La última vez que vimos a Arya Stark, la hija menor de la casa de los lobos, cruzaba el Mar Estrecho a bordo de un barco con destino a Braavos, ciudad oriental en el continente de Essos. Anoche, la moneda que hace mucho tiempo le entregó el hombre conocido como Jaquen H’Gar cuando la ayudó a escapar de Harrenhal tres temporadas atrás, la llevó hasta la Casa de Blanco y Negro, sede de la misteriosa secta conocida como “Los hombres sin rostro”.


Las enormes puertas del monumental edificio, pintadas una de blanco y la otra de negro, sirvieron para establecer la lucha entre visiones opuestas que se estarían desarrollando a lo largo del segundo episodio de esta quinta temporada de Game of Thrones. En el caso de Arya, el blanco y negro fue –por ahora- literal. No será hasta más adelante cuando veremos la razón figurativa para el nombre de esta casa en la que se entrenan a los agentes secretos más letales que se hayan visto en este mundo fantasioso. El largo camino que le espera a la jovencita inició con un rechazo por parte del señor que le abrió las puertas pero le negó la entrada, aunque la paciencia que demostró Arya fue eventualmente premiada.

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Al otro lado del mundo, en King’s Landing, la reina Cersei continuó tomando decisiones extremas en nombre de su hijo, el rey Tommen Baratheon, perpetuando el patrón que contribuyó a la muerte de su primogénito en la temporada pasada. Tras recibir una clara amenaza contra su hija, Myrcella -quien se encuentra en Dorne bajo el cuidado de la casa Martell- su hermano y amante, Jaime Lannister, decide emprender un viaje hacia el sur para rescatar a su sobrina/hija, misión que podría ser considerada como un acto de guerra. Mientras, en el consejo de asesores del rey, Cersei nombra al científico loco Qyburn –coleccionista de cabezas desmembradas para hacer quién sabe qué- como el Maestro de los Susurros, decisión que no agrada al resto de los miembros, en especial a su tío, Kevan Lannister, quien desafía abiertamente la autoridad de Cersei.


Ayer tuvimos nuestro primer vistazo a los famosos jardines acuáticos de Dorne, y la localidad que eligieron para filmar esta escena en Sevilla es tan hermosa que no requirió de efectos para resaltar su belleza. Allí, el príncipe Doran recibió la visita de Ellaria Sand, amante de su fenecido hermano Oberyn, quien quiere picar a Myrcella en pedacitos y devolvérselos a Cersei uno por uno. Doran deniega esta petición, para provocar la ira de Ellaria. Las mujeres de Dorne son conocidas por su ferocidad, y en los próximos capítulos veremos exactamente por qué.

En el polo opuesto de Westeros, el episodio no solo resumió competentemente uno de los sucesos más importantes de los libros en esta región sino que se esmeró por darle cariño a lo que ocurre en The Wall, quizás el ángulo de la historia que más ha sufrido en su adaptación de la página a la pantalla.  La piadosa decisión de Jon de matar a Mance Ryder fue cuestionada por Stannis, pero en ella el autoproclamado rey de Westeros vio algo más: el valor de un joven con cierta lealtad hacia los wildlings, grupo de guerreros que Stannis necesita para conquistar el norte. Jon recibe del hijo mayor de los Baratheon una oferta muy tentadora: gobernar Winterfell como un Stark, reconocido por nombre y título, a cambio de su liderazgo sobre los wildlings.


Sin embargo -contrario a lo que “Don Corleone” pueda decir-, esta fue una oferta que Jon pudo rechazar, aunque a cambio recibió una igualmente inesperada pero bienvenida: el título de comandante del Night’s Watch. Jon fue nominado por Samwell Tarly –quien se botó en su ponencia al resaltar todos los atributos que lo harían un digno líder- y ganó por un voto: el de maester Aemon. La elección de Jon no fue bien recibida por todos, particularmente su oponente, Aliser Throne, y su soplapote, Janos Slynt, aunque hubo otras miradas sospechosas entre los presentes que podrían ser significativas en el futuro.

El episodio concluyó en Essos, con Arya reencontrándose con quien alguna vez fue Jaquen H’Gar pero que ahora tiene otro nombre, o mejor dicho, ninguno, pues como Arya aprenderá dentro de la Casa de Blanco y Negro, ser un “Hombre sin Rostro” significa ser invisible y anónimo. Más al oeste, Daenerys recibió otra lección en la gran diferencia entre conquistar y gobernar cuando decidió ejecutar al exesclavo que mató al Son of the Harpy que asesinó a uno de sus guerreros en el episodio pasado. Los mismos súbditos que celebraron la llegada de Daenerys cuando ella los liberó, ayer se convirtieron en un nido de víboras que le cayeron a pedradas por lo que consideraron una condena injusta. El único consuelo que recibió la joven reina fue la visita de su dragón, Drogon, quien lució increíble gracias al alza en presupuesto que recibió la serie esta temporada.


Al igual que en los libros, la trama de Daenerys se encuentra estancada en este conflicto de Meereen que –al menos hasta ahora- parece tener poca o ninguna relevancia a lo que acontece en Westeros, que es lo que a todos nos interesa. Cuando Drogon se va volando de la pirámide al final del episodio, creo que somos muchos los que quisiéramos verla montarse en él y finalmente brincar el charco para reclamar el trono que le pertenece. 

En el próximo episodio de Game of Thrones, conoceremos al High Sparrow, nos reencontraremos con el psicópata Ramsay Snow y Brienne continúa persiguiendo a Sansa Stark hacia territorio desconocido, aunque creo saber a dónde se dirige.