Lisandra Casanova, de 38 años, conoce por experiencia lo costoso que resulta ser paciente de cáncer. 

Eso fue lo que la motivó a recaudar dinero en su comunidad para hoy entregárselo personalmente al comediante Raymond Arrieta, en el tercer día de la caminata Da Vida, a beneficio de los pacientes del Hospital Oncológico de Puerto Rico.

A la madre de tres hijos no se le hizo fácil llegar hasta él por la multitud que siempre lo rodea y las medidas de seguridad que se toman para garantizar la seguridad del artista. Sin embargo, esta tarde, Arrieta recibió a la fémina en el tráiler donde se disponía a descansar tras el recorrido que cubrió los pueblos de Fajardo y Luquillo.

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Tímida y llorosa, Casanova le entregó al anfitrión de Día a Día un frasco plástico de jugo en polvo con dinero en el interior y le explicó que el mismo provenía de los vecinos de la comunidad en que reside.

“Yo soy paciente de cáncer, pero quise venir hoy a darte personalmente el dinero de parte de mi comunidad”, le dijo la mujer con la voz entrecortada. Raymond le respondió con un deseo de sanación.

Fue un encuentro breve, mas para la paciente que tiene un carcinoma en la cabeza y cuello en su etapa 4, significó mucho.

“Como él nos está ayudando a los pacientes de cáncer, quería venir entregárselo directamente él. Él es nuestro dios”, afirmó Casanova, quien recibe ayuda de la Liga Puertorriqueña contra el Cáncer.

“No esperaba que me fuera a atender, pero luché, luché y luché hasta que lo logré. Yo quiero decirle a Raymond que muchas gracias por lo que hace y por aceptarme en su tráiler”, manifestó.

Salió a las 3:50 p.m. del Humacao Arena.

Minutos antes, el actor se expresó físicamente agotado por el recorrido, que hoy entró en su tercer día, y que el ejecuta por séptima ocasión. No obstante, se expresó feliz de haber podido completar el tramo tan rápido.

“Estoy bien cansado, pero gracias a Dios, llegamos a buena hora. Veníamos muy rápido. (Fue por) la emoción… y cuando tenemos gente nueva al lado, yo les digo, ‘miren yo vengo desde Humacao, cójanlo suave’. Se emocionan y vienen bien rápido. Lo importante es que llegó todo el mundo bien”, indicó en un aparte con este medio.

Como en cada caminata, fueron innumerables las pausas que tuvo que hacer para que los pacientes que tienen sus esperanzas fijadas en él pudieran saludarlo, abrazarlo y entregarle detalles que simbolizan su lucha contra la enfermedad. Son los niños los que más conmueven al también animador.

“Son muchos nenes (los que vienen a saludarme). Yo tenía un taco aquí” –se toca la garganta– “es muy difícil de controlar, pero siempre nos pasa lo mismo. Al tercer día, ya las emociones atacan y uno empieza a sentir. En cada caminata hay tanta y tanta gente. Cada año se hace más difícil”, sentenció.

El cierre del tercer día concluyó con un recibimiento a Arrieta al son de bomba, donde zanqueros residentes en Luquillo y bailarines de ese ritmo llenaron de folclor el área que fue inundada por miles de caminantes.

Coros como “el pueblo se está quemando por falta de agua”, que guardan total sentido con la realidad que experimenta el País en estos días por debido a la sequía en varios municipios, retumbaban desde una plataforma, auspiciada por el mencionado municipio, en la entrada a las instalaciones de Liberty Cable, donde se estableció el punto de descanso para el comediante.