El actor y locutor puertorriqueño Luis Antonio Cosme se unió a otras voces que en los pasados meses se han expresado abiertamente sobre la situación actual de la Corporación de Puerto Rico para la Difusión Público.

A través de una carta abierta, que reproducimos a continuación, Cosme ofrece algunas “sugerencias”  para que la estación pública de radio y televisión pueda “mejorar”.

El comediante, quien laboró varios años en WIPR, criticó algunas propuestas del canal que han surgido en los pasados años, así como la cancelación del contrato con PBS que ofrecía programación educativa y cultural.

Por último, Cosme enfatiza en que WIPR no debe de competir con los canales comerciales, sino que debe de continuar con su misión de educativa.

A continuación, la carta de Luis Antonio Cosme.

Mi carrera como locutor de radio y televisión comenzó en WIPR hace 53 años cuando ésta era una formidable universidad “del aire” con personal y programación de vasta cultura y educación. Las figuras que me rodeaban eran genios de la sabiduría y la comunicación pública:

En el 1960 comencé a trabajar en esa, mi “Alma Mater”, teniendo como compañeros, amigos y maestros, a preclaras figuras como Abelardo Díaz Alfaro, Jack Delano, Rey Francisco Quiñones, Memel Álvarez, Gil de Ortegas,  Alberto (Beco) Zayas,  Pedro Flores, Rafael Hernández, Manuel Méndez Ballester, Héctor Campos Parsi, Rafael Pont Flores, Leopoldo Santiago Lavandero, José Luis (Chavito) Marrero,  Mercedes Sicardo,  Pablo Cabrera, Ángel F. Rivera, Wilfredo Braschi, Felo Delgado Márquez,   Amaury Veray y Gustavo Agrait  entre muchos otros.

Para ese canal trabajé como animador de los primeros conciertos del Festival Casals, y en el 1959 (en el tercero) canté como solista en la Fantasía Coral Opus 80 en Do Menor de Beethoven junto al afamado pianista Rudolph Serkin, bajo la batuta del Maestro Casals y transmitido por WIPR ese año. Allí, también hice todo tipo de locución y narración en radio y televisión. Actué en clásicos del teatro para ambos medios educativos. Bajo la dirección musical de Donald Thompson, protagonicé para el canal la opera “Ahmal y los Visitantes Nocturnos” junto a María Esther Robles, Pablo Elvira y Edgardo Gierbolini. Desarrollé todo lo que se me encomendara relacionado con el ramo de las artes representativas y culturales. Fui fundador del radio periódico “El Espectador” (diario) y participaba de un programa de comentarios internacionales todos los sábados junto a grandes y respetadas figuras de la cultura local. Además fungía como reportero del noticiario “Panorama Mundial” para los Canales 6 y 3. Con una gran pena por lo sucedido allí, desde mi retiro, creo estar cualificado para ofrecer mi parecer en cuanto a los criterios que se deben tener para seleccionar a las personas idóneas para dirigir las estaciones del pueblo de Puerto Rico.

Por eso creo estar capacitado para esbozar algunos consejos y sugerencias a nuestros líderes que hasta ahora parecen haber perdido el rumbo en cuanto a lo que debería ser nuestra radio y televisión educativa, nombrando a presidentes con equivocados criterios de lo que es cultura, educación, servicio público y métodos saludables de administración.

Para presidir este complejo servicio de comunicación deberían ser nombradas dos personas. Una que pudiera encargarse de la selección de talentos y programas que cumplan a cabalidad, sin criterios políticos, con el propósito de educar y entretener al mismo tiempo y otra para, en coordinación con el primero, administrar el presupuesto millonario, finanzas y supervisión de las estructuras y equipos de la empresa. No hay muchos que sepan desarrollar ambos conceptos a la vez. Estos estarían bajo el control y dirección activa de la Junta de Directores de la Corporación, que debe ser integrada por personal capacitado para esos menesteres. Eliminar plazas y departamentos que no cumplan con los criterios mínimos para una operación económica y saludable. ¿Para qué se necesita una flota de vehículos que no funcionan? Un departamento completo de relaciones públicas que no tiene razón de ser? Personal sin mucha cultura que inventa nombres de programas como “Cultura y Sabrosura”; “Que noche” con acento en la “e” sin ser pregunta; ¿Programas musicales sin producción ni sustancia educativa? La iluminación de eventos al aire libre como los presentados en la calle San Sebastián, semanas transmitiendo programas sin sincronía de sonido, dejar caer contratos de PBS  y otros…

Pensando en todo esto y teniendo en cuenta detalles parecidos, podríamos tener un balance para contar con una sólida dirección en la Corporación Para la Difusión Pública que merece el pueblo puertorriqueño. No hay que competir con las televisoras comerciales. Eso destruye el propósito intrínseco de la empresa. El canal de la Universidad Interamericana Ana G. Méndez es un ejemplo de lo que creo debe ser.

Luis Antonio Cosme