Sí, definitivamente está muerto.

Por si acaso lo habíamos olvidado en los pasados siete días, “Game of Thrones” nos recordó anoche -con un perceptible grado de regocijo- que el despiadado rey Joffrey dejó vacante el Trono de Acero a solo horas de casarse. El primer tiro del episodio fue una repetición de su rostro púrpura, con los ojos brotados y la sangre saliéndosele por todos los orificios, prácticamente invitándonos a continuar con la celebración de su sorpresiva (pero bienvenida) partida.

Sin embargo, los que ayer dieron de qué hablar fueron sus padres, Jaime y Cersei Lannister, o en realidad los que corren con la adaptación televisiva de las novelas de George R. R. Martin que componen la saga literaria A Song of Ice and Fire, y su decisión –nuevamente- de alterar una escena sacada directamente del texto que ya de por sí era bastante retorcida para agregarle un elemento adicional de perversión que no solo fue innecesario sino que afecta negativamente a los personajes involucrados en ella.


Retomamos la acción justo donde los dejamos la semana pasada con la muerte del rey, solo que ahora nuestra atención se dirige a la apresurada huida de Sansa Stark de King’s Landing junto al bufón previamente conocido como Ser Dontos. Ambos escapan de la capital y navegan por el océnao hasta dar con un navío en donde los espera Petyr Baelish, quien empieza arrojar luz sobre quiénes estuvieron envueltos en el envenenamiento de Joffrey, haciendo alusión al collar que llevaba puesto Sansa y el cual le fue obsequiado por Dontos en el primer episodio de esta temporada. “El dinero compra el silencio de un hombre por un tiempo. Una flecha en el corazón lo compra para siempre”, dijo Baelish –mejor conocido como Littlefinger- justo después de matar al pobre bufón, eliminando así al único testigo de la fuga de Sansa. 

Mientras, en King’s Landing, los personajes principales se encontraban lidiando con la muerte de Joffrey. Por un lado vimos a Margaery Tyrell cuestionándose si en efecto ella estaba maldita tras perder a dos maridos en cuestión de meses, y por el otro a Tywin, Cersei y Tommen (el hermano menor de Joffrey) velando el cuerpo del pequeño sociópata. La conversación durante esta escena se concentró en Tommen y su abuelo, Tywin, quien ya lo está posicionando como el heredero del trono y lo interrogó acerca de cuáles cualidades debe tener un buen rey. Luego de varios intentos, Tommen llegó a la conclusión de que la mayor virtud es la sabiduría, lo cual fue música para los oídos del patriarca de la casa Lannister.

“Un rey sabio escucha a sus consejeros. Tu hermano no fue un rey sabio, ni un rey bueno”, aseveró Tywin ante el dolor de Cersei, quien se mantiene callada mientras su padre le rapta sigilosamente al único hijo que le queda (Myrcella fue enviada a  Dorne en la segunda temporada) y empieza a amarrar los hilos en las extremidades de su nuevo títere, uno más dócil y gentil que su sucesor. A rey muerto, rey puesto.


Acto seguido, Jaime llega al templo donde están velando a su hijo y se queda a solas con su hermana, quien está convencida de que Tyrion fue el asesino y le pide que lo mate. Este se rehúsa, señalando que es su hermano, y es aquí cuando llegamos a la susodicha escena que causó controversia, no por el acto de incesto que se repite entre ambos hermanos Lannister y –para colmo- ante los restos de su primogénito, sino por la forma en que fue adaptada para la televisión, borrando la línea entre el consentimiento y la violación. La secuencia no deja claro si Cersei quiso acostarse con su hermano o no, rechazando los avances por un lado mientras por el otro parece desearlo, y en medio de esa ambigüedad, al final él responde con un “no me importa” y procede a penetrarla.

Es una acción que se diferencia considerablemente de cómo fue presentada en el texto original de George R. R. Martin, donde quedó explícito que Cersei accedió. Esto no solo revierte toda la buena fe que ya habíamos depositado en Jaime –quien en la temporada pasada había alcanzado la redención- sino que continúa con el patrón de la serie de posicionar a Cersei como la víctima, haciéndola ver como un personaje más simpático y no como la mujer maquiavélica que en verdad es. Lo peor es que esta no es la primera vez que la serie toma un acto sexual que en los libros fue consentido y lo convierte en una violación sin razón alguna. Esto ocurrió en el primer episodio de Game of Thrones entre Daenerys y Khal Drogo, cuando este la tomó a la fuerza en su noche de bodas.

Continuando con el resto del capítulo,  ayer nos reencontramos con nuestro dúo favorito compuesto por Arya y el Hound. Fue una escena breve que no aportó nada nuevo a su relación, más allá de enfatizar lo que ya sabemos acerca del cínico pragmatismo de Sandor “Hound” Clegane. Tras ambos recibir asilo en la casa de un granjero, el temerario guerrero lo golpea y le roba el poco dinero que tiene. Arya le reclama pero al Hound le cuestiona cuántos Starks tienen que morir antes de ella darse cuenta de cómo funcionan las cosas en el mundo.


Al norte, en el Wall, se desarrollaron dos tramas concurrentemente. La primera –y menos importante- involucró a Sam y su preocupación por la seguridad de Gilly como la única mujer viviendo entre un puñado de ladrones y violadores. La otra giró en torno a la aproximación de los wildlings a la muralla de hielo. Jon Snow les  había dicho que el Night’s Watch contaba con cerca de 1,000 hombres cuando en realidad son pocos más de 100, y el ejército de Mance Ryder podría descubrir que se trata de una mentira y adelantar su ataque. Para evitar esto, ahora tendrán que ir a matar a los miembros del Night’s Watch que se revelaron en la tercera temporada y que habitan en la casa de Craster al norte del Wall.

De vuelta en King’s Landing, nos topamos una de esas escenas sexuales gratuitas que se incluyen en la mayoría de las series de HBO para llamar la atención. Esta involucró a Oberyn Martell en una orgía bisexual que resumió perfectamente de la siguiente manera: “Cuando se trata de la guerra, peleo en nombre de Dorne. Cuando se trata de amor, no escojo ningún bando”. La diversión carnal llega a un abrupto final con la llegada de Tywin al prostíbulo, ofreciéndole al príncipe de Dorne la oportunidad de obtener la justicia que busca para su hermana muerta a manos del Mountain si accede a fungir como juez en el juicio contra Tyrion que se llevará a cabo en dos semanas.

Y hablando de Tyrion, Peter Dinklage cargó con otra emotiva escena en la que se despide de Podrick, su leal escudero cuya vida se ve en peligro al seguir sirviéndole al acusado de matar a Joffrey. “El mundo es un lugar mejor sin él, pero yo no tuve nada que ver en su asesinato”, expresó Tyrion con su habitual sarcasmo, pero viéndose más solo que nunca mientras intenta encontrar testigos que testifiquen a su favor en el juicio que acaparará gran parte del resto de la temporada.  


Por último, vimos a Daenerys Targaryen continuando con su cruzada en contra de la esclavitud al otro lado del mundo. La Madre de los Dragones finalmente llega a la ciudad apiramidada de Meereen –espectacularmente recreada mediante unos fantásticos efectos especiales-, donde es recibida groseramente por un guerrero que es prontamente despachado por Daario Naharis. Para los que se preguntan, “¿por qué no manda a sus dragones a atacar y se deja de tantas amenazas?”, cabe recordar que Daenerys está buscando liberar a los esclavos para traerlos de su lado, y enviar a unos feroces y potencialmente incontrolables dragones a realizar este trabajo no tendría el mejor de los resultados. Incluso podría matar a muchos de los que pretende liberar.

Su primer ataque en contra de Meereen es enviado por los aires a través de catapultas, pero sus municiones no son explosivas ni destructivas. Van cargadas de un poderoso mensaje: barriles llenos de las cadenas y collares de sumisión que les ha quitado a los miles de esclavos queha rescatado a lo largo de su recorrido por la Bahía de los Esclavistas. Es un ataque sicológico que busca provocar una revolución dentro de Meereen, estrategia que enaltece las virtudes de Daenerys como líder y nos llevan a anhelar por el día en el que finalmente cruce el charco e introduzca a los gobernantes supuestamente civilizados de Westeros al fuego de sus dragones, pero eso seguro será material para un futuro episodio.