Si el espacio motelero es el lugar idóneo para el placer en secreto, la obra teatral  "Amor en la Hamaca", es todo lo contrario. Es el espectáculo donde el placer colectivo queda expuesto, donde la audiencia-voyerista por excelencia-, se le da permiso para entrar con la mirada a la habitación de lo prohibido. 

"Amor en la Hamaca" es sencillamente el retrato del imaginario motelero en Puerto Rico y ahí estriba parte de su éxito.  Los que pensaban que ese placer por esta obra picante de nuestro teatro popular había acabado, no estuvieron anoche en el Coliseo de Puerto Rico, donde se celebró el 25 aniversario de esta pieza que estuvo nueve años en cartelera en el teatro El Josco, en Santurce.   

El público, que llenó la versión reducida del llamado "Choliseo", no paró de reírse durante todo el espectáculo, que arrancó a las 9:00 p.m. cuando el productor Luisito Vigoreaux salió al escenario para dedicarle el evento al fenecido comediante Luis Raúl, y de paso, hacerle su propio homenaje al proyectar un vídeo de una escena de una obra en la que ambos participaron.

"Esta es mi manera de recordar a Luis, quien está en primera fila allá arriba junto Miguel Agrelot, mi padrino, así que tenemos casa llena aquí y casa llena allá arriba... Te quiero loco", manifestó Vigoreaux, elevando su mirada.

El espectáculo continuó con el "stand up comedy" del veterano Shorty Castro, quien en 15 minutos se echó a los asistentes en un bolsillo con una serie de chistes subidos de tono que le hicieron cosquillas a los presentes. 

"Yo traje esto (papeles) porque tengo que leer porque se me están olvidando las cosas y eso me preocupa porque me dijeron que cuando uno le pasaba eso era porque estaba entrando en la edad de los metales. Ustedes se preguntarán ¿la edad de los metales? ¿Qué es eso? Fácil, la edad de los metales: plata (se toca el pelo), oro (abre la boca) y plomo (mirando hacia su cremallera)", fue uno de los primeros chistes que hizo Shorty Castro, quien hizo entrar en calor a los asistentes. 

El segundo turno de la noche fue para el personaje de "Papo Swing" (Raúl Carbonell), quien salió al escenario con ese icónico tema de salsa, Aquel viejo motel. Tan pronto se asomó, la audiencia comenzó a reírse sin parar, mientras éste bailaba y sacaba su pañuelo para marcar los gritos de la audiencia con su  "fuá, fuá, fuá".

"Señoras y señoras, tengo buenas noticias, ahora pueden chi... más que nunca porque La Hamaca se salvó de la degradación de crédito", comentó sacando su lengua, para luego enumerar las razones del por qué la industria motelera "levantará" al país de la crisis económica.

El ambiente se iba calentando, cuando sonó la canción "Quiero que me hagas el amor", de Ednita Nazario, la cual fue el aviso para dejarle saber a la audiencia que la función iba a comenzar.  

Fue entonces cuando la puerta de la habitación 69 del motel La Hamaca se abrió lentamente para darle paso a "Soledad" (Walleska Seda) y "Solitaria" (Adrián García), las dos eternas solteronas, quienes dejaron claro el por qué de la aclaración: "Show solo para adultos". 

Las constantes expresiones sexuales, las palabras soeces y ese chiste vulgar que hacía desternillarse de la risa a los presentes, comenzó con ellas, y continuó a lo largo del espectáculo de dos horas de duración.

Verbos como parar, subir, bajar, levantar e inyectar, jamás fueron tan populares como en este espectáculo, donde cualquier expresión, gesto y acción tenían un solo objetivo: la fantasía sexual. 

"El Enfermito", personaje a cargo del actor Abraham Martí, debutó en esta edición de Amor en la Hamaca, pero no logró las carcajadas esperadas por la falta de contenido en sus líneas y el exceso de palabras soeces.

Después vino la escena de "El Alcarde" (Carlos Merced)  y "La Contralor" (Johanna Ferrán), donde ambos personajes terminaron en la cama, después de un juego de poder, donde entre grito y sexo, se escondía una crítica a los políticos corruptos.

De igual forma, sucedió con la escena de "Pastor Adolfo" (Raúl Carbonell) y la "Hermana Victoria" (Anamin Santiago), dos religiosos que pasan de ser  "protestantes" a "pecadores" ante la tentación de la carne.

"En Victoria, ¡¡Aleluya!!", terminan exclamando los personajes, mientras se confunden entre las sábanas de la habitación 69. 

La escena final de la obra estuvo a cargo de los más aplaudidos de la noche, "Susa" (Carmen Nydia Velázquez) y "Epifanio" (Víctor Alicea), quienes volvieron a entrar al motel La Hamaca para hacer de las suyas y demostrar la química que todavía tienen. 

Fueron estos personajes los que se llevaron la mayor cantidad de carcajadas de la audiencia sin la necesidad de recurrir al exceso de palabras soeces, lo que demostró que al final es el contenido y el balance lo que realmente provocan la risa. 

"Amor en la Hamaca", dirigida por Raymond Gerena, concluyó a eso de las 11:20 p.m. con una audiencia que gozó mirando y dejándose mirar por ese gran placer: el placer de la risa.