El nene flaquito quiere ser “grande”, y el gordito quiere cambiar chicho por músculo. Hace tiempo que las mujeres dejaron de ser las únicas en sentir presión social para tener el cuerpo perfecto. Si a esta carga se suma la ejecutoria física en deportes y pruebas de resistencia –también vinculadas al género masculino–, la búsqueda de la silueta ideal podría desembocar en conductas autodestructivas, como el consumo dañino de drogas.

Ese es el contexto que ayuda a entender por qué “Max” (Ángel Vázquez) sucumbió a los esteroides anabólicos en el capítulo de anoche de la serie No me compares, que se transmite por Univision Puerto Rico y que puedes ver a partir de hoy por Primerahora.com on demand. Según un estudio realizado en 2016 por Superdrug, un servicio web médico de Gran Bretaña, el 80% de los hombres de ese país siente intimidación por parte de la televisión, el cine, la publicidad, los amigos, los familiares y los compañeros de trabajo. Estos factores de su entorno los presionan si son “demasiado enclencos” o si exhiben “grasa de más”, indica la investigación citada por BBC Mundo. Entonces, comienza el ejercicio excesivo, la “manorexia” (anorexia en hombres) y el abuso de esteroides anabólicos.

En principio, sus efectos podrían parecer positivos en tanto producen crecimiento de los músculos y un rendimiento físico superior. Sin embargo, cuando se pierde el control de las dosis, la primera capa de beneficios se transforma en una ilusión. Ignorar los efectos secundarios podría exacerbarlos o, incluso –como parece que le sucederá a “Max”–, generar dependencia de otras drogas.

A continuación, algunos efectos secundarios del uso inadecuado de los esteroides anabólicos que son contradictorios a la meta del “cuerpo perfecto”.

1. Paralización del crecimiento. Si un adolescente usa esteroides sin control, los altos niveles de hormonas sexuales envían señales a los huesos para que dejen de crecer antes de lo normal.

2. Calvicie. Según el estudio de Superdrug, 40% de los hombres reportó calvicie. A otros no les creció la barba que tanto añoraban.

3. Ginecomastia. La obsesión por pectorales exuberantes podría convertirlos en senos al punto de necesitar “brassiere”.

4. Grasa indeseada. El abuso de anabolizantes está vinculado al acné. Asimismo, las víctimas de la adicción han indicado acumulación de sudor, grasa corporal o cebo donde usualmente no aparece en cantidades significativas, como el ano, los testículos y el pene.

5. Atrofia testicular. Los adictos al consumo no saludable de esteroides reportan que sus testículos se vuelven flácidos y largos, y que duelen si no usan calzoncillos que los sostengan fijamente.