Josué Carrión Carrero, mejor conocido como Mr. Cash, representa en sí mismo las cualidades de un benefactor del pueblo al que su público le ha ‘devuelto’ los regalos que le ha dado en su programa de televisión, “El Tiempo es Oro”, por medio de muestras de apoyo durante el juicio federal que enfrentó por intentar llevar un arma sin permiso en un vuelo comercial.

Así lo afirmaron dos académicos y expertos en comunicación social consultados por este medio un día después del veredicto de un jurado que encontró no culpable al popular presentador televisivo y empresario de los hechos ocurridos el pasado 28 de mayo, cuando se disponía a abordar un vuelo a Nueva York en posesión de un arma que no había reportado, pero que fue detectada por oficiales de la Agencia de Seguridad del Transporte (TSA).

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Al margen del análisis legal del caso que enfrentó Carrión Carrero en el Tribunal Federal, la ocasión brinda la oportunidad para mirar de cerca la construcción de Mr. Cash como fenómeno mediático cuya popularidad sigue en ascenso y cuya influencia se manifestó tanto dentro como fuera de la sala del tribunal por la duración del proceso. Para la catedrática de la Escuela de Comunicación de la Universidad de Puerto Rico, Recinto de Río Piedras, Silvia Álvarez Curbelo, Mr. Cash –cuyo programa se emite de lunes a viernes a las 3:00 p.m. a través de Wapa TV- es un ejemplo del anfitrión de un programa de juegos que combina el factor suerte con la cultura del espectáculo para construir su imagen pública y que hasta provoca que sea percibido como figura redentora que, ante las cámaras, proyecta tener la clave para ser feliz.

“El público lo conforman personas que piensan que la suerte y que un mejor bienestar va a venir de un conductor o conductora que tiene el milagro en las manos”, dice Álvarez Curbelo, quien añadió que “quienes participan del programa (de Mr. Cash) también se convierten, por una hora, en ‘celebrities’, en artistas por un día, pues salen en televisión aunque los manden a hacer cosas absurdas de las que otra gente se puede burlar”.

Mientras, el analista de medios y también catedrático de la Escuela de Comunicación de la UPR de Río Piedras, José Rivera, considera que Carrión Carrero ha comenzado a ubicarse en una categoría a la que perteneció en su momento Luis Vigoreaux y que fuera de Puerto Rico ocupa Mario Kreutzberger, mejor conocido Don Francisco.

Rivera manifestó que son anfitriones que “se muestran como padres bondadosos que tienen los recursos para dar, que no proyectan que son intelectualmente superiores al público al que se dirigen y que hasta dejan pasar algunos deslices de quienes participan en sus programas”, caracterizados por los juegos de azar y los premios.

Ambos académicos suman a las características de esta figuras mediática, el uso de un discurso religioso que afinca su pertinencia entre ciertos grupos sociales del País, “como si él fuera de una manera un instrumento para hacer feliz a Puerto Rico”, en palabras de Álvarez Curbelo.

“Nuestro pueblo siempre ha vinculado nuestras características culturales con los asuntos religiosos. El ser caritativo, el ayudar al prójimo, el darle la mano al que me la ha dado antes… Y es un recurso fantástico o terrible para echar mano de él según las circunstancias”, añade Rivera.

Un ejemplo de lo anterior ocurrió a cuatro días de su arresto, el pasado 2 de junio, cuando Mr. Cash reapareció como presentador del espacio televisivo que ocupa en Wapa TV. En aquella ocasión, el programa se caracterizó por su tono religioso, con la participación del cantante de música sacra Samuel Hernández.

Así, la identificación del público con el “personality” se traduce en un apoyo masivo, sobre todo a través de las redes sociales.

Mr. Cash tiene un fan page en Facebook que al momento en que se redactó este artículo contaba con 159,000 “likes”, mientras que en su cuenta de Twitter tiene sobre 37,000 seguidores. Carrión Carrero se mantiene activo en ambas redes y las ha utilizado para pedir oración y agradecer el apoyo de su público en medio del proceso judicial del que finalmente salió airoso.