Ese es el título del artículo que resumía los resultados de un estudio que evidencia que, cuando leemos o escuchamos  palabras negativas, podemos llegar a percibir cualquier dolor como más fuerte de lo que  es.  

Parece ser, según los investigadores, que el describir  los dolores con palabras como “insoportable” o “atroz”  activa la misma región del cerebro que se estimula cuando sentimos dolor físico.

 Se ha sabido durante mucho tiempo que la percepción del dolor es algo personal. Lo que resulta fascinante es que aparezca evidencia que le dé a la palabra hablada el peso que merece.  No, las palabras no se las lleva el viento, por lo que tenemos que ser conscientes de los pensamientos que las generan. 

Todas nuestras palabras son el resultado directo de algún pensamiento, consciente o inconsciente.  Vivimos entre dos conversaciones, la que genera la mente y la que produce nuestra garganta o el medio escrito.  Pero todo comienza con el pensamiento.

 En las enseñanzas metafísicas, siempre se ha dicho que “si quieres darle fuerza a algo, sigue pensando en ello”.  Ahora podemos añadir que, si quieres darle  más fuerza, escógelo como un tema de conversación. Si enfatizar el dolor físico lo hace más fuerte, entonces, ¿por qué no pensar que ocurre lo mismo con el dolor emocional?  Ya es hora de que comencemos a tener un poco más de responsabilidad sobre nuestras palabras, empezando por conocer nuestras mentes y esos pensamientos que ellas generan.

No podemos negar que hay dolores físicos y emocionales que  pueden llegar a ser difíciles de soportar.  No es cuestión de negar una realidad existente, sino de tratar de entrenar la mente para que la perciba tal y como es.  La próxima vez que te duela algo, ya sea porque te hayas roto un hueso o porque alguien te haya roto el corazón, siente el dolor, pero no permitas que domine tu mente y tus palabras.  Vivir libres de drama siempre nos hace más felices.

Preguntas a Lily 

Tú preguntas

A mi novio le ofrecieron trabajo fuera de Puerto Rico. Soy hija única y  bien apegada a mi mamá. Siento que, si me voy, soy una mala hija,    pero creo  que es una buena oportunidad.  ¿Qué hago?

Yo te respondo

Aunque el que te vayas será una pérdida para tu mamá,  es también un proceso normal que muchas familias pasan. Hazle saber que siempre estarán cerca a pesar de la distancia y da el paso.