Mantener la seriedad con la actriz Lizmarie Quintana no es tan sencillo. Ella verdaderamente se vacila todo lo que alcance ver, escuchar o tocar, y eso incluye vacilarse ella misma.

Esta entrevista era su primer compromiso del día. La cita era a la 1:00 p.m., de un jueves reciente. Llegó puntual y arreglada como si hubiera salido del beauty, aunque no fue así. Salió de su casa y arreglada por ella misma, porque si algo tiene claro es que cuando las vacas se pongan flacas en el teatro monta un negocio de belleza y sigue trabajando.

“Me gusta salir bien hecha a la calle”, dijo la artista, quien sabe de trucos para afinarse el rostro, ponerse y quitarse extensiones de pelo o buscar su mejor lado frente a la cámara.

En estos días se le ha vuelto a ver en la televisión -medio al que regresará muy pronto- promoviendo su nuevo espectáculo de stand up comedy Soy buena, pero no sirvo, una frase que ella ha convertido en su lema.

“Lo que pasa es que me vacilo todo y me vacilo yo, y creo que de ahí viene el, ‘diablo, eres buena, pero no sirves’, porque a mí no me importa que me vengas a ‘bullear’, porque yo te voy a zumbar pa’atrás y me voy a reír de eso, y no sirvo por eso”, detalló.

Quintana sabe que es una figura polarizante. Tiene tantos seguidores como detractores y cada grupo la defiende o la critica con gran apasionamiento.

“Hay muchos que me odian, pero no sé por qué, porque soy una pelota de amor”, afirmó con una carcajada entre labios. “La gente está bien confundida; piensan que detrás del teclado van a arreglar el mundo o que te pueden matar detrás de un teclado y a la gente hay que enseñarle, y a lo mejor piensan que uno por ser figura pública no ve esas cosas, pero sí. Yo tengo Facebook, sigo todos los periódicos, leo y contesto a todo el mundo, bien o mal”.

Hace un tiempo la señalaban por su orientación sexual; ahora es más por la parodia que hace de la pastora Wanda Rolón, llamada “La Apóstola”, aunque asegura que es “un collage de toda esa gente que se lucra de la religión”.

“Me hicieron hasta una página de boicot diciendo que yo era una blasfema, que me estaba burlando de Dios, y te quedas como que ‘¿esta gente es ciega?’. Lo que estoy haciendo es que a través de un personaje estoy haciendo una crítica, lo que todo el mundo ve, lo que todo el mundo sabe”.

¿Te afectan esas cosas?

No me afectan en el sentido de que me vaya a dar una depresión o de que no quiera leer más; me afectan en el sentido de que digo, ‘coño’, ¿la gente no puede ser un poco más abierta?’; me afecta eso, que la gente no sepa dividir ciertas cosas. Ahora, que me critiquen a mí no me afecta.

Quizás la gente cree que no tienes límites...

La gente piensa que coges todo a relajo y no es así. A mí me preocupan la mayoría de las cosas que le preocupan al resto de la gente, las cosas del país, las cosas del Gobierno, o que no pueda pagar el carro o que no tenga una obra el próximo mes. A mí me preocupan muchas cosas.

Soy buena, pero no sirvo es el tercer espectáculo de comedia en solitario que presenta la artista, pero la ansiedad de un nuevo estreno es igual que la primera vez. En sus palabras, “sigo igual de cagá”. 

Todos han sido con la dirección de Emineh De Lourdes, su compañera. 

“Ella es la mente maestra, ella es la que escribe, es la que me dice este tema lo vamos a tocar así y ella es la que dirige, ella es todo, yo le pongo la cafrería, porque como ella no es cafre yo le añado las palabras”.

Fuera de comentar que tendrá múltiples parodias e invitados, la intérprete de “Maripilli” no anticipó más detalles del show, que comenzará funciones el 27 de mayo en el Centro de Bellas Artes de Santurce.

¿Extrañas la televisión?

Mucho, la extraño mucho, me gusta la televisión, llegas a otro público, porque no todo el mundo va al teatro. Llegas a la casa de todo el mundo. Extraño la radio también, yo por mí estaría en todos a la vez.

Quintana está armando su regreso a la televisión de la mano del productor Tony Mojena. En este proyecto compartirá la pantalla con los actores Jorge Castro y René Monclova.