el proceso de composición es mucho más difícil que la improvisación debido a que dicha habilidad siempre la lleva a querer cambiarle detalles a las letras. 

“Me gusta más improvisar que componer porque yo improviso y ya, pero cuando me siento a componer uno sigue encima de la letra, buscándole las cinco patas al gato cuando a lo mejor a la primera ya estaba lista”, expresó.