¿Dónde están los simpatizantes de #TeamStannis ahora, ah?

El autoproclamado rey de los Siete Reinos nunca ha sido el personaje más querido de la saga literaria A Song of Ice and Fire. Estoico, frío e intransigente, Stannis Baratheon es un “héroe” difícil de apoyar en la sanguinaria contienda por el trono de hierro, pero la serie Game of Thrones había realizado un buen trabajo en esta quinta temporada de presentarlo como un digno candidato, particularmente cuando su cruzada incluía la destrucción de la casa Bolton, liderada por traidores, violadores y psicópatas. Sin embargo, cuando en el episodio de anoche –titulado The Dance With Dragons- Stannis sacrificó a su pequeña hija para que el Dios de la Luz lo ayudara en su encomienda… pues yo no sé ustedes, pero como que ese “detallito” atenta contra toda la buena fe que habíamos depositado en él durante los pasados episodios.

Relacionadas

La relación de Stannis con la religión –al menos para mí- siempre había sido una de conveniencia más que de fe genuina. Su esposa, la reina Selyse, era la verdadera fanática, y si los sacrificios que realizaba la bruja Melisandre a nombre del dios R’hllor le servían en su misión, pues tremendo. Stannis nunca ha sido testigo ocular de la magia que la sacerdotisa roja es capaz de conjugar –solo Davos y Brienne los han presenciado-, por lo que la decisión que tomó ayer me pareció muy contraria al personaje de la televisión (más aun para el que se presenta en los libros), especialmente luego de aquella escena varios episodios atrás en la que tuvo un auténtico momento paternal con Shireen, a quien ayer vio morir quemada sin que le temblara un músculo. Irónicamente, fue Selyse, la fiel creyente y seguidora de Melisandre, la que rogó piedad por su única hija.

De acuerdo los creadores de la serie, David Benioff y D.B. Weiss, la muerte de la inocente y adorable princesa fue revelada a ellos por el propio autor George R.R. Martin, así que esto muy bien podría ser un adelanto de lo que leeremos en The Winds of Winter cuando publique en cualquier momento durante los próximos 100 años. De ser así, me atrevo a apostar las circunstancias serán bastante distintas y el propio Stannis ni siquiera esté involucrado. Independientemente, la secuencia me dejó frío y me lleva a cuestionar varias cosas, entre ellas lo que ocurrirá ahora con Davos –quien tras esta barbarie sería capaz de matar a su rey- y cuál es la diferencia entre Stannis y Ramsay bajo este nuevo panorama. Quizás el punto sea exponer que no hay ninguna y que ambos son capaces de las mismas salvajadas. Por mí, que ambos ejércitos se maten en el próximo episodio.

“Game of Thrones” deja al público sin aliento tras épica batalla

Manteniéndonos en Westeros,  Jon Snow regresó a Castle Black junto a los wildlings que logró rescatar en Hardhome. Las puertas del Wall les fueron abiertas por Alliser Thorne, quien continuó expresando su malestar con la decisión del Lord Commander de alisarse con los salvajes. “Tienes un buen corazón, Jon Snow. Nos va a matar a todos”, le dijo el First Ranger a Jon ante las miradas de desaprobación de la mayoría de los miembros del Night’s Watch mientras los Wildlings desfilaban por su castillo. Sea lo que sea que vaya a ocurrir, la olla de presión parece estar lista para estallar en el cierre de la temporada.

Moviéndonos al polo opuesto del continente, el show aparentemente concluyó anoche con la decepcionante adaptación que ha sido Dorne. Jaime regresará a King’s Landing con su sobrina/hija y su prometido, el príncipe Trystane, quién ocupará el puesto de su tío Oberyn en el pequeño consejo del rey; las caricaturas conocidas como las Sand Snakes fueron liberadas tras protagonizar un juego infantil en la cárcel; Ellaria Sand solo se llevó un regaño por su traición y el gran Bronn vivirá para continuar deleitándonos en futuras aventuras (al menos algo bueno salió de todo este fiasco que tomó uno de las tangentes más interesantes de los libros y la convirtió en material de relleno). Dudo que algún televidente vaya a extrañar a Dorne.

Cruzando el charco hacia Essos, Arya está jugando con fuego en Braavos. En lugar de cumplir con su misión y matar al hombre que le señalaron, la joven se distrae al divisar en el muelle a Meryn Trant, el miembro del Kingsguard que figura en su lista de “personas que mataré algún día”. Arya sigue a Trant hasta un prostíbulo donde el repugnante hombre anda en búsqueda de una niña a la que pudiese violar, pero antes de que la hija menor de los Stark pudiese tomar la justicia en sus manos, es despachada del antro. Al regresar a La Casa de Blanco y Negro, Jaqen H’ghar le pregunta si mató al hombre, a lo que ella responde que no. Arya parece olvidar que el “regalo” de la muerte no se reparte caprichosamente por los miembros de los “Hombres sin rostro”.

“The Dance of Dragons” concluyó, apropiadamente, con el regreso de un personaje que no veíamos en acción desde la temporada pasada. Daenerys y su prometido, Hizdahr zo Loraq, oficiaron la reapertura del coliseo donde los esclavos se matan entre sí para satisfacer el morbo de las masas. El evento sirvió para que Tyrion, nueva mano de la reina, debatiese con Hizdahr acerca de la diferencia entre lo aceptado y lo correcto, y cómo tanto los que gobiernan como los gobernados aceptan tantas barbaridades creyendo que son la norma, pero el momento se ve interrumpido cuando Jorah entra al coliseo para demostrarle a Daenerys que ya no tiene nada que perder en su camino hacia la redención ante los ojos de ella.

Jorah apenas sobrevive el combate contra cinco oponentes, y qué bien que lo hizo, ya que una vez más tuvo que salvar a Daenerys de un nuevo intento de asesinato. La secuencia –muy distinta a como se dio en los libros- expuso el regreso de los Sons of the Harpy, quienes aparecieron por todos lados entre la muchedumbre con sus tenebrosas máscaras. Los arreglos corales de la banda sonora de Ramin Djawadi sirvieron de mucho para transmitir el pánico que se apoderó de todos los presentes mientras los rebeldes asesinaban a los simpatizantes de la Madre de los Dragones, incluyendo a su prometido. Daenerys fue escoltada por Joran, Daario y Tyrion a través de la arena del coliseo, pero se vieron rodeados por los Sons of the Harpy. Y justo cuando parecía que el fin había llegado, fueron rescatados por un antiguo concepto del arte de contar historias conocido como deus ex machina. O, en este caso, dragon ex machina.

El imponente Drogon descendió desde los aires y se sirvió con la chuchara grande achicharrando con sus llamas a los sediciosos. Y entonces Daenerys hizo algo que no se veía desde que sus antepasados dominaban el mundo: se montó en un dragón y alzó vuelo sobre él ante las miradas atónitas de sus compañeros. Tyrion, una vez más, se quedó sin nada que decir. Solo los dragones tienen ese efecto sobre él.

Sé que muchos deben haber quedado deslumbrados por esta escena. Me gustaría compartir su sentimiento. Técnicamente, la secuencia estuvo bien lograda, la coreografía la describíría como "OK" y los efectos digitales, "promedio" –bastante por debajo de los que vimos la semana pasada en “Hardhome”-, pero la llegada de Drogon fue DEMASIADO oportuna. ¿Emocionante? Sí. ¿Perfecta para cautivar a los televidentes? Definitivo. Y aun así, se quedó en la sombra de cómo fue trabajada en las novelas. Nada, que este fue uno de esos capítulos que quisiera haber olvidado que alguna vez las leí para poder disfrutármelo en su totalidad.

El próximo domingo nos despedimos de Game of Thrones hasta el año entrante con el episodio titulado “Mother’s Mercy”. ¿Quién será digno de la piedad de la Madre? ¿Quién no? Ya verán.