Hola, ¿cómo están? Soy yo, El Sabelotodo… y estoy de vuelta.

Quienes me conocen saben  que yo lo sé todo; de ahí mi nombre. Y antes de que continúen el odioso refrán: “lo que no sabe, se lo inventa”, permítanme aclararles que no es así: lo que no sé, yo me fajo buscándolo hasta que lo encuentro. Así que si tienes alguna duda, pregúntame y aquí encontrarás la respuesta.

Camino de San Juan a Ponce

A partir de un plan general de carreteras propuesto en 1859, se comenzó la construcción de la añorada Carretera Central, que uniría a la capital con Ponce, la segunda ciudad comercial de mayor importancia en la Isla. Se trataba, por supuesto, de una carretera de primer orden que conectaría a San Juan con la Ciudad Señorial, atravesando los municipios de Río Piedras, Caguas, Cayey, Aibonito, Coamo y Juana Díaz.

La llamada Carretera número 1, constituiría la principal vía del País y su construcción propiciaría el desarrollo económico y social de Puerto Rico. De igual forma, permitiría que el ejército realizara el traslado de tropas y fortaleciera la defensa de áreas distantes de la capital. La carretera contaría con varios lugares designados para la muda de caballos y se construirían casas de piedra para albergar a peones camineros a lo largo de todo el trayecto.

Desde finales de la década de 1850 ya existía un tramo que conectaba a San Juan, Río Piedras y Caguas, al norte, y otro que conectaba a Ponce, Coamo y Juana Díaz, al sur. Sin embargo, no fue hasta 1875 que se construyó el tramo de Caguas a Cayey, concluido en 1881, que fue el primero en penetrar la Cordillera Central. Posteriormente, se completaron segmentos de la carretera, abriendo tramos en ambas direcciones simultáneamente.

La fuerza laboral empleada en esta obra de ingeniería estuvo compuesta, principalmente, por jornaleros de diferentes partes de la Isla.

Sin embargo, la necesidad de más trabajadores propició la utilización de confinados. Éstos, según Luis Pumarada O’Neill, fue el recurso más valioso ya que se les asignaba el trabajo más duro, como la extracción de piedra, el machaqueo y el transporte, por menos dinero que el que recibía un jornalero libre.

Cientos de presidiarios fueron empleados, junto a más de 300 confinados que fueron traídos de la vecina isla de Cuba, entre los que se encontraba una numerosa población de origen chino. De no haber sido por la participación de los presidiarios, la carretera central no hubiera sido terminada hasta comenzado el siglo XX.

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