Dice con su contagioso sentido del humor que lo único que no podrá hacer será recetar, pero que está feliz de saberse Doctor en Artes. Esto, luego de que ayer –durante sus actos de colación de grados– la Universidad Central de Bayamón le confiriera un Doctorado Honoris Causa en Artes al polifacético artista, presentador, comediante y filántropo  Raymond Arrieta  como un gesto de reconocimiento, no solo por su abarcadora labor en el campo de las artes escénicas y la televisión, sino  además por su compromiso y solidaridad con los pacientes de cáncer. 

A lo largo de su trayectoria, Arrieta ha recibido multiplicidad de reconocimientos, siendo sin duda el más contundente el de la gente  que a diario lo para en la calle para darle las gracias por hacerle reír o para contarle anécdotas personales acerca de cómo su trabajo en pro de los pacientes de cáncer en el País ha impactado sus vidas. Sin embargo, siempre tiene un matiz diferente que el aplauso venga desde la academia, ese lugar que se rige por criterios que van más allá del afecto. 

“Primero me llegó una llamada diciéndome que me estaban considerando y dije:‘ Bueno, veremos a ver qué pasa. Porque eso deben presentarlo a los síndicos’. Luego supe que todos dijeron que sí y me invitaron a la graduación”, contó Arrieta, quien recibió el honor entregado en la ceremonia que se llevó a cabo en el Centro de Convenciones de Puerto Rico, al igual que el ex presidente del Tribunal Supremo de Puerto Rico, Federico Hernández Denton.

El secretario de Estado David Bernier fue el orador en la ceremonia. 

“Nunca había recibido un reconocimiento así. Estoy bien contento. Me acuerdo cuando me gradué de la universidad. Uno sale con miedo y con ganas de comerse el mundo”, compartió Arrieta horas antes de recibir el doctorado, acerca de su graduación de la Universidad del Sagrado Corazón, donde estudió comunicaciones con concentración en producción de radio y televisión. 

“Me siento bien honrado de que se hayan fijado en mi y en mi trabajo, en el mensaje de unidad y esperanza, con todo lo que hemos hecho con las caminatas por el Hospital Oncológico, por el compartir con la gente”, destacó Arrieta para quien “no importa el tamaño del reconocimiento”, siente un agradecimiento profundo. 

A los jóvenes, adelantó, les hablaría de que “no ha sido fácil. Nunca es fácil. Pero para uno lograr sus metas, hay que seguir luchando, repetirse todos los días: ‘Yo puedo, estoy sano, Dios está conmigo’”.