La artista Awilda Rodríguez entra a aguas profundas al explorar la identidad puertorriqueña en la pieza unipersonal El velorio de la Comay, que el 15 y 16 de marzo, a las 7:00 de la noche, tendrá como punto la librería La Tertulia, en Río Piedras.

En esta propuesta multimedia, la intérprete enfrentará al público a dos expresiones: la obra El velorio, de Francisco Oller, y el desaparecido personaje televisivo “La Comay”, creado por el titiritero Antulio “Kobbo” Santarrosa.

La pintura y el personaje servirán de excusa para intentar definir qué es ser puertorriqueño y cómo son la mujer y el hombre boricuas, según explicó Rodríguez.

Hace dos años, la artista de performance inició su investigación, que coincidió con la iniciativa del grupo Boicot a la Comay a través de las redes sociales, cuyas presiones a los auspiciadores para que desistieran del apoyo comercial al programa SuperXclusivo redundaron en la renuncia de Santarrosa a Wapa.

La joven dijo que en el 2010 se encontraba residiendo en Florida, donde se mantenía en conexión con lo que sucedía en el país. En ese momento, hubo dos eventos que fueron muy criticados en el programa televisivo: la huelga de la Universidad de Puerto Rico y el anuncio del cantante Ricky Martin sobre su orientación sexual. Tras ver por YouTube las posiciones emitidas en el espacio sobre ambos eventos, la artista sintió la necesidad de expresarse acerca de la violencia y la identidad puertorriqueña.

“Todo empezó a complicarse cuando todas somos ‘La Comay’, porque el personaje se posicionaba como una mujer puertorriqueña. ‘La Comay’ es un personaje dentro de la pieza que es representativo de la identidad puertorriqueña. Entonces, la pintura El velorio representa nuestra identidad en esa época. Pero en la pieza estoy investigando la cuestión del género en la identidad”, explicó Rodríguez, con formación en danza y en teatro.

“Es cómo identificamos al hombre y a la mujer con lo que ‘La Comay’ dice en su discurso. Que es importante si pensamos que era el primer programa en el país. Vemos cómo ella no toca a la mujer gay como lo hace con el hombre gay. Pero ella complica todo al ser un hombre vestido de mujer. Es interesante que este títere significa lo que es ser puertorriqueña, porque representa a un grupo, pues ella no crea las ideas negativas y de odio sola”, abundó quien representará por primera vez la pieza de 45 minutos.

El performance se nutrirá de textos, imágenes, sonidos y movimientos corporales, además de que el rol del público como testigo de la procesión será esencial para complementar la propuesta.

“Los diferentes medios son una decisión estética. Vengo de la danza, pero necesitaba algo más para comunicar y vengo de una generación de la televisión y su poder, por lo que utilizamos imágenes”, expresó. El donativo es $10.