El agua, su fluidez, el ruido y su desembocadura les cuentan al oído, a la mirada y a las manos de dos pares de escultores cómo plantar la tridimensionalidad del arte en la tierra.

Así discurre el espíritu de la IV Bienal de Escultura en Concreto, la cual se realiza hasta el 23 de abril en la orilla del río Cagüitas de Caguas. Insertados en la urbanización Santa Juana del municipio, los artistas Annex Burgos, Néstor Otero, Dhara Rivera y Melquiades Rosario atrapan la esencia del río para erigir sus piezas como espectáculo público.

La jornada de trabajo en la ribera del río está abierta al espectador de lunes a viernes de 8:00 a.m. a 3:30 p.m., según las condiciones del tiempo y las necesidades de cada obra debido a que ciertas fases de las esculturas transcurren entre los talleres de los artistas y el mencionado escenario natural.

Bajo la coordinación de la escultora María Elena Perales, los escultores se aferran al concreto para producir piezas que dialogan “con el río y su entorno”, detalla Néstor Otero.

“El concreto, como materia prima de estas piezas, es lo que hace que este evento sea único, dándole a los escultores la posibilidad de crear en un material que es económico, permanente, con muchas alternativas y que ha sido utilizado por grandes maestros como Picasso, quien creó innumerables piezas de gran formato”, informa Perales, quien es la autora de múltiples esculturas que adornan a Caguas como la india de la entrada al pueblo.

Según Perales, la Bienal se origina como parte de un sueño que trajo de México mientras estudiaba en dicho país. Allí, la artista conoció la Ruta de la Amistad y por sus ansias de traducir ese corredor escultórico en la Isla, ésta le expuso la idea al alcalde de Caguas William Miranda Marín, quien abrazó y sumó el plan al proyecto de conciencia ambiental Honor al río.

Los escultores moldean sus obras junto con unos confinados que “ayudan en todo”, dice Melquiades Rosario. “Ellos establecen respeto mientras nos piden confianza; es como si no estuvieran categorizados como confinados”, narra Rosario sobre quienes cortan, miden y sugieren en pro de la obras de este jardín escultórico.

Fluir para cincelar

Que fluya; ésa es la metáfora latente entre los procesos creativos de los imagineros y el río. Tras reuniones y conversaciones, de acuerdo con Otero y Annex Burgos, “la decisión colectiva fue la de establecer un paisaje paralelo al que ya existía y mantener unas sensibilidades entre las piezas de todos”.

Otro denominador común entre las esculturas -que no sobrepasarán los 15 pies- es esa suerte de restablecer una relación con la naturaleza. Para ejemplificar, la escultura de Dhara Rivera pretende “ser un objeto estético que reproduce las formas del agua que fluye y, si lloviera, quisieras estar ahí”, asegura la artista.

Así las cosas, Oye -colaboración entre la pareja Burgos y Otero-, Como el agua que fluye de Rivera y Oda de Rosario son obras-museo que plasman y encierran la camaradería, admiración y respeto por los esfuerzos cotidianos de cada uno así como una reverencia mística al río.

El desarrollo del trío escultórico puede verse al atravesar el paseo Honor al río además de que las audiencias atestiguarán el colofón de la ejecución con su develación el 23 de abril.