Anthony Bourdain cocinó y escribió sobre los secretos de las cocinas de los restaurantes pero será recordado por muchos como el hombre que llevó la comida del mundo a sus hogares a través de la televisión. 

El chef, que falleció hoy a los 61 años, comenzó su carrera televisiva en 2005 con No Reservations, un ciclo del Travel Channel en el que viajaba a diversos países y probaba la comida local. Luego pasó a la cadena CNN con Parts Unknown, en el que también se ocupaba de explorar la oferta gastronómica de lugares tan distintos como Perú, Detroit, Corea y Buenos Aires.

Bourdain no se quedaba en una simple degustación de platos que le resultaban exóticos, sino que a través de ellos intentaba comprender la idiosincrasia del país o la ciudad en la que se encontraba. Para eso exploraba sitios de comida popular, como mercados o puestos callejeros, y restaurantes de chefs galardonados. En todos lados su respuesta era entusiasta ante la posibilidad de probar algo nuevo, pero nunca era complaciente; si algo no le gustaba lo hacía saber. Sus ciclos televisivos eran una celebración del viajero curioso y dispuesto a salir de su zona de confort para conocer mejor otra cultura y volver a casa enriquecido.

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Acá recordamos cinco de los mejores momentos de sus programas:

1) El cliché de las empanadas

En su primera visita a la Argentina, Bourdain se niega frente a cámara a caer en el cliché de ir a comer empanadas. Según cuenta él mismo, su producción lo convence y él sigue burlándose de la idea de tener que hacer poesía sobre un bocado de masa con relleno. Hasta que termina enamorándose de las empanadas de El cuartito y reflexionando sobre las verdades que encierran algunos clichés.

2) Comiendo con el presidente

Habiéndose convertido en una celebridad, Bourdain tuvo la oportunidad de hacer algunos de sus programas de Parts Unknown junto con invitados especiales. Uno de ellos fue Barack Obama, quien compartió un plato típico vietnamita, Bun Cha, con el chef. Según le contó Bourdain al periodista Anderson Cooper, la idea de que el presidente comiera con él surgió de la propia Casa Blanca. Otra prueba de la gran popularidad del chef.

3) Romance a la italiana

 Cuando Bourdain visitó Roma no sólo encontró buena comida sino también un nuevo amor, Asia Argento. La actriz y directora, hija del realizador Dario Argento, llevó al chef a comer a un restaurante familiar en las afueras de la ciudad, en el que siempre cocina "la Nonna". En su narración en voz en off, el chef explica que Asia va a ese lugar desde que era chica y todavía va allí con sus hijos, por eso él no quiere decir el nombre para que no se haga famoso y arruinárselo. Una muestra de amor que indicaba que la invitada de ese episodio era especial para él.

4) Turismo de cabotaje

El espíritu explorador de Bourdain lo llevó hasta el otro lado del mundo para probar delicias exóticas pero también se dedicó a conocer esos lugares típicos de los Estados Unidos a los que un chef, en principio, preferiría no entrar. Por ejemplo, en Carolina del Sur visitó una de las locaciones de Waffle House, un restaurante popular que sirve comida las 24 horas. Bourdain, que quedó encantado con el waffle con nueces pecan, describió al lugar como "una zona libre de ironía donde todo es hermoso y nada duele; donde todos, sin importar la raza, credo, color o estado de ebriedad, son bienvenidos".

5) Un sueño hecho realidad

Sentado junto al legendario chef Paul Bocuse, creador de la nouvelle cuisine, Bourdain parece un fan un poco nervioso e infinitamente feliz. La cara del chef norteamericano ante cada uno de los platos que le sirven se ilumina y las descripciones de las complicadas preparaciones están relatadas en una voz que denota fascinación. Por si faltaba ser más explícito, Bourdain lo dice con todas las letras: "Esta fue la comida de mi vida".