La nueva versión de Evil Dead -adaptada del clásico filme de horror de 1981, dirigido por Sam Raimi- camina esa fina línea entre el homenaje y la innovación que muy pocos cineastas logran con éxito al intentar rehacer una icónica película. El largometraje del cineasta uruguayo Fede Álvarez es su propio ultra violento monstruo, uno que no persigue emular al original sino inspirarse por lo que este hizo correctamente hace más de tres décadas.

El concepto es el mismo e igual de simple: toma a cinco jóvenes, enciérralos en una vieja cabaña en la que nadie en su sano juicio pernoctaría y míralos cómo van cayendo uno a uno, víctimas poseídas por los sádicos demonios del antiguo libro Necronomicon. La mayor diferencia entre la versión original y ésta es que Álvarez, junto al coescritor Rodo Sayagues, le dan su propio toque al viejo argumento proveyendo a los personajes un trasfondo al igual que una excusa para permanecer en un lugar tan espantoso. Es una pequeña alteración que hace una gran diferencia en cómo transcurre la historia.

Jane Levy interpreta a “Mia”, una joven con problemas de adicción que es llevada por su hermano y tres amigos a la vieja cabaña de su familia para realizarle una intervención: la obligarán a quedarse ahí hasta que sobrepase los síntomas de abstinencia tras dejar de consumir drogas. Lo que aparentan ser síntomas normales se van tornando cada vez más extraños luego de que uno de los jóvenes lee en voz alta de un antiguo libro que encuentra en la cabaña, tal y como haría cualquier persona racional cuando encuentra un texto satánico repleto de advertencias acerca de su contenido.

Pero el punto es llegar a ese momento cuando los demonios se van apoderando de los jóvenes y Álvarez pone a prueba nuestros niveles de tolerancia en torno al morbo. Luego de establecer claramente todos los artefactos que hay dentro de la cabaña que pudiesen ser usados para infligir daño, el director nos muestra con lujo de detalles lo que éstos son capaces de hacer. El resultado es aun más macabro por el hecho de que Álvarez –muy a tono con la cinta original- no recurrió a efectos computarizados sino prácticos para recrear las mutilaciones, desmembramientos y otras atrocidades, obteniendo la repulsiva verosimilitud que lo digital aún no puede alcanzar.

Álvarez inicia con un paso firme su incursión en el séptimo arte con su ópera prima. El trabajo del cineasta demuestra el conocimiento de alguien que vio mucho cine antes de tomar las riendas de su primera producción hollywoodense, creando una atmósfera de terror sin la necesidad de recurrir a lo trillado y componiendo secuencias que tientan a uno a cerrar los ojos. Hay un tiro de cámara en específico, en los últimos minutos de la película, que está destinado a ser una de esas imágenes emblemáticas del género, como Freddy Krugger atravesando la pared de la recámara de Nancy.

El estreno de Evil Dead se ha promocionado como “el filme más aterrador que jamás experimentará”. Aunque difiero con lo de “más aterrador”, sin duda es uno de los más sangrientos que se ha visto, al menos en el cine comercial. ¿Cuán sangriento? Se ha reportado que Álvarez usó alrededor de 100,000 galones de sangre artificial para realizar la película. La última y espectacularmente brutal secuencia confirma este hecho. Si van a verla, recuerden llevar sus impermeables.

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