Nueva York. - Francis Underwood mira a la cámara casi al final del primer capítulo de la segunda temporada de "House of Cards" y se dirige a los espectadores: "¿Creyeron que me olvidé de ustedes?". Y agrega rudamente: "Quizá eso deseaban".

Interpretado por el astro Kevin Spacey, Underwood, quien pronto será juramentado como vicepresidente, tiene una modo delicioso de conspirar con el público en su depravación política en Washington: un diálogo astuto por aparte, su manera de mirar, una palabra pronunciada con acidez que sólo comparte con el público.

Aunque muchos de los episodios de la primera temporada están salpicados con revelaciones de Underwood al público, se guarda sus secretos hasta entrado el estreno de la segunda temporada.

"Sólo hay una regla", le recuerda al público en los últimos momentos, "cazar o ser cazado".

Por suerte otros 12 nuevos episodios mantendrán a Underwood a la caza cuando Netflix estrene la segunda temporada completa en su sitio de internet el viernes.

Desarrollada en la Washington de hoy, "House of Cards" es una reinvención libre de la serie británica de suspenso político que se estrenó bajo el mismo título en 1990.

Tras debutar hace un año colocó instantáneamente a Netflix como un fuerte nuevo competidor en el mundo de las series originales, robándole atención a canales de cable establecidos como HBO y AMC y consiguiendo la primera nominación al Emmy para una series transmitida por internet.

En resumidas cuentas, "Cards" cambió las reglas del juego, obligando a los espectadores (y a la industria) a pensar de manera diferente, fuera de la TV.

Ahora Underwood, quien en la serie comienza siendo un congresista importante, ha ascendido por medio de intrigas a la vicepresidencia. Pero parece que no está satisfecho con ese puesto, o por lo menos eso puede verse en las cuatro horas de adelantos que ya están disponibles en internet. Incluso aunque enfrenta amenazas cada vez mayores que podrían llevar a su caída, sigue con el impulso de seguir ascendiendo a toda costa.

"Eso es lo interesante de Francis: no tiene nada de lealtad, ni siquiera a un partido", dijo Spacey soltando una risita placentera.

De hecho, Underwood sí parece tener un par de alianzas preciadas: con su propia acumulación de poder y con su esposa Claire, su leal cómplice, interpretada por Robin Wright (que el mes pasado ganó un Globo de Oro por este papel).

La temporada pasada Underwood afirmó célebremente que ama a su esposa "más que lo que un tiburón ama la sangre". Mientras navega por el mundo político, y se adentra en el submundo, el hecho de que esté coludido con Claire es uno de los elementos más fascinantes de la serie.

"Me encanta que la nueva temporada se estrene el Día de San Valentín", dijo Spacey maliciosamente. "Creo que su relación es increíblemente romántica".

Entrevistado la semana pasada, Spacey, de 54 años, luce más joven y accesible que Underwood, quien a pesar de su encanto sureño y su energía inagotable, parece acabado por las presiones de su trabajo y su ambición insaciable.

"Hay tantas cosas que no sé de Francis, tantas cosas que estoy aprendiendo", dijo Spacey, claramente complacido de que le hayan dado más tiempo para explorarlo: Netflix anunció recientemente planes para una tercera temporada.

"Siempre pensé que la profesión más cercana a la del actor es la de los detectives", dijo. "Nos dan pistas, a veces pistas de las que están conscientes y a veces no. Después las pones todas juntas y tratas de que cobren vida como un personaje que es complejo y sorprendente, incluso para uno mismo".

El estrellato de Spacey en la serie llega tras varias películas aclamadas como "Los Ángeles al desnudo", "El precio de la ambición", "Se7en" y "Recount", así como "Los sospechosos de siempre" y "Belleza americana", por las que ganó sus dos Oscar.

Desde 2003, ha trabajado como director artístico del Teatro Old Vic de Londres, en el que tuvo el papel estelar en "Ricardo III" de Shakespeare, cuyo carácter diabólico le sirvió como modelo para su personaje en "House of Cards".

"Estoy convencido de que sin el trabajo que he hecho en el Old Vic no habría estado listo para hacer el papel de Francis Underwood", dijo el actor.

Por ejemplo, "Ricardo III" le ayudó a dominar los diálogos dirigidos al público.

"Lo hice por 10 meses en 12 ciudades alrededor del mundo", dijo Spacey, "y pude ver el brillo y el deleite pícaro de un público al que dices, 'voy a hacer esto y ustedes no van a creer que me voy a salir con la mía, así que esperen y vean'''.

"Si no hubiera visto todas esas caras, no sé si hubiera sabido qué hacer en 'House of Cards' cuando miro directamente al lente de la cámara".

Pero Spacey lo sabe muy bien y nos mira, encantado, mirándolo a él.