Desnudarse es el acto  de  despojarse  de  la  ropa… mostrarse  natural, trasparente  y  sin  nada que  decore  el  cuerpo  humano. Es,  además, liberarse.   

La  puesta  en escena   Las  chicas  del  calendario,  una  adaptación del filme que  lleva  el mismo nombre,  requiere que  las  actrices  Cordelia  González, Marian Pabón, Ángela Meyer,  Camille  Carrión, Velda  González, Suzette  Bacó, Linette Torres   y  Lizmarie Quintana se  despojen de todo en el  escenario para  desdoblarse  en cada  una  de  sus  caracterizaciones. Todas se  muestran tal y    como  llegaron al mundo. 

Con esa misma  actitud  de  liberarse sin  tapujos,  las actrices  llegaron  el pasado domingo a los camerinos  del Centro  de  Bellas  Artes  en Santurce, donde en par de horas presentarían  la pieza  en la Sala  de Drama René Marqués.

Es dado pensar que los nervios estarían a flor de piel pues aparecerían desnudas. Mas la realidad dista mucho de lo pensado.

Suzette y Camille  fueron las  primeras  en llegar  al  camerino  de  maquillaje, el  81. Les  esperan las brochas  del  maquillista  de  teatro  Bryan  Villarini, quien no solo logra  trasformaciones  en los  rostros, sino que  convierte el sitio en una sesión de terapia. Aquí se habla de todo.   

El turno es de   Raymond  Gerena, quien interpreta a “Juan”, un paciente de cáncer, por lo que tiene la cabeza rapada. Una   vez  maquillado se  coloca la  peluca  y  suelta:  “Ahora es el  turno  de Loubriel”, sostiene  entre risas  y  añade que logró rebajar  30 libras a  petición de  la  directora  escénica de la pieza,  Emineh  de  Lourdes.

Cordelia se suma al grupo.  Se sienta, se  coloca  la   capa   y  sube  las  piernas a la silla. Mueve el pelo  e  inclina  su  cuello hacia atrás. Villarini comienza  con la  base  y  explica  que  el maquillaje que usa    con  las  actrices  es correctivo, a  excepción del  de   Ángela que    requiere una  mayor  transformación  por  interpretar a   una  envejeciente.

Desde el pasillo  se escucha a   Suzette gritar “bebé”  para  saludar a  Ángela  que  recién pisa  el lugar.  Se abrazan y  ríen al  unísono. Ángela  toma  la llave  de  su  camerino 70, el  que  comparte  con Lizmarie,  y entra. Suzette con  café  en mano regresa al cuarto de maquillaje  y saluda con un beso a Cordelia.

“¡Qué bellos   esos  zapatos!”, exclama  Cordelia ante  las   plataformas fucsia que luce  Suzette.  

“Una cosita sencillita  de  mi  clóset”,  reacciona  Suzette  antes de retocarse  el  maquillaje. Entra Camille   y  la   actriz  Madelyn Ortiz,  quien  lleva  una  caja de   botellas  de  agua  que  coloca  sobre  la  mesa  del camerino, donde además  hay  unas  bandejas de  comida para  toda  la  producción.

 Ángela   entra al salón  de  maquillaje. “Tengo  un hambre  brutal”, exclama.

“Pues nenita,   hay  comida  y  los  chips   de malanga  están  bien ricos”,  precisa  Suzette. Ángela reparte  besos a todos, camina  hacia  las   bandejas  de  comida   y  se  sirve. 

“¡Qué bueno es hacer de  gorda  y  vieja  en la  obra! Puedo comer  lo que  quiera  hoy”, sentencia  Ángela provocando las risas  en  el cuarto de  maquillaje.  

“¿La  obra  la  van  a  grabar hoy?”, pregunta Cordelia. 

“Sí.  Se  van a  ubicar  en las  sillas  de atrás. Son dos  horas  de   grabación”,  responde Ángela. 

“¿Van  a  grabar  con un iPhone  o  con  cámaras  de  vídeo?, cuestiona  Camille.

La  cara  de  Ángela  se  comienza a  desfigurar ante la pregunta.   El bocado que llevaba  en el tenedor   regresa  al plato de  comida. 

“Camille,  ¿cómo   va  a  ser  con un iPhone? ¿Tú sabes  lo  que  estás  diciendo? Ve a  tu  camerino  y  reflexiona por  lo  que acabas  de decir”, menciona muerta  de la risa  Ángela  y  el   resto de las  actrices sueltan    carcajadas que  retumban en el  camerino.   “¿Pero se puede   grabar  con un iPhone?”, refuta  Camille.

“Ve  al camerino a hacer  yoga  Camille... Se puede,  pero se  va  a hacer  profesionalmente”, repite Ángela que  de   inmediato recuerda cómo la  tecnología ha  cambiado la  vida de todos. 

El próximo  turno   en la silla  le  corresponde a  Linette quien  tiene  el privilegio  de  trabajar  con su  hijo  Fernando Tarrazo  en esta  obra. 

Son las 3:45 de la tarde. Al  cuarto  de maquillaje regresan Camille, Ángela y Raymond.  Llegan también Lizmarie  y  Emineh. Se  saludan todos. Suzette entra con una peluca puesta y  busca  un lápiz labial para   pintarse los  labios.   

Ahora el tema es lo que hicieron la noche anterior una vez terminaron la función. Algunas fueron a la barrita de Punto Fijo.  Interrumpe Marian, quien llega con cara  de  poco amigos  y  angustiada. Cuenta  que  encontraron una  perrita  en la calle   y  no  sabe  si  adoptarla. La  mayoría  de los  actores   le recomienda que lo  haga. 

La última en  sumarse al  grupo  es Velda. Camille le pregunta sobre  el éxito que tuvo con La criada malcriada en Nueva York y  cómo  los  puertorriqueños   la  reconocían  en las calles. 

Ya faltan minutos para subir al escenario y la  vestuarista  Alba  Quevedo  se  mueve  de  un lado a  otro acomodando  todos  los  cambios  de ropa  del elenco.  

Se escucha la primera  llamada.  El reloj  marca las 4:30 p.m. y ellas, relax, conversan sobre quién de los nominados deberá ganar un premio Oscar el 28  de  febrero. 

El aviso de la segunda  llamada se escucha por las bocinas.  El camerino  se  hace pequeño ante  la presencia de todo el elenco, incluyendo  al  actor  Gerardo Ortiz  y  a la  directora escénica.   

Se  escucha  la   tercera  llamada. Todos   en el camerino  se  toman  de  las  manos. Velda  toma  la palabra para  inyectar  positivismo en el grupo. La atmósfera cambia a una de  nervios,  emoción  y  alegría. 

“¡Vamos!”,  gritan al  unísono. Todos se  abrazan,  se besan  y  corren por los pasillos hasta llegar al backstage. Por las bocinas  se  escucha  la  canción Like a virgin de Madonna.

Marian se tira  al  piso   y  hace  varios  push-ups; es su manera de relajarse. Suzette  se lanza  sobre  la espalda de su compañera.  Marian grita  y  de  inmediato  Linette, Cordelia, Raymond y Lizmarie se trepan sobre ella al estilo de una  montaña  humana. ¡Qué pavera!

Con esa  misma  comicidad, a las 5:00 en punto,  subieron el telón de Las chicas del calendario, pieza  que repite  este  fin  de  semana.