Daddy Yankee comenzó su ruta hacia la despedida de la vida artística que lo consagró como una estrella del reguetón con una fiesta de éxitos que contaron su historia en la música urbana.

Un conteo regresivo de 15 minutos a partir de las 9:35 pm marcó el inicio de estos últimos encuentros del artista con el público que creció con él y que en la noche del jueves lo complació cantando, bailando y perreando, convirtiendo el Coliseo de Puerto Rico José Miguel Agrelot en una enorme discoteca.

El “Big Boss” se presentó desde una plataforma que lo bajó desde el techo interior del coliseo hasta una pequeña tarima ubicada a un extremo de la arena, y en adelante, fue un party que no dejó descubierta ninguna etapa en la carrera del cantante urbano, desde el underground hasta el presente. Y así lo advirtió el propio Yankee desde que tomó el micrófono: “¿PeErre estamos ready? Vamos a convertir esto en una discoteca mundial”, expresó para seguido presentar su cómplice en el origen del movimiento del reguetón, DJ PLayero.

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Funeral, Yo nunca me quedo atrás, Latigazo, La combi completa y Gata Gangster, entre otros, abrieron el amplio repertorio e inyectaron suficiente gasolina para prender la discoteca.

“Muchas gracias por ser parte de ‘La meta’. Es bonito estar en la casa, en mi tierra donde nací, donde me crié. Los amo mucho Puerto Rico”, expresó el reguetonero al público dominado por jóvenes adultos y adultos que volvieron a la adolescencia a través de la música y el baile.

Para el segundo de los cuatro segmentos que comprendió el elaborado montaje, el astro urbano complació uno de sus deseos por cumplir: interpretar varios de sus hits cerca del público. Fue así que se trepó en otra gran plataforma que le permitió viajar sobre la arena mientras provocaba la euforia de los seguidores con temas como Lo que pasó, pasó, Tu príncipe, No me dejes solo, Saoko y Mayor que yo.

“Se los dije Puerto Rico que veníamos a romper el coliseo en cantos”, expresó “El Cangri” con un flow firme, en pleno control del escenario.

Como buen anfitrión, Daddy Yankee se dirigió en varias ocasiones a la fanaticada que viajó desde otros países latinoamericanos para agradecerles que hayan viajado a verlo en su patria. “Quiero que sepan que están en la mejor isla del mundo”, les aseguró.

Daddy Yankee se ubicó finalmente en la magnífica tarima -de la que resaltaba la imagen del GOAT como elemento principal- para abrir el tercer segmento con “Jefe” acompañado de un vistoso cuerpo de bailarines. Clásicos reguetoneros, como Machucando, Ella me levantó, Pose, Pasarela y Shaky Shaky, energizaron aún más a la audiencia que respondió positivamente a cualquier petición de “El Jefe”.

La vieja escuela tomó la tarima con Somos de calle. Así aparecieron los invitados Baby Rasta & Gringo, De La Ghetto, MC Ceja y Guelo Star, a quienes Daddy Yankee les compartió palabras de admiración y agradecimiento de forma individual, emocionando hasta las lágrimas a Baby Rasta.

“No te retires, por favor”, le pidió Gringo.

La respuesta a esa petición surgió de un video en el que el cantante reiteraba su deseo de disfrutar de los suyos, de Puerto Rico. “Eso es lo más que yo quiero, levantarme y sentirme libre”, manifestó.

Jowell & Randy, asimismo, representaron a la vieja escuela con su dosis de perreo intenso.

@rosalinamarrero Daddy Yankee cierra su concierto de despedida #lameta con el más grande de sus éxitos #gasolina #daddyyankee ♬ sonido original - Rosalina Marrero-Rodríguez

De igual forma, Daddy Yankee le dio espacio a la nueva cepa del género con la participación de Omar Courtz en Beachy.

La cuarta y última parte del concierto se ubicó entre el pasado y presente musical de este pilar del género urbano, con temas como Despacito y Bonita. Este último, “DY” lo convirtió en un homenaje a Puerto Rico a ritmo de plena y reguetón que colocó la monoestrellada en la tarima. Lo acompañó en el cuatro, Anthony Rodríguez.

Con calma y Dura antecedieron el tema que catapultó a Daddy Yankee como una nueva voz para la música urbana y que, más allá de su retiro, seguirá siendo su bandera: Gasolina.

Vestido cual corredor de autos, introdujo su máximo éxito como uno que revolucionó la historia de la música, y de inmediato, el coliseo pareció incendiarse a través de los llamativos efectos lumínicos. El público se sumó a la vibrante escena agitando una bandadas rosadas, mientras Daddy Yankee volvía a acercarse a ellos desde la plataforma iluminada que lo movió de un lado a otro de la arena.

La velocidad llegó a otro nivel con dos autos de carreras que, literalmente, compitieron desde dos plataformas elevadas sobre la arena.

Daddy Yankee cerró su primer concierto de despedida con energía, alegría y agradecimiento. No cesó de dar las gracias al público, a sus colegas. Tampoco se limitó al reiterar su orgullo por ser puertorriqueño. “He hecho lo que he tenido en mis manos para representar a esta bella isla dignamente”, afirmó en el transcurso del show.

Ahora la meta está aún más cerca y llegará con la satisfacción de decir adiós siendo un líder en su género.

El "Big Boss" se presentó a casa llena en el primero de cinco presentaciones en el Coliseo de Puerto Rico